Portada » Arte » Obras Maestras del Arte Clásico: Un Recorrido por Grecia y Roma
Autores: Ictino y Calícrates. La arquitectura griega clásica (475-323 a.C.) representa la culminación y el perfeccionamiento de todas las manifestaciones artísticas griegas, tanto a nivel formal como técnico. Esta plenitud coincide, y no por casualidad, con el auge político, económico y cultural de las Polis griegas, en especial Atenas. En estos años nace la Democracia como forma de organización política del Estado. El siglo V a.C. es el verdadero Siglo de Oro de la cultura griega. Los edificios estaban hechos para ser admirados desde el exterior, es por esto que le dan mayor importancia a los exteriores y no a los interiores. El templo es el modelo más representativo de la arquitectura griega clásica. Con el templo griego nacen los dos principales órdenes arquitectónicos de este periodo: el dórico y el jónico.
El estilo dórico es el más formal y austero, se empleaba en exteriores, especialmente de los templos dedicados a los dioses. El estilo clásico se caracteriza por un capitel de gran sencillez, formado por collarino, equino y ábaco cuadrado, así como por un friso en el que se alternan metopas y triglifos. Las columnas son esbeltas y carecen de basa. Se cree que tuvo su origen en las construcciones en madera, cuyas formas pasan a la piedra. Así, los triglifos responderían a las cabezas de las vigas transversales en las construcciones de madera.
El Partenón representa la culminación de este estilo. Adopta unas proporciones atípicas y un número de columnas poco frecuente: 8 en las fachadas principales y 17 en las laterales (en lugar de las 6 x 13 que marcaba el canon). En este edificio, hecho a escala humana, predominan las líneas rectas, como implicaba el sistema constructivo, el arquítrabado. La arquitectura griega tomaba como referencia la egipcia, también marcada por las líneas rectas. El propósito principal del Partenón era proporcionar a Atenea una morada digna. El templo no está concebido como espacio interior, ya que el culto se celebraba en el exterior, en un altar frente a la entrada oriental. Se trata de un templo octástilo y períptero, con una proporción de 8 columnas en el lado corto y 17 en el largo. El interior está dividido en pronaos, naos y opistódomos.
La forma del Partenón es la del templo griego tradicional, con el interior dividido en dos partes. La cámara oriental, denominada Hecatompedos por su longitud. Más adentro, un peristilo abierto que continuaba desde el umbral de la puerta hasta detrás de la estatua. La iluminación se recibía a través de una enorme puerta. El techo era plano y de vigas de madera. La segunda cámara, occidental, de menor tamaño, era donde se guardaban los objetos del ritual y el tesoro de la liga ateniense y del estado. Se le denominaba «Partenón» o cámara de la virgen, de la que tomó su nombre el edificio entero.
Los arquitectos griegos clásicos dan más protagonismo al exterior del templo que al interior y por ello, el diseño exterior del Partenón es lo más sobresaliente de la obra. La decoración escultórica en el exterior, en frontones y metopas. Las columnas exteriores son de mármol pentélico, blanco, y los triglifos estaban pintados de azul; los arquitrabes estaban decorados con trofeos militares. El templo se elevaba sobre una base de tres gradas. El muro y las entradas exteriores estaban rodeados por una hilera de columnas, que pertenecen al orden dórico. El templo es la materialización de la idea griega del mundo: cognoscible, estático y simétrico. En todo el edificio no existe una línea enteramente recta.
El propósito de estas curvaturas pudo ser el de corregir la distorsión óptica de combadura que se experimenta cuando se contempla una línea recta larga o también dar una apariencia más escultural al conjunto. Están curvados los escalones, toda la parte superior del templo e incluso los bastidores de la puerta. Las columnas de los ángulos se han colocado más juntas para corregir el efecto óptico y alinear los triglifos y metopas con las columnas. Los fustes de las columnas tienen un ligero abombamiento (éntasis). El uso de todos estos recursos ópticos indica un gran conocimiento de las matemáticas y aumentan todavía más la belleza y perfección del templo.
