Portada » Arte » Conceptos y Obras Maestras del Arte Románico: Arquitectura, Escultura y Pintura Medieval
A continuación, se presenta una recopilación de los términos fundamentales utilizados en la arquitectura y el arte románico:
Nos encontramos ante una iglesia de autor desconocido, construida en Palencia entre el 1066 y el 1085. Este edificio de planta basilical tiene tres naves con transepto alineado y tres ábsides en la cabecera. Las naves se cubren con bóvedas de cañón sobre arcos fajones, y el crucero, con cúpula sobre trompas. El exterior presenta un conjunto de elementos: transepto resaltado en altura, ábsides escalonados, cimborrio octogonal y dos torres circulares a los pies del templo que proporcionan equilibrio.
La decoración exterior de los muros es plenamente románica. Distinguimos ventanas con columnas, líneas de imposta y molduras decoradas con el típico taqueado jaqués, bandas verticales de sección semicircular y canecillos esculpidos bajo las cubiertas. Esta iglesia ha sido considerada como uno de los ejemplos más representativos de la arquitectura románica, ya que reúne todas las características de este estilo artístico.
Nos encontramos ante una catedral construida por los maestros Bernardo el Viejo, Roberto y Esteban en Santiago de Compostela, Galicia, cuya construcción comenzó en 1075 y fue remodelada en época barroca. Este edificio tiene planta de cruz latina con tres naves, prolongándose las laterales en los brazos del transepto, y con una girola con absidiolos radiales.
La altísima nave central está cubierta con bóveda de cañón reforzada por arcos fajones, y las laterales, con bóveda de arista. La separación entre las naves se realiza mediante arcos de medio punto apoyados sobre pilares compuestos. Los pilares alternan la sección cuadrada y la circular. Sobre las naves laterales se construyó la tribuna, característica de las iglesias de peregrinación.
No tiene claristorio en la parte alta, pero recibe la luz por las ventanas exteriores de la tribuna y penetra en la nave a través del triforio de arcos geminados de medio punto. La catedral tenía tres grandes portadas: la más monumental a los pies y las otras dos rematando los brazos del transepto. La Catedral de Compostela se construyó para acoger las reliquias del apóstol Santiago. Este edificio es la meta final del Camino de Santiago, ruta de peregrinación que partía desde varios puntos de Europa. Por lo tanto, el edificio pertenece a la tipología de iglesia de peregrinación con la planta propia de este modelo.
Se puede considerar la obra cumbre del románico español, pues presenta las características de este estilo plenamente. Destaca por sus grandes dimensiones (97 m de largo) y por su compleja cabecera. El exterior del templo fue muy reformado en época barroca, alterando el aspecto original románico, aunque conserva la portada de las Platerías y el Pórtico de la Gloria.
Nos encontramos ante la fachada principal de la Catedral de Santiago de Compostela, construida en 1188 por el Maestro Mateo. Consta de tres vanos protegidos por una especie de pórtico. El más amplio corresponde a la nave central, y los otros, a las laterales. La estatua de Santiago, en el parteluz, da la bienvenida a los peregrinos.
Las escenas expuestas recrean el Apocalipsis. En el tímpano del acceso aparece Cristo rodeado por el tetramorfos. Acompañan la escena cuatro ángeles a cada lado, que sostienen los símbolos de la Pasión de Cristo. Los veinticuatro ancianos del Apocalipsis, con coronas e instrumentos musicales, aparecen de forma radial en la arquivolta. En las jambas encontramos a los apóstoles, en el pilar derecho, y a los profetas, en el pilar izquierdo. Los profetas representan el Antiguo Testamento, y los apóstoles, el Nuevo Testamento. En los laterales del pórtico, ángeles con trompetas anuncian el Juicio Final.
El pórtico estaba en su origen policromado, aunque ya solo conserva color en pequeños espacios. Este pórtico románico transmite grandeza y majestad. A pesar de pertenecer al arte románico, presenta algunas características del arte gótico, como el relieve de casi bulto redondo, o las estatuas independizadas del soporte. Las esculturas del pórtico cierran el periodo del arte románico y preceden a la aparición del gótico. Por ello se considera una de las obras fundamentales del arte medieval.
