Portada » Historia » La Configuración Histórica de Hispania: Desde los Pueblos Prerromanos hasta la Monarquía Visigoda
Es el conjunto de pueblos indígenas que habitaban los territorios que conquistó el Imperio romano entre los siglos III a.C. y II d.C. (aprox.). En la península Ibérica existían dos grandes áreas culturales anteriores a la llegada de los romanos en el siglo III a.C. (218 a.C.):
Un tercer elemento estaría constituido por los Celtíberos, localizados en el Ebro medio y la Meseta Norte, que serían pueblos celtas con influencia ibérica. El territorio navarro quedó integrado en el área celta (vascones).
Nombre dado por los autores latinos (Estrabón, Tito Livio, Plinio) a las poblaciones prerromanas localizadas en los actuales territorios de Navarra, La Rioja Baja, Aragón, País Vasco y noreste de Cantabria antes de la llegada de los romanos desde el siglo II a.C. a esta zona. Se formaron dos áreas diferenciadas:
Divisiones administrativas creadas para organizar los territorios conquistados por el Imperio romano desde el siglo III a.C. La división provincial de la Península conoció tres fases:
El territorio de Navarra perteneció a la provincia Tarraconense y al convento jurídico de *Caesar Augusta* (Zaragoza).
Núcleo de población de época romana, situado en la actual Mendigorría (Navarra), formado a partir de un asentamiento preexistente de la Edad de Hierro, romanizado en el siglo I a.C. Alcanzó su máximo esplendor en el siglo I-II d.C. y se encontraba en la calzada romana que unía *Pompaelo* (Pamplona) con *Caesar Augusta* (Zaragoza). Su importancia radica en los restos arqueológicos que muestran un gran desarrollo urbano, sobre todo por su sistema de abastecimiento de aguas, y también por hallazgos de mosaicos, termas, viviendas, etc.
Es el proceso de aculturación por el cual, mediante la conquista, se implantan la lengua, el derecho, la religión, el arte y la literatura, así como la organización social y política, propias del Imperio romano, a los pueblos conquistados. Se desarrolló entre los siglos III a.C. y V d.C.
Los factores que impulsaron esta aculturación eran:
La romanización de la Península fue desigual, comenzó más tardíamente que la conquista (siglo I a.C.) y, en general, afectó con más intensidad a los territorios de más antigua conquista. En el territorio navarro se aprecia una mayor romanización en la parte llana meridional (*ager vasconum*) que en la montañosa septentrional (*saltus vasconum*).
Dominio político establecido en la Península Ibérica entre el 507 y el 711 por los visigodos, pueblo de origen germano, y con capital en Toledo. Su origen se debe al desplazamiento de los visigodos desde el sur de Francia tras ser derrotados por los francos (Batalla de Vouillé en el 507).
La formación de esta monarquía fue el resultado de un triple proceso desarrollado entre los siglos VI y VII por sucesivos monarcas:
Se trataba de una monarquía electiva que gobernaba apoyada en dos instituciones: el *Aula Regia* (nobleza) y los Concilios (clero). Desde finales del siglo VII, la monarquía entró en una fase de crisis interna que condujo a su final mediante la conquista musulmana en el 711.
Denominación que recibían los hispanos que profesaban el cristianismo bajo la dominación musulmana de la Península (Al-Ándalus) entre los siglos VIII y XII (del árabe *musta’rib*, ‘arabizado’).
Los musulmanes permitían conservar su religión a las llamadas «Gentes del Libro» (religiones monoteístas anteriores al Islam) a cambio del pago de tributos. En Al-Ándalus, los judíos y cristianos no convertidos formaban la categoría social de los *dimmíes*, y pagaban un doble tributo:
Los mozárabes fueron reduciéndose en número por motivos culturales a lo largo de los siglos. La convivencia entre las tres religiones de Al-Ándalus solo se rompió en los siglos XI-XII cuando los almorávides (bajo el califa Abd al-Mumin) obligaron a la expulsión de los judíos y cristianos (acusados de contactar con los reinos cristianos peninsulares); muchos decidieron convertirse y otros abandonaron el territorio.