El Partenón está decorado con magníficas esculturas. El friso interior, la procesión de las Panateneas, las metopas, acróteras y dos grupos de tímpanos. Las metopas narran las guerras de los atenienses contra Lapitas, Centauros y Troyanos. Los tímpanos están decorados con representaciones escultóricas: en el Este, el nacimiento de Atenea de la cabeza de Zeus; y en el Oeste, la victoria de Atenea sobre Poseidón.
La idea de la construcción de este pequeño templo surgió en el 449 a.C. tras la paz con los persas. El templo fue finalmente construido hacia el año 425 a.C., cuatro años después de la muerte de Pericles. El proyecto se le encargó a Calícrates, quien diseñó un templo de orden jónico que tuvo que adaptarse al pequeño espacio que se le asignó, suprimiendo el pronaos. Está situado sobre el bastión que flanquea los Propileos, y se dedicó a conmemorar las victorias de Alcibíades. Es un templo anfipróstilo, con cuatro columnas jónicas en cada pórtico. La más hermosa de ellas es la Victoria desatándose la sandalia, cuyo transparente ropaje es de estilo fidiaco. Consta de dos muros laterales, dos pórticos tetrástilos, una sola sala o naos, y dos pilares «in antis«, que hacen un efecto de cierre sobre la sala principal. Las columnas son de puro estilo jónico, sobre las que se coloca un arquítrabe con tres franjas horizontales y un friso completamente decorado como en el interior del Partenón. El templo de la Nike Áptera (Victoria sin alas) era un altar dedicado a la Victoria, por eso no hacía falta que fuera excesivamente grande.
El autor era Mnesicles. Este templo fue construido entre el 421 y el 406 a.C. en el extremo norte de la Acrópolis de Atenas. Tras el final de las Guerras Médicas, durante el gobierno de Pericles se emprendió la reconstrucción de la Acrópolis ateniense. Mnesicles, quien había construido los Propileos o puerta de acceso a la Acrópolis, recibió el encargo de construir un templo en un lugar especialmente sagrado pues, según la tradición, en él se había celebrado la disputa entre Atenea y Poseidón por el patrocinio de Atenas. Además, en dicho lugar se conservaba el olivo que se creía había hecho brotar Atenea y una fuente natural que había manado tras clavar Poseidón su tridente sobre la roca. Todo esto obligó al arquitecto a diseñar un edificio singular que se adaptase al terreno desigual y respetase estos lugares sagrados. El Erecteion es de orden jónico. Fue construido para reemplazar al antiguo templo de Atenea que había sido destruido por los persas durante las Guerras Médicas. Su nombre significa «el que sacude la Tierra». Estaba consagrado a los dioses Atenea Polias, Poseidón y Hefesto y al rey mítico Erecteo.
El templo se puede considerar como la unión de dos edificios perpendiculares entre sí, con los pórticos dispuestos a distintos niveles. Al este estaría situado un templo hexástilo dedicado a Atenea, de eje mayor en sentido este-oeste y pórtico en la fachada este. En sentido norte-sur y perpendicular al anterior se situaría un templo dedicado a los dioses Poseidón y Hefesto, al rey mítico Erecteo y al héroe Butes, con pórtico en la fachada norte. La naos o cella principal del templo, está precedida por un pronaos hexástilo. A la espalda de esta naos y sin comunicación con ella hay otras tres naos a las que se accede por la fachada norte, a través de un gran pórtico tetrástilo con cuatro columnas jónicas en la fachada y dos en los laterales. Este pórtico, dedicado al dios Poseidón. Esta cella se comunicaba con la famosa Tribuna de las Cariátides desde donde podía contemplarse el Partenón. El pórtico consta de seis columnas policromadas con figura de mujer (cariátides). Por último, desde la cella de Poseidón-Erecteo se accedía a otras dos cellas interiores que estaban dedicadas una al héroe ateniense Butes. En la fachada oeste se dispuso un falso pórtico con ventanas separadas por semicolumnas adosadas a pilastras.
