Portada » Lengua y literatura » La Literatura Española en la Edad Media: Un Recorrido por sus Rasgos y Textos Fundamentales
La Edad Media abarca un largo periodo situado entre dos etapas de espléndido desarrollo cultural: la Antigüedad clásica grecolatina y el Renacimiento. Comienza con la caída del Imperio Romano de Occidente (476) y termina con la conquista de Constantinopla por los turcos en 1453.
Transmisión oral: La mayoría de la población era analfabeta y los libros eran escasos y muy costosos. La literatura se daba a conocer a través de la audición colectiva de los textos literarios.
Tipos de literatura: Hay dos tipos de literatura: literatura popular y literatura culta. La primera la transmitían los juglares de forma oral al pueblo y se caracterizaba por tener un lenguaje sencillo y expresiones cercanas al habla coloquial; la segunda, en cambio, se desarrollaba en las cortes y monasterios, estaba dirigida a un público mucho más reducido y tenía un estilo más refinado.
Teocentrismo y didactismo: El hombre considera a Dios como centro y referencia última de cualquier actividad humana. Además, cabe destacar el carácter didáctico de la literatura.
Mester de juglaría: El oficio de los juglares consistía en recorrer villas y pueblos, donde recitaban de memoria composiciones en verso que relataban hazañas de héroes, batallas famosas o sucesos legendarios. Se desarrollaron hasta el siglo XIII. Estas obras no tienen autor conocido, por lo que son anónimas. Se caracterizan por su versificación irregular y rima asonante. Con el tiempo, estos textos –que los recitadores modificaban– se reunieron, dando lugar a lo que se conoce como cantares de gesta. Solo se conserva casi completo el Cantar de Mio Cid. Mientras la Edad Media avanzaba, los largos poemas se recortaron en composiciones más breves, los romances.
El mester de clerecía: Grupo de autores que surge a causa del deseo que sintieron los religiosos de utilizar la lengua romance para poner su doctrina al alcance del pueblo, creando una lírica más culta, de temática religiosa e intención didáctica. Este mester estaba más elaborado que el de juglaría y los autores eran conscientes de ello, por eso, sus obras aparecen firmadas. Por lo que respecta a su cronología, aparece en el siglo XIII hasta el siglo XIV. Su rima era más elaborada que la del mester de juglaría: persigue una métrica uniforme en torno al verso monorrimo alejandrino o cuaderna vía (4 versos alejandrinos que riman en consonante repitiendo la misma rima).
La obra más importante del mester de juglaría conservada, narra las hazañas de Rodrigo Díaz de Vivar, un personaje real del siglo XI. Uno de los principales estudiosos de la obra defendió que el original fue compuesto hacia mediados del siglo XII por dos juglares. La obra se conserva en una copia incompleta de principios del siglo XIV, firmada por Per Abbat (el copista), por lo que la obra es anónima.
El poema consta de unos 3700 versos agrupados en versos monorrimos, llamadas tiradas. Los versos son irregulares en cuanto al número de sílabas (entre 14 y 16 sílabas).
El Cantar de Mio Cid está formado por tres partes o cantares:
El tema central es la recuperación del honor del protagonista. La estructura interna de la obra está marcada por la pérdida y recuperación del honor del Cid. El destierro supone la pérdida del honor público, que Rodrigo recupera con el perdón real al conquistar Valencia. Una vez en la cima de su poder político, la humillación y abandono de sus hijas le lleva a perder su honor privado, que restaura con creces cuando se anuncia la boda de sus hijas con hijos de reyes.
Don Juan Manuel es el prosista castellano más destacado del siglo XIV. Fue el primer escritor que muestra una clarísima conciencia de autor y el primero que se preocupó de que sus libros fueran correctamente transmitidos. Para conseguirlo, hizo que se copiara bajo su supervisión un volumen con todas sus obras. La producción literaria de Don Juan Manuel se inscribe dentro de la tradición didáctica que combina la enseñanza con el entretenimiento. Su obra más destacada es El Conde Lucanor.
Todos los ejemplos o cuentos de este libro tienen una estructura fija que se repite:
El tipo de personajes de los cuentos es muy variado y también los asuntos que trata, por ejemplo: la forma de distinguir a los falsos amigos de los verdaderos, la elección de los consejeros y de la mujer, los efectos de la avaricia, el orgullo, la hipocresía, etc.
