Portada » Arte » El Esplendor de la Pintura Renacentista Italiana del Siglo XVI: Maestros, Estilos y Obras Inmortales
En el siglo XVI, la evolución de la pintura será notable. El color se maneja de un modo más suelto y, en consecuencia, pierden su importancia el dibujo y el contorno. Las formas, con el claroscuro de sombras y luces, adquieren un aspecto redondeado.
Florencia seguirá siendo la capital del arte, pero sus máximas figuras se trasladarán a Roma. Tres serán los gigantes de esta escuela: Leonardo, Miguel Ángel y Rafael.
Investigó sobre el cuerpo humano, su anatomía y expresiones psicológicas, de las que realizó numerosos dibujos. Su interés por la naturaleza le aportó un profundo conocimiento de la misma del que se nutrió su pintura. Comenzó como aprendiz en el taller de Verrocchio.
Sus dos grandes aportaciones fueron la perspectiva y el sfumato.
Ingresó en el taller de Perugino, con quien colaboró en la realización de importantes obras. Más tarde fue a Florencia, donde entró en contacto con la obra de Da Vinci y Miguel Ángel. Julio II lo llamó a Roma para decorar algunas estancias del Vaticano.
Rafael se define por ser un pintor que supo llevar a la cima el equilibrio, la serenidad y la armonía.
Recibió su formación en el taller de Ghirlandaio y estudió la obra de Giotto, Masaccio y Donatello, así como las obras de los Médici. En su estilo, lo más representativo es el rotundo dibujo que delimita con claridad escultórica los volúmenes. Las figuras se representan con agitados movimientos y tamaño monumental. Sus perfectas anatomías no descuidan el carácter individual, representado en las expresiones de los rostros.
Miguel Ángel es capaz de presentar el más nítido clasicismo y el más apasionado Manierismo.