Portada » Lengua y literatura » Federico García Lorca y la Generación del 27: Un Recorrido por la Poesía Española del Siglo XX
Respecto a la poética de Lorca, supo unir la predisposición natural para la creación poética con un riguroso trabajo en busca de la perfección. Se mueve poéticamente entre la tradición y la vanguardia, sintetizando lo popular y lo culto.
La tradición se manifiesta en la herencia que la poesía española deja en su obra, y la vanguardia en su adscripción a la estética surrealista. Son muy significativos los símbolos. De Góngora hereda la creación de imágenes audaces y de metáforas muy personales. Es característico un profundo sentimiento de frustración. Este destino trágico se ramifica en el amor, como pasión poética o frustración, y la muerte.
En los temas de la poesía lorquiana, la mayoría son los temas eternos de la poesía. Lo distingue de los demás el modo de tratarlos, tanto en la forma de expresión como en el contenido. Muchas veces los temas están inmersos en imágenes, en símbolos. Los más significativos son la frustración, el amor y la muerte.
La frustración está relacionada con la esterilidad, tanto de la mujer como del amor homosexual. Las imágenes expresan este sentimiento de fracaso; de ahí la preferencia por los seres más débiles, oprimidos y marginados.
El amor, como una fuerza arrolladora capaz de todo, es concebido como deseo sexual y frecuentemente expresado en su vertiente más física, pero bajo la amenaza del dolor y el fracaso.
La muerte acompaña todos sus textos, y como pareja indisoluble del amor y de la vida. Se presenta de manera violenta o brusca.
Los marginados fueron un tema de preocupación constante.
La obra poética de García Lorca se divide en dos etapas principales:
Esta primera etapa se prolonga hasta 1928 y representa al Lorca más conocido. En este momento, la poesía pura y la neopopularista triunfan, y hay una clara influencia de la lírica popular y tradicional.
Fue su primera colección de poemas, publicada en 1921. Destaca el «yo poético explícito». Lorca concibe la poesía como vehículo para la manifestación de su personalidad y sus sentimientos. Aparecen temas como la rebeldía, el amor, la muerte y la frustración. Los poemas están influidos por el Modernismo y la lírica tradicional.
En esta obra, se abordan temas como el amor y la muerte, expresados con versos cortos, ritmo popular y musicalidad. Lorca muestra un gusto por expresiones poéticas de corte popular. El amor, la soledad, la muerte, el destino trágico, la pena y las ansias de vivir sofocadas por circunstancias adversas confluyen en esta obra. El poema está dedicado a los grandes cantaores andaluces. También hay versos que describen su Andalucía como un lugar yermo, mítico y de trágicas connotaciones.
Es el tercer libro publicado de Lorca, compuesto por 17 poemas breves, anecdóticos y plagados de alusiones al color. Influye la lírica popular. Aparece Granada. Sus poemas aúnan tradición e innovación.
Es un conjunto de poemas que André Belamich publicó póstumamente en una edición crítica. Consta de versos breves con el tema de la frustración amorosa, a la que los personajes proporcionaban un sentido de desolación existencial más general.
En el Romancero gitano se aúnan la tradición culta, la audacia vanguardista y los ritmos populares. Utiliza diversos símbolos que otorgan un gran poder de sugerencia y un halo de misterio. En los símbolos del «lorquismo» queda proyectado su sentimiento trágico de la vida.
La segunda etapa de su obra poética va desde su residencia en EE. UU. hasta su muerte.
Los poemas que compuso a raíz de su estancia en EE. UU. se publicaron en 1940 con el título de Poeta en Nueva York. Con esta obra se produce un cambio en la poesía de Lorca. Los poemas que lo componen son surrealistas, con la intención de denunciar las injusticias de la deshumanizada sociedad capitalista norteamericana. Lorca proyecta en este ambiente sus conflictos personales. La influencia del surrealismo se advierte en la libertad expresiva: Lorca utiliza el verso libre, la ruptura de imágenes simbolistas y la escritura de una alucinada sucesión de metáforas puras y complejas imágenes simbolistas.
Tras la experiencia neoyorquina, el teatro ocuparía más la atención del poeta, aunque continuó con su producción lírica.
Lo componen 18 poemas. Es el resultado de la atracción que siempre sintió por el mundo oriental. Obra variada y compleja donde aparecen el amor y la muerte. Sus composiciones evocan lo natural. Hay elementos surrealistas y es importante el erotismo.
Es una elegía que combina la tradición popular y culta para plasmar la tristeza y desolación por la muerte del torero. Se divide en cuatro partes y es una de las obras más populares de Lorca.
Son un encuentro con la tradición y la lengua gallega. Hablan de lluvia, naturaleza y arquitectura tradicional. Con ritmos tradicionales de la lírica galaico-portuguesa, los textos son muestra del popularismo lorquiano y mantienen elementos funestos.
Once sonetos para manifestar la experiencia personal amorosa del poeta, donde se debaten el gozo y el dolor. El amor es un tema fundamental que alude a lo carnal, al corazón y al alma del poeta, con una notable carga erótica.
La Generación del 27, también conocida como Grupo Poético del 27, denomina a una serie de autores, básicamente poetas, que renovaron la lírica en los años 20 y 30 del siglo XX, fusionando la rica tradición literaria española con las corrientes más innovadoras y vanguardistas. El esplendor artístico y cultural de este periodo ha llevado a acuñar la denominación de Edad de Plata para esta etapa de la cultura española.
Fue un grupo compacto y variado al que la situación política del país disgregó, pero que produjo obras excelentes en torno a la Residencia de Estudiantes de Madrid y al Centro de Estudios Históricos. Entre sus miembros más destacados se encuentran: Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Dámaso Alonso, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Manuel Altolaguirre y Emilio Prados.
El nombre del grupo surge a raíz de la celebración del tercer centenario de la muerte de Góngora.
Todos eran amigos, por lo que se les ha llamado la Generación de la Amistad, y participaron en revistas que fueron creando en distintas ciudades. Como suceso generacional clave, se ha señalado la celebración del III centenario de la muerte de Góngora.
En la primera etapa, tomaron como modelo a Juan Ramón Jiménez y, a partir de 1928, a Antonio Machado y Pablo Neruda. Se oponen estilística y temáticamente a la Generación del 98. Comparten influencias tanto de las vanguardias como de la literatura española clásica y popular. Tienden al equilibrio entre lo intelectual y lo sentimental.
La crítica suele hablar de tres etapas, marcadas por el año 1927 y la Guerra Civil:
Los miembros de la Generación del 27 presentan afinidades estéticas comunes. Los escritores aúnan la tradición literaria y las nuevas corrientes vanguardistas, tendiendo al equilibrio. Conjungan la tradición literaria y la renovación, emplean formas métricas cultas y populares, prestan atención a la poesía española y a la extranjera, y buscan la perfección formal de la poesía pura, pero transmitiendo la experiencia personal.
En resumen, juntaron lo mejor de la literatura tradicional con las novedades vanguardistas.
Con respecto a la lengua poética, intentan renovar el lenguaje, buscando la belleza a través de la imagen, que se nutre de novedades vanguardistas y de la tradición clásica de la metáfora.
Respecto a los temas, destacan:
La estética, según Fernando Lázaro Carreter, se define por la tendencia al «equilibrio perfecto».