Portada » Geografía » Transformación de la Estructura Agraria y Recursos Primarios en la Geografía Económica Española
El sistema agrario tradicional se caracterizó por el empleo masivo de mano de obra, el escaso desarrollo tecnológico, el autoconsumo y las barreras arancelarias, siendo dominante hasta 1920.
La población ocupada en las actividades agrarias es escasa y envejecida. Existen diferencias territoriales notables: valores altos se encuentran en Andalucía, Extremadura y Murcia, y valores más bajos en Madrid, País Vasco y Cataluña. El desarrollo económico que ha experimentado España desde mediados del siglo XX ha provocado un éxodo rural y la pérdida de empleo en el sector, resultando en un acusado envejecimiento de la sociedad rural.
El espacio agrario se organiza en parcelas y explotaciones con superficie agrícola utilizada (SAU). La propiedad y el régimen de tenencia son factores que inciden directamente en la estructura de las explotaciones y en el dinamismo del sector.
La excesiva parcelación de las explotaciones dificulta las actividades agrarias y limita su modernización. Esto se explica por la antigua organización del espacio agrario, con rotación de cultivos y barbecho, y también se debe a la transmisión familiar de las tierras.
Es la relación jurídica que el agricultor mantiene con las tierras de su explotación. El régimen más común en España es la propiedad. Otros regímenes incluyen:
Las transformaciones técnicas (mecanización, productos fitosanitarios, avances tecnológicos) han supuesto un aumento de los costes de explotación. La producción se diversifica y la competencia hace que cada región tienda a especializarse.
Los aprovechamientos forestales están formados por la superficie forestal arbolada (bosque) y la superficie forestal no arbolada. En España, la superficie forestal ocupa el 54,8% del territorio, siendo el segundo país de la UE con mayor superficie forestal y el tercero en cuanto a ocupación forestal en relación con el territorio.
Los bosques españoles se caracterizan por su distribución desigual. Castilla y León, Andalucía y Castilla-La Mancha tienen las mayores extensiones de superficie arbolada, mientras que en el País Vasco y Cataluña la superficie forestal supera el 50% del territorio.
La producción de madera en los últimos 20 años se ha mantenido, con un valor comercial en crecimiento. Destacan las coníferas. España es deficitaria en esta materia prima y debe importarla.
Los espacios forestales proporcionan importantes beneficios ecológicos y sociales, como el control de la erosión y de la desertización del medio natural, la función de captura de carbono y la regulación hídrica.
Las materias primas, o recursos primarios, son los productos básicos procedentes del subsuelo, la agricultura o la explotación forestal. Se utilizan para la elaboración de bienes de consumo y son la base de las actividades industriales, por lo que tienen una gran importancia económica.
Incluyen cobre, cinc, níquel, oro, plata y plomo. Se localizan en zonas paleozoicas y formaciones alpinas. La producción es variada, con un alto porcentaje del valor de la producción minera concentrado en Andalucía, Extremadura y Asturias. La minería metálica supone un impulso para la minería nacional, aunque existe una tendencia de descenso tanto en la cantidad de material como en el número de explotaciones y empleo.
Como el cuarzo, feldespato y bentonita. Se encuentran en formaciones paleozoicas y terciarias y se destinan a la industria química y a la construcción. La producción de potasa y caolín es insuficiente. Las producciones de magnesita, sal gema, sal marina y arcillas permiten su exportación. España es el único productor de Europa de sulfato sódico y sepiolita, y el primero de fluorita.
La caliza, cuarcita, granito y otros productos de cantera son tipos de materia prima cuya localización es heterogénea y diversa en el territorio. Se destinan a la construcción. España es uno de los principales productores del mundo de yeso y piedras ornamentales. La caída de la industria de la construcción ha reducido a la mitad la aportación de los productos de cantera al valor de la producción, afectando gravemente a este sector.
Las exportaciones mineras en España han experimentado altibajos económicos a pesar de la creciente demanda. El sector minero está regulado por la Ley de Minas de 1973. El declive de la minería se afronta con tres tipos de actuaciones:
