Portada » Lengua y literatura » La Generación del 98: Reflexiones sobre la Identidad y Crisis de España
La **Generación del 98** se define como un grupo de escritores y pensadores profundamente críticos con la realidad social, política y cultural de España a finales del siglo XIX. Unidos por un interés en la cultura europea y un firme propósito de **renovar la vida intelectual** del país, abordaron las profundas heridas dejadas por el contexto histórico.
Los autores del 98 exploraron una serie de temas recurrentes que reflejaban su inquietud y su visión de España:
Influenciados por la filosofía del **irracionalismo** de pensadores como Nietzsche y Schopenhauer, los escritores del 98 se enfrentaron a la dicotomía entre fe y razón, la búsqueda del sentido de la vida y el **hastío vital**. Estos temas se manifiestan en las obras de autores como Azorín, Unamuno y Baroja, quienes plasmaron la desazón de sus personajes ante la existencia.
El **Desastre del 98** marcó un punto de inflexión, generando una profunda conciencia sobre la **decadencia de España** entre escritores y políticos. Se dedicaron a identificar las causas de esta situación y a proponer soluciones, erigiéndose como **intelectuales** con influencia social. Abordaron este problema desde dos enfoques principales:
Para estos autores, la **esencia de España** residía en su paisaje y su literatura. Sentían una especial fascinación por **Castilla**, cuyo paisaje, tanto rural como urbano, se convertía en un reflejo de la decadencia del país, pero también en portador de valores intrínsecamente españoles: la espiritualidad, la austeridad, la nobleza y la entereza ante la adversidad. En obras como Vida de don Quijote y Sancho, Unamuno veía en Don Quijote los principios del alma española: el idealismo y el desdén por la razón, en contraposición al materialismo de la mentalidad burguesa. Este debate se articuló en torno a las tensiones entre **europeísmo y nacionalismo**.
Identificaron y criticaron aspectos de la condición española que consideraban necesario erradicar para la **regeneración del país**. Entre ellos destacaban la **abulia**, el **cainismo** (las dos Españas), la envidia, el caciquismo, la excesiva influencia de la Iglesia en la educación y en la vida de las mujeres, el subdesarrollo económico y cultural, y la precaria situación de obreros y campesinos.
El **rechazo del presente**, del progreso y de la sociedad burguesa impulsó una vuelta a la **inocencia o autenticidad perdidas**. En la Generación del 98, esto se manifestó en una **exaltación de lo pequeño, sencillo y popular**. Un ejemplo claro es el interés por la **literatura medieval**, con autores como Antonio Machado, Azorín y Valle-Inclán inspirándose en obras y autores de esta época. La recuperación de un **vocabulario popular o arcaico** es otra manifestación de esta tendencia.
En contraposición a la objetividad del Realismo, los escritores del 98 se caracterizaron por una **intensa subjetividad**. Daban mayor importancia a la **percepción de la realidad** que a la realidad misma. Como afirmaba Azorín: «La sensación crea la conciencia, la conciencia crea el mundo. No hay más realidad que la imagen, ni más vida que la conciencia». De esta perspectiva se deriva la importancia del **paisaje** como elemento esencial en la obra de autores como A. Machado, Azorín y Unamuno.
Considerado un gran novelista, Pío Baroja escribió más de 60 novelas, muchas de ellas agrupadas en trilogías como:
Muchas de sus novelas se publicaron por entregas, como fue el caso de La lucha por la vida, aparecida en el diario El Globo en 59 capítulos.
Antonio Machado inició su carrera literaria con la publicación de Soledades. Su vida estuvo marcada por la enfermedad y muerte de su esposa Leonor, ocurridas en el mismo año de la primera edición de Campos de Castilla. Trasladado a Baeza, escribió poemas que reflejaban su soledad y dolor. El conocimiento del medio rural andaluz intensificó su preocupación por la **regeneración de España**, ya presente en su etapa en Soria. Machado también ejerció como profesor en Segovia y viajó frecuentemente a Madrid, donde estrenó obras de teatro junto a su hermano Manuel.