Portada » Magisterio » Valor Compartido, RSE y DEI: Estrategias de Inclusión y Sostenibilidad Empresarial
Porter sostiene que el capitalismo debe evolucionar: las empresas pueden ser rentables y competitivas generando valor social y ambiental positivo. El problema actual es un capitalismo bajo asedio, donde las compañías priorizan beneficios a corto plazo, pierden legitimidad y agotan recursos.
Según Porter & Kramer, la CVC son las políticas y prácticas operativas que mejoran la competitividad de una empresa, mientras que simultáneamente ayudan a mejorar las condiciones económicas y sociales de la comunidad donde opera.
El Gobierno (Gob) fomenta el valor compartido cuando fija metas sociales claras y medibles, deja margen para la innovación y crea sistemas universales de medición. Lo obstaculiza cuando impone métodos rígidos, crea costos o impuestos excesivos y usa métricas poco confiables.
La RSC responde a presiones externas y se centra en acciones filantrópicas o de cumplimiento. Está separada del negocio y busca “hacer el bien” como complemento. En contraste, el Valor Compartido es parte de la estrategia central de la organización y tiene una motivación interna.
La RSE es una estrategia que integra la sostenibilidad económica, social y ambiental. Busca reducir desigualdades y fomentar la inclusión económica. Implica políticas de empleo inclusivo, compras locales, transparencia y desarrollo comunitario.
El mapa estratégico de inclusión articula valores, comunicación, innovación, evaluación y alianzas con ONG y el Estado.
Herramienta que mide la integración de la RSE en la gestión. Evalúa valores, políticas laborales, medioambiente, comunicación y resultados sociales. Sirve para diagnóstico, mejora continua y rendición de cuentas.
El DEI promueve la diversidad, la equidad y la inclusión en las empresas. Favorece la innovación, la rentabilidad y mejores decisiones. Requiere diagnóstico, metas, liderazgo y medición.
El modelo DEIBME amplía el enfoque al sumar Belonging (pertenencia) y Mindset (mentalidad inclusiva), impulsando culturas donde todos se sientan parte.
Las minorías raciales, étnicas o con discapacidad suelen ser invisibilizadas o estereotipadas, reforzando prejuicios. Es clave promover representación auténtica y diversa en organizaciones y medios, garantizando voz y participación real.
Estudia la inclusión laboral de personas con discapacidad. Su objetivo es impulsar el empleo inclusivo y entornos adaptados.
La Comunicación Accesible (según Lejarza) es un derecho y una condición para la inclusión social: garantiza que personas con discapacidad u otras barreras puedan participar plenamente. Más del 15 % de la población vive con discapacidad.
Las políticas con enfoque de diversidad buscan igualdad de oportunidades para mujeres, personas con discapacidad, LGBTIQ+ y personas mayores de 50 años. Medidas clave incluyen cuotas, formación inclusiva, licencias igualitarias y beneficios fiscales. La diversidad mejora la innovación, la reputación y la cohesión interna.
Buscan reducir brechas estructurales mediante paridad salarial, capacitación y liderazgo femenino. Organismos como la CEPAL y ONU Mujeres impulsan la igualdad como inversión en desarrollo.
Las mujeres representan el 52 % de la fuerza laboral latinoamericana, pero enfrentan una brecha salarial del 19 % y solo ocupan el 32 % de los cargos directivos. Persisten barreras como:
La equidad requiere auditorías de género, políticas de corresponsabilidad, flexibilidad laboral y liderazgo inclusivo.
Este grupo enfrenta discriminación etaria y dificultades de reinserción. Se necesitan programas de actualización, formación digital y mentorías intergeneracionales. Aprovechar su experiencia fortalece la productividad y la diversidad generacional.
Las RR.PP. son clave para promover culturas diversas e inclusivas. Deben comunicar con perspectiva de género, visibilizar la diversidad auténtica y evitar el tokenismo. También articulan alianzas entre empresas, Estado y comunidad, impulsando cambios culturales reales.
