Portada » Historia » España en el Siglo XIX: Cambios Demográficos, Urbanos y Desarrollo Económico
El siglo XIX experimentó transformaciones sociales en la transición del Antiguo Régimen a la Edad Contemporánea. Estas transformaciones están relacionadas con el desarrollo del nuevo régimen liberal y los cambios económicos que España experimentó en el siglo XIX.
La evolución demográfica durante el siglo XIX estuvo marcada por un crecimiento de la población. La población del siglo XIX se caracterizó por:
Esta situación en España se debió a tres causas principales:
A esto se añadió un saldo migratorio negativo en la segunda mitad del siglo XIX.
Los movimientos migratorios estaban relacionados con los cambios económicos y sociales. Cabe diferenciar dos tipos principales:
El desarrollo urbano no alcanzó los niveles de los países industrializados europeos. Entre 1850 y 1900, España duplicó su nivel de urbanización.
El éxodo rural provocó un desfase entre la población y las estructuras urbanas existentes. La expansión urbana obligó al desarrollo de nuevas infraestructuras: abastecimiento de agua y alcantarillado, pavimentación de calles, iluminación y transporte; todo ello transformó las condiciones urbanísticas.
En la reorganización urbana tuvieron gran importancia los ensanches (nuevos barrios), donde se asentó la alta burguesía en viviendas de lujo, con calles anchas y rectilíneas. Los dos ejemplos más importantes fueron el de Cerdà en Barcelona o el realizado por Carlos María de Castro en el barrio de Salamanca en Madrid. Otras ciudades, como Zaragoza, Bilbao y Valencia, también tomaron estos modelos. Los ensanches impulsaron el negocio inmobiliario, generando mano de obra para los inmigrantes del mundo rural, quienes encontraron trabajo en la construcción.
La economía del siglo XIX se caracterizó por un crecimiento lento y un notable atraso. Hasta 1840 estuvo estancada; a partir de entonces, comenzó una recuperación que condujo a un lento crecimiento en el último tercio del siglo.
En todos los países avanzados de Europa, la Revolución Industrial necesitó una revolución agrícola, la cual en España no se produjo: los excedentes de la agricultura fueron insuficientes para garantizar un crecimiento elevado de la población; la demanda campesina de bienes industriales fue muy reducida; y la transferencia de población de la agricultura a la industria fue escasa.
La industrialización española fue tardía e incompleta, ya que hasta mediados del siglo XIX predominaba una producción artesanal y local.
La energía fue un sector deficiente. Con la Revolución Industrial, el carbón se empleó masivamente, pero el español era escaso, de mala calidad y caro. Al mismo tiempo, comenzó el desarrollo de nuevas fuentes como la electricidad, aunque con escasos efectos sobre la economía española en ese momento.
España quedó relegada a los últimos puestos europeos debido a la inestabilidad de un mercado nacional y la escasez de capitales españoles. Estos hechos tuvieron consecuencias como el predominio de capital extranjero y una industria limitada a zonas periféricas (principalmente la catalana y la vasca).
Era necesario modernizar los transportes y comunicaciones para impulsar la economía.
Las consecuencias de esta ley fueron: el dominio de las concesiones por compañías extranjeras; la inversión de capital privado en el ferrocarril; y, tras la inauguración de nuevas líneas, una grave crisis económica a finales del reinado de Isabel II. Otro efecto fue el diferente ancho de vía respecto a Europa.
En cuanto al comercio, el mercado interior hacía frente a obstáculos geográficos y legales (como los gremios o los peajes). La abolición de ambos y la mejora de los transportes facilitaron la unificación del mercado nacional. El mercado exterior aumentó; sin embargo, la balanza comercial fue deficitaria (se exportaban materias primas y productos semielaborados, y se importaban productos industriales).
España mantuvo una política proteccionista (beneficiando a los productores de algodón catalanes y al sector del cereal castellano). Los defensores del librecambismo, por su parte, querían reducir la intervención del Estado, apostando por un mercado libre. España pasó del proteccionismo a una política librecambista (con la reforma de Figuerola en 1869), volviendo al proteccionismo durante la Restauración.
El sector financiero jugó un papel básico en la industrialización y la economía. Con Fernando VII se creó la Bolsa de Madrid (1831). La Ley de Bancos y Sociedades de Crédito inició la modernización del sistema bancario; en 1856 se creó el Banco de España y, posteriormente, el Banco Santander, el Banco de Bilbao y el Banco Hipotecario. En 1868 se instauró la peseta, logrando la unidad monetaria.