Portada » Formación y Orientación Laboral » 10 Principios Fundamentales de Dirección y el Rol Estratégico del Supervisor
A continuación, se presentan diez principios esenciales para la dirección y gestión efectiva:
Programa y gestiona el empleo de tu tiempo. El tiempo es tu recurso más precioso e irrecuperable. Sé riguroso con él.
Respeta la dignidad de las personas. Este es la clave de las relaciones humanas. Otorga, sin discriminaciones, un trato ecuánime, considerado y respetuoso a tus colaboradores.
Logra un justo equilibrio entre los derechos e intereses de los colaboradores y los propietarios. Busca siempre este equilibrio.
Mantén una posición honrada entre el presente y el futuro en cuanto al objetivo de obtener beneficios crecientes. No sacrifiques el porvenir de la empresa para mostrar utilidades espectaculares este año.
No concentres funciones. Asume el riesgo de delegar. Así desarrollarás el potencial latente de tus colaboradores y podrás dedicar más tiempo a tu trabajo específico de dirección.
Conviértete en un maestro en seleccionar, promover, estimular y educar a tus colaboradores. No es posible el desarrollo de una empresa sin el desarrollo de sus recursos humanos.
Mantente a la vanguardia en la permanente adquisición de conocimientos. Como miembro del sector dirigente más dinámico de la sociedad, debes mantenerte al día en formación e información.
Sueña un poco, pero jamás dejes de ser realista. Todo negocio tiene sus líneas productivas básicas. Cuando pienses en el desarrollo de nuevas líneas, no desperdicies lo cierto por andar detrás de lo incierto.
No violes los principios éticos ni aun en beneficio de la empresa. Los actos y ventajas indebidos impugnan la integridad moral.
No caigas en la unidimensionalidad. Todo no ha de ser negocios: enriquece tu vida en el amor y el afecto a tu cónyuge, tus amistades, tus hijos, la humanidad, la naturaleza; y en la atención y el entusiasmo por otros valores humanos.
La misión del supervisor es técnica: implica organizar, inspeccionar, planificar y motivar al personal, respetarlo, evaluarlo, capacitarlo, aprovechar lo mejor de cada empleado, estimular la actitud colaborativa, escuchar al personal y orientarlo, organizar los elementos materiales, la materia prima y las máquinas, para maximizar su rendimiento. Un supervisor debe ser capaz de conducir un grupo, de ejercer su autoridad con respeto por sus subordinados. Por ello, a pesar de que debe contar con experiencia, debe capacitarse, ya que no solo es una tarea basada en experiencias previas, sino en metodologías y principios racionales. Debe dar órdenes claras y precisas, conocer las tareas, priorizarlas de acuerdo con su importancia, y poder visualizar posibles soluciones a los problemas.
Las siguientes características son esenciales para un desempeño óptimo:
El supervisor debe conocer las políticas, reglamentos y costumbres de la empresa, su grado de autoridad, sus relaciones con otros departamentos, las normas de seguridad, producción, calidad, etc. Esta es una de las características del supervisor más importantes.
El supervisor necesita adiestrar a su personal para poder obtener resultados óptimos. Las informaciones, al igual que las instrucciones que imparte a sus colaboradores, deben ser claras y precisas. Una de las premisas iniciales para saber cómo ser un buen supervisor debe ser la comprensión y la disposición a formar a tus trabajadores.
El supervisor debe aprovechar de la mejor forma posible los recursos humanos, materiales, técnicos y todos los que la empresa facilite, siendo crítico de su gestión para que esta se realice de la mejor forma posible, es decir, mejorando continuamente todos los procesos del trabajo.
El supervisor debe ejercer liderazgo con la suficiente confianza y convicción para lograr la credibilidad y la colaboración de su personal.
Estas características complementan las funciones del supervisor que el profesional debe desarrollar en las grandes empresas y pymes. Emprendepyme define así al supervisor: “No se trata solamente de una persona que tiene empleados a su cargo, sino de un verdadero motivador.”
Se debe programar o planificar el trabajo del día, establecer la prioridad y el orden, tomando en cuenta los recursos y el tiempo para hacerlo, de igual forma el grado de efectividad de sus colaboradores, así como la forma de desarrollar dicho trabajo dentro de su departamento. Proyectar en el corto, mediano y largo plazo es uno de los pilares fundamentales para el éxito de cualquier supervisor.
Esta función comprende la delegación de autoridad y la toma de decisiones, lo que implica que el supervisor debe fomentar las buenas relaciones humanas, procurando que sus instrucciones sean claras, específicas, concisas y completas, sin olvidar el nivel general de habilidades de sus colaboradores.
Esta función le impone al supervisor la responsabilidad de mejorar constantemente a su personal, desarrollando sus aptitudes en el trabajo, estudiando y analizando métodos de trabajo y elaborando planes de adiestramiento para el personal nuevo y antiguo. Así elevará los niveles de eficiencia de sus colaboradores, motivará hacia el trabajo, aumentará la satisfacción laboral y se logrará un trabajo de alta calidad, lo que permitirá conseguir una mayor productividad empresarial en la organización.
Significa crear conciencia en sus colaboradores para que sean cada uno de ellos los propios controladores de su gestión, actuando luego el supervisor como conciliador de todos los objetivos planteados. Supervisar implica controlar. El supervisor debe evaluar constantemente para detectar en qué grado se están logrando los planes establecidos por él o por la dirección de la empresa.