Autor: Policleto. Esta obra escultórica es del período Clásico del arte griego. Esta tensión se observó en una evolución progresiva hacia el naturalismo. Cronología: La obra original se realizó a mediados del siglo V a.C. Nos encontramos ante una obra escultórica de bulto redondo o exenta, realizada en mármol, aunque la obra original era en bronce. Representa a un hombre joven, desnudo, en actitud de avanzar con el brazo izquierdo flexionado, pues portaba una lanza que se ha perdido. El tema tan solo supone la excusa para que el escultor plasmara de manera plástica el ideal de belleza masculino que expuso en su obra «Canon«. Esta obra supone la encarnación más pura del prototipo del cuerpo viril perfecto, de elegancia austera, sin formas hercúleas ni amaneramientos. Aporta una interesante solución para las figuras de pie en reposo: una pierna soporta el peso del cuerpo y la otra apenas toca el suelo con la punta del pie, y flexiona la rodilla tirándola hacia atrás. La tensión que genera esta descompensación se compensa con ligeras inclinaciones en la pelvis y en los hombros.
El Doríforo sostenía la lanza en la mano izquierda, tensando por consiguiente el hombro izquierdo y levantándolo ligeramente. La pierna izquierda no soporta ningún peso y la cadera cae; el torso se expande. El brazo derecho del Doríforo cuelga relajado, el hombro está caído. La pierna derecha soporta su peso, la cadera está levantada. El torso entre la cadera y la axila se halla contraído. La inclinación hacia la derecha de la cabeza del Doríforo supone la ruptura del punto de vista único que tenían las esculturas arcaicas. Aunque no se ha llegado a ninguna conclusión sobre las proporciones del canon, parece ser que la cabeza es la séptima parte del cuerpo.
Conclusiones: El «Doríforo» supone la plasmación práctica de los principios teóricos formulados por Policleto en un libro desgraciadamente perdido, llamado precisamente «Kanon«. Se suele repetir con razón que el Doríforo da forma a la máxima aspiración de los escultores griegos, que era la perfecta proporción dentro de un ideal naturalista. Esta obra supuso una nueva forma de representar el cuerpo humano, tanto en las representaciones de dioses como en las de seres humanos, que se convirtió así en el motivo fundamental del arte desarrollado por los griegos en el periodo clásico –desde la época de las Guerras Médicas hasta el final del reinado de Alejandro Magno–, una de las etapas históricas más influyentes para el mundo del arte, en particular, y la cultura, en general.
Autor: Mirón. Nació en Eleuteras. Su maestro fue Agéladas de Argos. Trabajó fundamentalmente el bronce. Las fuentes antiguas le atribuyeron gran cantidad de obras, pero la más famosa sería una vaca de bronce expuesta en la Acrópolis que podía confundirse con una real. También se especializó en obras cuya temática eran atletas. Su mérito radicó en la consecución de la plasmación de las tensiones en las figuras humanas en movimiento. Como aspecto criticable, se decía que no captaba bien las emociones de la mente, que sus esculturas andaban algo faltas de vida.
El Discóbolo representa la figura de un atleta justo en el momento anterior al lanzamiento del disco. Hay quien interpreta que la figura corresponde al héroe Jacinto, amado por Apolo, quien lo habría matado de forma involuntaria con el disco. Luego, con su sangre, habría creado la flor del mismo nombre. La tensión del cuerpo es vigorosa pero al mismo tiempo armoniosa y delicada. Todo el cuerpo está inclinado hacia adelante para producir con el balanceo posterior el impulso necesario para poder lanzar el disco. Existe un juego claro de líneas curvas y triángulos que crean una composición singular. Como en casi todas las esculturas griegas, el original no existe. Por una cita del escritor Luciano, sabemos que esta copia que contemplamos es la única que posee la cabeza colocada correctamente.
