Portada » Magisterio » Historia de la Formación Docente en Murcia: Profesorado, Plan de Estudios y Alumnado (1842-1860)
Al establecer el gobierno las Escuelas Normales, no solo les otorgó el carácter de seminarios para maestros, sino que también buscó que sirvieran como escuela superior de primaria para la formación de la población local. El objetivo de esta institución era formar maestros de escuela, tal como se especificaba en el Reglamento Orgánico del 15 de octubre de 1843.
Este plan de estudios, de dos años de duración, comprendía materias de dos tipos:
De los dos maestros de la Normal, uno impartía las enseñanzas de Gramática, Literatura, Geografía, Historia y Métodos de Enseñanza; mientras que el otro se ocupaba de la Aritmética, Geometría, Dibujo Lineal, Física, Química e Historia Natural. El perfeccionamiento de los alumnos en lectura y escritura correspondía al regente de la escuela de práctica, y la enseñanza moral y religiosa estaba a cargo de un eclesiástico, una o dos veces por semana.
La apertura de la Normal de Murcia se realizó con D. Alberto Tornos como Director o primer maestro y D. Fernando Morote como segundo maestro. Al año siguiente, D. Fernando Morote asumió la Dirección y D. Facundo Gimeno se convirtió en el segundo maestro, quien se había dedicado tanto a la enseñanza primaria como a la secundaria.
En 1849, las Escuelas Normales fueron objeto de reformas por parte del gobierno y quedaron clasificadas en Elementales y Superiores. La Escuela Normal de Murcia continuó como Escuela Normal Elemental, destinada a la formación de maestros de enseñanza primaria elemental. En ella se impartían las asignaturas consideradas indispensables y se añadió una nueva: la Agricultura, con el fin de mejorar dicha actividad y fuente de riqueza.
La duración de los estudios de la Escuela Normal Elemental en Murcia era de dos años, repartiéndose las materias indispensables entre los dos cursos.
En 1854, la Escuela Normal Elemental de Murcia ya había sufrido una nueva modificación, apareciendo D. Facundo Gimeno como Director, el mismo eclesiástico continuaba en su cargo y D. Francisco Ruiz Fernández como Inspector.
El 18 de julio de 1849 se introdujo la Agricultura en la formación del profesorado, incorporándose inmediatamente en las Escuelas Normales Superiores. En las Elementales no sería incorporada hasta 1853-1854, impartiéndose en el primer y segundo curso las mismas materias, aunque con diferente extensión. Se harían cargo de la enseñanza el regente de la escuela de práctica, el eclesiástico, el director de la escuela y el Inspector (durante 4 meses).
Durante el curso 1849-1850, en el primer curso de las seis horas diarias en la escuela, se impartía más teoría que práctica, mientras que en el segundo curso se priorizaba la práctica sobre la teoría, con la finalidad de que todos los alumnos en grupo pasaran por la escuela de práctica para primero observar y, posteriormente, desempeñarse como monitores y maestros.
En 1857, la Escuela Normal de Murcia pasaría a ser Escuela Normal Superior, con un maestro más y donde se podía estudiar para maestro de enseñanza primaria elemental y superior.
En 1842, cuando D. Alberto Tornos regresó de Madrid, la Diputación acordó con los ayuntamientos que propusieran, en el plazo de un mes, individuos para seleccionar a quienes debían formarse como maestros en la Escuela Normal que se iba a crear en Murcia. Sin embargo, este asunto fue descuidado por los ayuntamientos. En 1843, se insistió en la cuestión, encargando a la Comisión Provincial de Instrucción Primaria que «hiciese un cálculo prudencial del número de aspirantes que deben ingresar anualmente en la escuela para cubrir las necesidades de la provincia», asegurando que ese número siempre estuviera completo. Además, se indicó que convenía que hubiera un alumno pensionado por cada uno de los partidos judiciales de la provincia. En agosto de 1844, el Jefe Político de Murcia se dirigió a los alcaldes de la provincia para recordarles que enviasen a la Normal un alumno con disposición, aptitud y aplicación suficientes, para que, una vez instruido, pudiera abrir una escuela en su localidad. Para sufragar los gastos de dichos alumnos, se solicitó a los ayuntamientos:
“…incluirán esta cantidad en el presupuesto municipal que estarán formando para el año próximo, a fin de que sean atendidos en el establecimiento conforme está dispuesto…”
En 1843, las condiciones que debían reunir los alumnos eran:
En 1849, se fijó la edad entre los 17 y 24 años y se añadió otra condición: la autorización del padre o tutor para cursar la carrera.
En el curso 1844-1845, comenzó a funcionar la Escuela Normal de Murcia, con la asistencia de siete alumnos, los cuales terminaron con éxito los dos cursos de la carrera.
Entre 1844 y 1858, 105 alumnos comenzaron estudios en la Escuela Normal, de los cuales solo 43 terminaron la carrera.
El Reglamento de 1849 posibilitó la admisión de otra categoría de alumnos: «los maestros ya establecidos que quisieran asistir a la Normal para perfeccionar sus conocimientos». Además, serían admitidos de forma gratuita. Sin embargo, las solicitudes fueron escasas, solo una de todo el municipio murciano. Se presume que esto se debió a la dificultad para encontrar un titulado que sirviera de sustituto, a la restricción salarial, entre otros factores.
Las Escuelas Normales solo eran al principio para maestros, pero en 1847 se comenzaron a abrir Escuelas Normales femeninas, como la de Navarra. En 1860, comenzó en Murcia la formación sistemática e institucionalizada del magisterio femenino.