Portada » Economía » Modelos Económicos y Geopolítica Energética: Del Régimen Soviético a la Crisis del Petróleo de 1973
El Régimen de Acumulación Soviético (RAS), también conocido como el modelo de crecimiento soviético, es un régimen de acumulación (un modelo de crecimiento económico). Su rasgo más característico era el de la planificación, denominado sistema de planificación por balances materiales. Este sistema de planificación tenía por objetivo un rápido crecimiento a cualquier costo (crecer sin buscar la eficiencia).
Este sistema era un régimen poco flexible que no se alejaba fuertemente del patrón tecnológico capitalista predominante, ya que existía mano de obra asalariada explotada. Además de la existencia de un mercado de trabajo, otro rasgo similar con el capitalismo era el carácter fordista del régimen de acumulación soviético (si bien deformado y adaptado), que no rompía con el patrón tecnológico-social que predominaba en Occidente.
La crisis de este régimen de acumulación se generó por dos factores principales:
Se intentó producir una descentralización del sistema a partir de mayores cuotas de responsabilidad de los directores de las empresas y empresarios soviéticos. Esto se haría por medio de estímulos materiales para reemplazar las metas de producción medidas en volúmenes físicos por metas de producción medidas en volúmenes de ventas o en diferencias entre ventas, costo de capital variable y capital constante.
Se trató de implementar una reforma de precios que aumentara los precios relativos de los bienes de consumo, los cuales estaban fuertemente subsidiados y basados en un esquema de precios relativos obsoleto.
Las reformas fracasaron por dos motivos:
La reforma económica de la Perestroika apuntaba a pasar de un régimen de acumulación extensivo (que derrocha los recursos disponibles) a un régimen de acumulación intensivo. Un régimen de acumulación intensivo implica, sobre todo, poner el énfasis en la necesidad de acelerar el proceso de innovación tecnológica.
Para lograr esto, se contemplaron dos medios:
La reforma se dividió en dos fases:
Se apoyó en ciertas medidas básicas:
Consistió en una propuesta intermediaria entre la propuesta original y la de algunos economistas que sugerían un “shock” de mercado. Implicó un proceso de liberación más acelerado con una supervisión estatal todavía importante, pero que incluía las privatizaciones industriales, al menos para la pequeña y mediana industria. Sin embargo, existieron límites muy fuertes a la reforma económica.
La crisis energética mundial se inició por cinco razones concretas:
Las cinco causas respondían a su vez a la evolución: la producción se multiplicó, los países de la OPEP decidieron subir el precio del crudo y, en cuatro meses, el precio se triplicó.
Como consecuencia de la crisis, también se produjeron transformaciones importantes en la distribución del poder, afectando a las Siete Hermanas y sus aliadas. Las Siete Hermanas eran un conjunto de grandes corporaciones que llegaron, en 1918, a un acuerdo (el “Acuerdo de Achnacarry”) para repartirse las fuentes de suministro y el mercado de petróleo. En 1960 se constituyó la OPEP y, a partir de ahí, los grandes productores y exportadores de crudo se organizaron sistemáticamente en un frente común.
Después de las alzas de precios de 1973-1974, hubo estabilidad hasta 1978. Ese año, los países de la OPEP decidieron incrementar los precios. Los efectos de este segundo choque petrolero en las economías de los grandes países consumidores fueron demoledores: hubo disminución de la demanda interna en el Tercer Mundo y el segundo choque significó un fuerte endeudamiento.
Los países importadores de petróleo generaron la Conferencia de Washington en 1974, donde se propusieron distintos objetivos e ideas para afrontar la situación. La idea relevante fue la de formar un cartel de consumidores, lo que terminó con la creación de la Agencia Internacional de Energía (AIE).
Es cierto que el embargo económico desarrollado por la ONU en agosto de 1990 retiró del mercado una importante cantidad de toneladas de crudo de repente; pero también es cierto que el mundo estaba preparado para afrontar una crisis así. En octubre de ese año, la OPEP seguía suministrando crudo. Además, al iniciarse la crisis, había importantes reservas de crudo. Los stocks suponían al principio de la crisis un colchón importante.
Las compañías petroleras, a merced de las inquietudes surgidas por asegurarse suministros, subieron los precios desde el mismo día de iniciarse la crisis. Pero cuando la especulación bélica cedió, el precio bajó radicalmente. Después de la guerra, las cotizaciones internacionales del crudo continuaron en una tendencia lentamente bajista. Entre 1993 y 1995, los precios del petróleo eran tan bajos en términos reales (debido a una devaluación del dólar) que se difundió la mentalidad de que se volvía a vivir en la era de la energía abundante y barata.