La obra que podemos ver en la imagen se trata del conocido como Hermes de Olimpia. Se trata del único original que conservamos atribuido al escultor Praxíteles, fechada hacia el 360 a.C., pudiéndose encuadrar por lo tanto dentro del periodo Clásico de la escultura griega. Es una escultura de bulto redondo realizada en mármol, perteneciente a Praxíteles, escultor del clasicismo griego del siglo IV a.C. Esta obra se encontró en las excavaciones hechas en el templo de Hera en Olimpia y se considera que se trata de un original del artista, realizada en su juventud.
Es una representación del dios Hermes sosteniendo entre sus brazos a su medio hermano Dionisio. Se trata, por tanto, de un tema mitológico, recogiendo el momento en que Hermes lleva al niño junto a las ninfas de Nisa por orden de Zeus, para protegerlo de la ira de su esposa Hera. Como la gran mayoría de las esculturas griegas, la función de esta es religiosa, ya que era un «exvoto» para el templo de Hera en Olimpia. Compositivamente, la obra muestra un claro esquema helicoidal en la postura del cuerpo del adulto, ya que muestra su brazo derecho levantado y apoya su brazo izquierdo en un soporte cubierto con un manto, desequilibrando así el eje de su cuerpo, de manera que la curvatura de su torso dibuja la famosa «curva praxiteliana«, ese esquema en «ese» que le confiere la posición lánguida, relajada, completada por la curvatura de la pierna y del pie, culminada en la parte superior por la inclinación de la cabeza. Además de la temática anecdótica y la curva praxiteliana, es característica del autor el acabado de las superficies con suaves ondulaciones en el modelado, de modo que la luz parece resbalar sobre las superficies, creando una especie de «sfumato«, una sutil transición entre las zonas de luz y sombra, lo que unido además al aire juvenil y al carácter «blando» de sus anatomías, hacen la obra de este artista inconfundible.
La Afrodita de Cnido es una escultura que pertenece al Clasicismo Tardío (siglo IV a.C.), un periodo que sigue al esplendor del clasicismo donde los griegos vencieron a los persas y que marcó el inicio de la época de mayor esplendor cultural y artístico para las polis griegas. Entre estas, destacó Atenas por su supremacía política, económica y cultural, lo que además atraía a grandes filósofos y artistas de distintos puntos del Mediterráneo. Las consecuencias de estas disputas se hicieron presentes en la desorganización política y decadencia económica que se fue extendiendo por el Mediterráneo, favoreciendo a los macedonios que, primero Filipo II y después Alejandro Magno, se hicieron con el control de los territorios griegos, unificando las polis. Esta nueva situación se mantuvo hasta la muerte de Alejandro Magno, que pone fin al periodo clásico e inicia el helenístico, con una serie de cambios.
La Afrodita de Cnido es una figura escultórica de bulto redondo y exenta, esculpida en mármol y de la que se conservan numerosas copias romanas. De temática mitológica, introduce el primer desnudo femenino del arte griego que ha llegado hasta nosotros. La figura representa a Afrodita tras tomar un baño, con lo que se justificó su desnudez, mientras recoge un manto de una hydria (ánfora que se empleaba para agua), su vestidura, mientras parece sorprenderse pero despreocupadamente de ser vista y avanza el brazo y la mano para taparse delicadamente el pubis. Como en otras obras de Praxíteles, está pensada para ser mirada de frente. El original se perdió.
El artista Scopas es, junto a Praxíteles y Lisipo, una de las grandes figuras de la escultura griega del siglo IV a.C., que se caracteriza por recoger la tradición de Mirón, Fidias y Policleto, pero ablandando las formas y buscando una mayor expresividad de los rostros. Sin embargo, frente a la gracia praxiteliana, Scopas muestra lo patético, la expresión trágica, la angustia. Nació en la isla de Paros, cuyas canteras daban el mejor mármol para las estatuas, pero perteneció a la escuela ática y trabajó además en el Peloponeso y en Asia Menor, donde hizo parte de los relieves del Mausoleo de Halicarnaso. De su obra muy poco se conserva, por lo que es muy importante esta copia de su Ménade, de poco más de medio metro y muy deteriorada, pero de gran calidad.