Nos encontramos ante un claustro construido por diferentes maestros, realizado a principios del siglo XI y localizado en Burgos. Los capiteles del claustro representan temas muy variados: decoración figurativa de distintos temas bíblicos, animales fantásticos o decoración vegetal. Los relieves de los ángulos representan diversas escenas de la vida de Cristo:
Las escenas aparecen enmarcadas dentro de un arco de medio punto. En el relieve de la duda de Santo Tomás, los personajes están escalonados en tres niveles. Cristo, en el nivel inferior, levanta el brazo para que Tomás toque la herida. A pesar de no estar en el centro, parece que todos los apóstoles miran hacia él. Siguiendo la regla de la estructura jerárquica, Cristo tiene mayor tamaño que los apóstoles. Para dar sensación de movimiento, los personajes cruzan las piernas y están dispuestos de manera que se amoldan a la forma del marco arqueado, incluso algunos sobresalen de él. Destaca el tratamiento de los ropajes que se adaptan al cuerpo, la sensación de armonía y la delicadeza de la talla. El claustro es la única dependencia románica que se conserva del Monasterio de Silos. Las imágenes esculpidas ayudan a los monjes en su meditación y oración.
Nos encontramos ante la portada de la abadía de San Pedro de Moissac en Francia, cuyo tímpano fue esculpido hacia el año 1115 por un autor desconocido. Las arquivoltas y jambas están decoradas con motivos vegetales y geométricos, lo que concede todo el protagonismo al tímpano. En él se representa al Pantocrátor según el Apocalipsis de San Juan.
En el centro aparece Cristo sentado sobre un trono. En una mano sostiene el libro de la ley y levanta la otra en actitud de bendecir. Aparece rodeado del tetramorfos, es decir, los símbolos de los cuatro evangelistas: el león representa a San Marcos, el ángel a San Mateo, el águila a San Juan y el toro a San Lucas. En la parte inferior, a modo de friso, aparecen los 24 ancianos del Apocalipsis.
La figura de Cristo, siguiendo una estructura jerárquica, se sitúa en el centro y es de mayor tamaño. Aparece en posición frontal e hierática. El resto de personajes dirigen la mirada hacia él. La decoración se complementa con las ruedas de fuego del infierno en el dintel, en las jambas Isaías a la izquierda y San Pedro a la derecha, y en el parteluz, se representa a las bestias del Apocalipsis. No hay ningún lugar sin relieves debido a su tendencia al horror vacui. Hay cierto movimiento en la escena, pero los rostros de los personajes son totalmente inexpresivos. Esta obra, que transmite sensación de grandiosidad, representa el Apocalipsis, un tema muy frecuente en las portadas románicas.
Nos encontramos ante los frescos de la Iglesia de San Clemente de Tahull, pintados en 1125. En el cuarto de la esfera de la cúpula aparece el Pantocrátor rodeado de una mandorla. Está acompañado por el tetramorfos, abajo, y por ángeles a derecha e izquierda. Cristo aparece nimbado, con una mano bendice y con la otra sostiene el libro en el que leemos en latín: ‘Ego sum lux mundi’ (yo soy la luz del mundo). A los lados de la cabeza vemos las letras alfa y omega, que simbolizan el principio y el fin.
Hay claramente una separación entre el cielo y la tierra. Cristo está sentado en el trono celeste y apoya los pies sobre la tierra. En el nivel inferior, se representa a los apóstoles y a la Virgen. Cristo se presenta como protagonista del conjunto. Aparece en el centro del nivel superior y de un tamaño mucho mayor que el resto de personajes. Su postura, inscrita en un rombo, sigue el modelo del Pantocrátor románico. Los colores, muy vivos y brillantes, destacan sobre el resto de pinturas murales europeas de la misma época. El conjunto se caracteriza por la abstracción de los rasgos y la ausencia narrativa, ya que los personajes, que aparecen de frente, no se relacionan entre sí.