Jorge Manrique (h. 1440-1479) fue un modelo de soldado-caballero del siglo XV, héroe y poeta. Su obra más destacada son las cuarenta coplas dedicadas a la muerte de su padre, el mayor y más importante de sus poemas y una de las más grandes elegías escritas en castellano. Las Coplas por la muerte de su padre son cuarenta sextillas dobles (doce versos), llamadas coplas de pie quebrado o manriqueñas (8a 8b 4c 8a 8b 4c; 8d 8e 4f 8d 8e 4f, con rima consonante) que se nos presentan como una Elegía por la muerte del maestre don Rodrigo, padre del autor.
El planteamiento estructural es perfecto, porque comienza con apreciaciones muy generales que nos afectan a todos, nos exhorta a contemplar el paso fugaz del tiempo y a pensar en la muerte, y después se va centrando en la idea básica que sustenta el poema: la elegía dedicada a su padre. El poeta filosofa sobre la inestabilidad de la fortuna, la fugacidad del tiempo (tempus fugit / Ubi sunt), la vanidad de las cosas mundanas (vanitas vanitatis) y el poder igualatorio de la muerte (Omnia mors aequat) a lo largo de cuarenta estrofas.
Suele considerarse que el teatro moderno arranca con La Celestina. Su título completo es Comedia o Tragicomedia, está dividida en actos y escrita en forma dialogada; pero más que para ser representada en escena, parece concebida para una lectura dialogada, además de que su extensión hace muy difícil su representación.
Es la obra más representativa del siglo XV y una de las más importantes de toda la literatura castellana y universal. Con ella se pone fin a la literatura medieval y se anuncia el Renacimiento.
Escrita por Fernando de Rojas. Según él mismo confiesa, encontró escrito el primer acto de la obra, hecho que la crítica confirma, reconociendo la existencia de 2 autores: uno desconocido, autor del acto I, y Fernando de Rojas, responsable del resto de la obra.
La primera edición conservada apareció en 1499 en Burgos. Llevaba por título Comedia de Calisto y Melibea. Hubo una edición posterior en Toledo, en 1500. Después se imprimió una nueva versión ampliada, con el título de Tragicomedia de Calisto y Melibea, con cinco actos más, lo que nos deja una versión definitiva de 21 actos. La fuerza del personaje de la alcahueta es lo que hará que finalmente la obra fuera conocida como La Celestina.
El mismo Rojas, al comienzo de la obra, afirma que la compuso para reprender a los locos enamorados que anteponen el amor carnal a todo, incluso a Dios: presenta un joven hidalgo, Calisto, enamorado de Melibea. Para conseguirla acude a la vieja Celestina, especialista en corromper a las doncellas y facilitar encuentros de enamorados. La avaricia de la vieja genera una serie de enfrentamientos que ocasiona la muerte violenta de los protagonistas. En La Celestina se aprecia ya el cambio de la mentalidad medieval a la renacentista: la religión, la vida como camino hacia el cielo, se ven sustituidas por la exaltación del goce carnal y de los placeres terrenales.
La grandeza y singularidad de esta obra residen en 4 aspectos:
Personajes complejos: Por primera vez en la literatura española encontramos personajes cuyo carácter evoluciona y se enriquece a lo largo de la obra; es el caso de Melibea, que pasa de la hostilidad inicial a la total dependencia afectiva de Calisto.
Profundo conocimiento de la naturaleza humana: A través de sus sentimientos, virtudes y vicios. Se manifiesta, sobre todo, en la figura de Celestina, capaz de dominar a los demás personajes por sus dotes psicológicas y su portentosa facilidad de palabra.
Realismo con que refleja la sociedad: Se advierte en el enfrentamiento entre amos y criados, en el predominio de los intereses materiales, así como en el resentimiento y la corrupción de los diversos estamentos sociales.
Riqueza lingüística: Se combina la expresión culta (latinismos, frases largas, enumeraciones, paralelismos) con la expresión coloquial y popular (refranes, exclamaciones, tacos), según la clase social de los interlocutores o dependiendo de a quién se dirige Celestina.