La expresión e iluminación del rostro de la mujer, su movimiento, el drama de sus rasgos, es perturbador, conmovedor. Ya sabéis que las Ménades (lo vimos en el documental) son mujeres vinculadas a Dionisio, que literalmente quiere decir que desvarían, poseídas o influenciadas por el dios. Aparece esta bacante semidesnuda y enloquecida por el vino y el baile. Ese frenesí hace que aparezca contorsionada. El trabajo muy profundo de los paños acentúa el juego violento de contrastes entre luz y sombra. Es una figura de complejidad compositiva porque está pensada para ser vista de lado. La diferencia con respecto al clasicismo equilibrado es evidente no solo por el movimiento sino por el famoso pathos, que exalta el sentimiento. Su relación con la cabeza de Meleagro es evidente, y han servido muchísimo para determinar el estilo de Scopas. Los asuntos mitológicos están interpretados también como alto símbolo de la tragedia humana. Scopas representa a los héroes homéricos sufriendo las eternas angustias de su propia alma, como Sócrates y Platón recuerdan también a cada momento los dolores de Aquiles y Ulises sin concederles valor histórico y real.
Nos encontramos ante una imagen que pertenece al arte griego, concretamente al periodo clásico (aunque el autor Lisipo es del siglo IV a.C., considerado Clasicismo Tardío o Postclásico). El mundo griego es considerado la base de la cultura occidental. Se trata de una cultura antropocéntrica, donde todo gira alrededor del hombre. Se concibe a escala humana, siendo la belleza la perfecta relación armónica que debe existir entre todas las partes de un todo. Los dioses serán representados como hombres. El mundo griego se organiza en polis. Es en una de esas polis, Atenas, donde tiene lugar el nacimiento de la democracia como sistema político, lo que tendrá un reflejo importante en el arte. La religión será un elemento unificador de esta cultura, ya que será muy importante en el arte. El arte griego se divide en 3 periodos:
Se trata de una escultura exenta o de bulto redondo. La técnica que se utilizó en la original fue la fundición y su material el bronce, pero en las copias se utilizó el mármol y la talla. Su autor fue Lisipo, quien hace cada vez figuras más naturalistas. Se trata de un gran broncista. Esta escultura representa a un atleta que se limpia el sudor con la estrígile. Se trata de un desnudo más esbelto, donde se establece el nuevo canon de las 8 cabezas, según el cual la cabeza debía ser 1/8 del cuerpo. Se trata de una escultura de bulto redondo.
Es una escultura antropomorfa. Se puede apreciar en el cuerpo el principio de frontalidad, pero el brazo extendido invita a girar en torno a él y ofrece múltiples puntos de vista. Se aprecia un naturalismo idealizado, el punto intermedio entre realismo y naturalismo, donde se representa al hombre perfecto, sin defectos. A través del canon se busca la perfección formal. Se trata de una persona que controla los sentimientos, lo podemos apreciar en la serenidad del rostro. Se trata de un movimiento antes de desarrollarse la acción, donde el atleta inclina la cabeza para mirar a lo lejos. Eleva los brazos casi a la altura de los hombros. Ambos brazos están tensos. La figura se apoya sobre una pierna, la otra no está relajada, sino que parece como si se desplazase a la derecha y contribuye a sustentar la estatua. Se aprecia el contraposto, desnivelándose la línea recta de las caderas. Se trata de una escultura policromada, aunque con el paso del tiempo se ha perdido el color. En esta época aparecen ya las esculturas firmadas, por lo que es importante la creación artística individual.
