Portada » Filosofía » Corrientes Filosóficas Esenciales: Dialéctica, Alienación, Capitalismo y Liberalismo
El concepto de dialéctica en Hegel es fundamental para su filosofía, refiriéndose al proceso mediante el cual el pensamiento avanza y se desarrolla a través de la contradicción y la negación de sí mismo. En el texto citado, Hegel destaca que la naturaleza del pensamiento, cuando se manifiesta como entendimiento, inevitablemente se niega y contradice a sí mismo. Esta contradicción es esencial para la lógica hegeliana, ya que impulsa el pensamiento hacia adelante en busca de una reconciliación de estas oposiciones.
La dialéctica hegeliana consta de tres momentos clave:
Este proceso es dinámico y continuo, ya que cada síntesis se convierte en una nueva tesis que será negada en el próximo ciclo dialéctico.
Hegel observa este proceso dialéctico no solo en el pensamiento, sino también en la historia y en el desarrollo del espíritu humano. Para él, la historia es un progreso de la conciencia, donde las contradicciones y conflictos conducen a un mayor entendimiento y desarrollo de la libertad. La historia humana, entonces, es vista como el despliegue del Espíritu en su búsqueda de autorrealización y libertad.
Críticamente, algunos argumentan que la dialéctica hegeliana puede ser interpretada como demasiado abstracta o idealista, ya que parece relegar las contradicciones a un nivel puramente conceptual, sin abordar adecuadamente las realidades materiales o sociales. Además, se ha argumentado que esta visión de la historia como progreso teleológico hacia la libertad puede ser simplista y no tener en cuenta las complejidades y las regresiones históricas que no encajan fácilmente en este esquema progresista.
Según el texto de Feuerbach, la esencia de la religión cristiana radica en el comportamiento del hombre hacia sí mismo, pero considerando esta esencia como algo separado de él, como si perteneciera a otro ser. Feuerbach argumenta que la esencia divina no es más que la esencia humana sin límites individuales, es decir, la esencia del hombre sin los límites materiales y reales. Esta esencia humana, cuando es objeto de contemplación y veneración en la religión, es vista como si fuera otra esencia distinta y real que trasciende al individuo humano.
En relación con el concepto de alienación que emplea Feuerbach, la conexión radica en que, para él, la religión es una forma de alienación. La esencia divina, que es en realidad la esencia humana proyectada y separada, se convierte en un objeto exterior y separado al cual el individuo humano adora y venera. Esta alienación se produce cuando el ser humano proyecta sus atributos y potencialidades más elevadas en una entidad externa, en lugar de reconocerlas como parte inherente de su propia esencia.
Por lo tanto, para Feuerbach, la esencia de la religión cristiana esencialmente desplaza las cualidades y potencialidades humanas más elevadas hacia una entidad divina separada, creando así una alienación de la esencia humana de sí misma. La religión, en este sentido, desvía la atención y la veneración que debería ser dirigida hacia la esencia humana real y la proyecta hacia una esencia divina imaginada, que en realidad es una proyección de las cualidades humanas idealizadas.
En el texto de Karl Marx se presenta una crítica del concepto de salario dentro del sistema capitalista, haciendo hincapié en el hecho de que el salario no representa el valor real del trabajo, sino más bien el valor de la fuerza de trabajo del obrero. A partir de esto, podemos relacionar y examinar los conceptos marxistas de valor de cambio, plusvalía y fuerza de trabajo:
En resumen, Marx argumenta que el sistema de trabajo asalariado dentro del capitalismo es esencialmente una forma de esclavitud, ya que el trabajador vende su fuerza de trabajo por un salario que no refleja el valor real de su trabajo. En cambio, el capitalista se apropia de la plusvalía generada por el trabajo del obrero, lo que perpetúa la explotación y la desigualdad dentro del sistema capitalista.
La perspectiva liberal de John Stuart Mill, como se expresa en su obra «Sobre la libertad», gira en torno a la idea de que la libertad individual es esencial, pero tiene límites basados en el principio de no dañar a los demás. A continuación, se exponen de manera crítica los aspectos clave de su perspectiva:
En resumen, la perspectiva liberal de John Stuart Mill se centra en la libertad individual, pero reconoce que esta libertad tiene límites basados en el principio de no dañar a los demás y en las obligaciones hacia la sociedad. No obstante, algunas críticas comunes a esta perspectiva incluyen preocupaciones sobre quién define el daño, la posible tiranía de la mayoría en la búsqueda de la utilidad general, y la falta de consideración profunda sobre las desigualdades que pueden afectar la capacidad de contribuir equitativamente a la sociedad.