Portada » Historia » La Monarquía de los Reyes Católicos: Consolidación del Estado y Proyección Exterior
El reinado de los Reyes Católicos, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, marcó un periodo crucial en la historia de España, caracterizado por la consolidación de un nuevo modelo de Estado y una ambiciosa política exterior que sentó las bases del futuro Imperio Hispánico.
La temprana muerte de Isabel de Aragón, primogénita de los Reyes Católicos, casada con el infante Alfonso de Portugal, se resolvió con un segundo enlace de la viuda con el rey portugués Manuel I el Afortunado. De esta unión nació el infante don Miguel, quien, de haber sobrevivido a sus dos años de vida, habría reunido las coronas de Portugal, Castilla y Aragón. Tras el fallecimiento de Isabel, la alianza dinástica se mantuvo con un segundo matrimonio de Manuel el Afortunado, esta vez con María, otra hija de los Reyes Católicos.
El descubrimiento de América reabrió el conflicto con Portugal por la navegación atlántica, una disputa que fue resuelta definitivamente en 1494 mediante el Tratado de Tordesillas. Este acuerdo estableció una línea divisoria Este-Oeste, trasladada 370 leguas al oeste de Cabo Verde, asegurando así a Portugal la costa occidental de Brasil y sentando las bases para la expansión ultramarina de ambas potencias ibéricas.
Los Reyes Católicos se propusieron transformar una monarquía de carácter feudal en una monarquía moderna y autoritaria. Ejercieron el poder de una manera personalista y tomaron diversas medidas para reforzar la autoridad real:
La política exterior de los Reyes Católicos, cuidadosamente diseñada, perseguía dos objetivos principales mediante una calculada política matrimonial y la expansión territorial:
Para fortalecer los lazos con los rivales de Francia, se concertaron importantes matrimonios:
Esta política dinástica involucró a España en la compleja política de Europa Occidental y Central, y su consecuencia más trascendental fue la concentración de vastos territorios europeos en la figura de Carlos V, nieto de los Reyes Católicos.
Francia y la monarquía hispánica se enfrentaron por el control de Italia, con el Reino de Nápoles como principal objetivo:
El enfrentamiento entre Francia y la monarquía hispánica en Italia culminó con la anexión del Milanesado por Francia y la integración definitiva del Reino de Nápoles a la Corona de Aragón, junto con la reincorporación del Rosellón y la Cerdaña.
Los Reyes Católicos consideraban que la mejor estrategia para evitar los ataques de los corsarios turcos y berberiscos a las costas españolas era la ocupación de plazas fuertes en el norte de África. Así, entre 1497 y 1510, fueron ocupadas importantes ciudades como Melilla, Orán, Bugía y Trípoli. Ceuta, que era posesión portuguesa, pasaría a manos españolas en futuros acuerdos, consolidando la presencia hispánica en el Mediterráneo occidental.