Portada » Historia » Sistemas Políticos y Participación Ciudadana: Democracia y Regímenes de Gobierno
Los mecanismos de democracia semidirecta son instrumentos que permiten a la ciudadanía participar activamente en la toma de decisiones políticas, complementando la democracia representativa.
Es un instrumento por el cual un determinado porcentaje de los ciudadanos puede exigir que una propuesta legislativa sea tratada de forma obligatoria y dentro de un plazo determinado por el órgano legislativo correspondiente.
Es el derecho de la ciudadanía de decidir sobre una ley sancionada por el poder legislativo, el cual la somete a votación popular para su aprobación final o rechazo. A través del referéndum, el pueblo participa en un proceso decisorio sobre cuestiones legislativas, constitucionales o administrativas. En algunos casos, son las autoridades las que llaman a consulta con el objetivo de ratificar o derogar una ley; otras veces, es el pueblo el que, tras reunir firmas, exige que una ley se someta al veredicto popular.
Son consultas convocadas por los gobernantes para que el pueblo se exprese sobre temas que generalmente implican una opinión sobre la gestión de gobierno, algún aspecto del régimen político o sobre asuntos de la política pública.
Los votantes pueden destituir al ocupante de un cargo público antes de que expire el periodo para el que fue elegido. El proceso contempla la presentación de firmas de una proporción determinada del registro de electores y la posterior consulta electoral para decidir si el funcionario continúa o no en el cargo.
Las formas de gobierno describen cómo se organiza y ejerce el poder político en un Estado, definiendo la relación entre los poderes ejecutivo y legislativo.
Los ciudadanos eligen de forma directa a los representantes que integran el poder legislativo o parlamento, y estos a su vez designan a los miembros que componen el gobierno o su gabinete. Este gabinete tiene a su cargo la conducción política del país y es encabezado por un primer ministro o jefe de gobierno. Este gobierno permanecerá en el poder siempre y cuando cuente con el apoyo de la mayoría del parlamento. El primer ministro posee la atribución de disolver el parlamento y convocar a elecciones anticipadas, confiando en que el resultado de estas le permita recuperar la mayoría parlamentaria. El jefe de Estado es una figura simbólica y protocolar que carece de todo poder.
Los ciudadanos eligen directamente y por separado a los representantes que integran el poder legislativo y al presidente. El presidente es a la vez el jefe de gobierno y jefe de Estado. Tiene a su cargo la conducción política del país, nombra y remueve por sí solo a sus colaboradores o ministros, representa a la nación frente a otros países y su mandato dura un número de años establecido. El poder ejecutivo no puede disolver al congreso. En cambio, el congreso sí puede destituir al presidente mediante un juicio político. Los proyectos de ley pueden ser iniciados tanto por el presidente como por los legisladores, y su aprobación no es automática, sino que requiere de largas discusiones o debates.
Los ciudadanos votan directamente a los representantes que integran el poder legislativo, parlamento o asamblea, y estos a su vez designan entre sus miembros, por mayoría absoluta de votos, a un jefe de gobierno o primer ministro. El pueblo también elige de forma directa y por vía separada al jefe de Estado o presidente. El parlamento, el gabinete y el proceso de presentación y aprobación de leyes se asemeja bastante en su funcionamiento al modelo parlamentario. El jefe de Estado posee importantes atribuciones políticas, sobre todo en materia de política exterior.
Además de las formas de gobierno democráticas, existen regímenes donde la autoridad se ejerce de manera restrictiva, limitando la libertad y la participación ciudadana.
Supone una autoridad llevada al extremo, una autoridad que aplasta la libertad. El autoritarismo restringe las capacidades políticas del hombre. Una característica central de los autoritarismos es la restricción del pluralismo político. Su modo de gobierno consiste en la implementación de sistemas de acatamiento y control en los que imperan el uso de la fuerza y la represión contra los individuos o grupos disidentes. El autoritarismo se distingue por una baja movilización política popular y la ausencia de una ideología elaborada y compleja que procure imponerse a la sociedad. El tipo de autoritarismo más frecuente es el de los regímenes militares (gobiernos de facto).
Deriva de ‘totalidad’ y expresa la idea de algo que lo abarca y penetra. Tienden a monopolizar todos los poderes en el seno de la sociedad y a destruir los grupos e instituciones autónomos. En los regímenes totalitarios, las relaciones sociales, económicas, políticas y culturales son moldeadas desde el Estado y no existe lugar para las manifestaciones espontáneas de los ciudadanos en esos ámbitos. La forma de acceso al poder puede producirse por un acto de fuerza o a través de mecanismos constitucionales que pronto son dejados de lado.