La construcción del Anfiteatro Flavio se inició durante el reinado del emperador Vespasiano, con el que se inauguraba la dinastía Flavia y ponía fin a la Julio-Claudia. En un intento de congraciarse con la ciudad de Roma y enterrar los negros años del reinado de su predecesor, Nerón, Vespasiano decidió drenar el gran lago que se había construido aquel en su Domus Aurea y construir sobre el terreno secado un gran Anfiteatro digno de la principal ciudad del Imperio. El «Anfiteatro Flavio» se trata de un anfiteatro, es decir, un edificio que en la antigua Roma era el lugar en el que se desarrollaban las luchas entre fieras, hombres contra fieras y los combates de los gladiadores, e incluso algunos de ellos podían albergar también representaciones de batallas navales. Fue construido por la dinastía Flavia, durante el reinado del emperador Vespasiano, siendo inaugurado por su hijo Tito. Su aforo era de cincuenta mil espectadores y se levantó en el centro de la ciudad. Los materiales eran variados, usando hormigón, ladrillo, etc. La planta es elíptica, resultado de unir dos semicírculos.
En el interior se distinguen dos partes. La primera está constituida por la arena, una especie de plataforma de madera cubierta de arena, bajo la que se situaba un entramado de construcciones subterráneas, estancias para los gladiadores, etc. La segunda parte es la cávea, el lugar reservado a los espectadores, es decir, una construcción de graderío con los distintos pisos comunicados entre sí mediante corredores cubiertos por bóvedas de cañón y de aristas. El graderío estaba jerarquizado, reservándose el espacio cercano a la arena al emperador y a su séquito y después, iba descendiendo el estatus social de los asistentes.
En el exterior, la fachada se divide en cuatro pisos y cada uno de ellos aparece como una serie de galerías de arcos de medio punto con semicolumnas adosadas en los espacios intermedios. Se usa un orden distinto en cada uno de los pisos: toscano, jónico, corintio y compuesto.
El Teatro de Mérida fue un encargo de Marco Agripa, cónsul de Augusto en la capital de la Lusitania. En el siglo III d.C., Mérida llegó a ser considerada la novena ciudad más importante del mundo. Rodeada por murallas, en Mérida se conservan restos de muchos monumentos de la arquitectura romana. Todo esto se complementa con las piezas encontradas en excavaciones arqueológicas.
Originalmente tenía un aforo para unas 6000 personas y ha mantenido completas las partes en las que se sentaban los espectadores según su clase social: la cavea inferior, la cavea media y, por último, la cavea summa, que ocupaba la zona más elevada del teatro. Los tres sectores estaban separados por anchos pasillos. La summa cavea o gradería alta era el lugar reservado para los esclavos y las clases menos favorecidas. En la actualidad es la más deteriorada. La media cavea, compuesta de cinco filas de gradas, acogía a la plebe libre. La ima cavea o gradas inferiores, está formada por 22 filas de asientos reservados a los caballeros. El acceso al teatro se realiza a través de numerosas puertas, unas abiertas a la fachada y otras al graderío (cavea) por medio de corredores abovedados. Cuenta con 16 vomitorios por los que se accede a las caveas.
Este sistema de corredores bajo las gradas sigue sirviendo hoy para el acomodo del público. Delante de la cavea inferior estaba la «Orchestra» semicircular destinada a los coros y a personalidades importantes. El escenario estaba cubierto originalmente de madera. Su frente escénico se eleva sobre dos cuerpos de columnas corintias, con basamentos y cornisas de mármol, adornado con esculturas en los espacios entre columnas y en él se abren tres puertas, una central llamada valva regia y dos laterales llamadas valva hospitalia. Entre las columnas se encuentran reproducciones de las estatuas originales de los miembros de la Casa Imperial y divinidades. En la parte posterior de la escena hay dependencias que eran utilizadas por los actores, con un peristilo ajardinado y una pequeña cámara o capilla para el culto imperial. Abandonado en el siglo IV, sus estructuras se van derrumbando, manteniéndose visible solo la parte superior del graderío, llamándose popularmente «Las Siete Sillas» hasta 1910, fecha de su excavación por Menéndez Pidal, quien dirigió su reconstrucción.