Portada » Geografía » La Evolución Geográfica de los Modelos Organizativos y Territoriales de la Industria
La etapa preindustrial se había caracterizado por una producción fundamentalmente manual y un rígido control gremial que limitaban el desarrollo de las fuerzas productivas. La mayor consecuencia territorial fue la dispersión de la producción manufacturera, tanto en el entorno urbano como rural.
La ciudad posibilitó un mercado de consumo y el desarrollo de los artesanos, que tradicionalmente se agrupaban en barrios. Sin embargo, algunas actividades encontraron provecho en el traslado a extramuros de la ciudad, y la construcción de canales navegables promovía la localización en su entorno.
Los nuevos avances tecnológicos y el empleo masivo de capital, aplicados al incremento de la productividad de la agricultura y la industria, junto con el desarrollo de los transportes, permitieron a los agentes económicos operar en un mercado cada vez mayor y originar un crecimiento sin precedentes.
La nueva industria surgió en aquellos enclaves donde la existencia de recursos como el carbón y el mineral de hierro posibilitaron la localización de empresas dedicadas a la **siderurgia** y la **metalurgia**, lo que originó una concentración. Algo similar ocurrió con otros recursos naturales.
Por su parte, el mercado de consumo actuó como un importante foco de atracción de la **industria ligera**, lo que favoreció un crecimiento de la industria urbana y desencadenó intensos movimientos migratorios del campo a la ciudad. El número de centros urbanos se multiplicó, al igual que la población, lo que provocó un creciente proceso de **concentración espacial**, que originó el comienzo de los desequilibrios territoriales entre campo y ciudad.
La fábrica se convirtió en el núcleo del nuevo organismo urbano, que además reclamaba los mejores lugares, próximos a las riberas, donde además de aprovecharse para el funcionamiento de las calderas y enfriar superficies, eran los vertederos más cómodos y baratos.
Desde la crisis de los años setenta del pasado siglo, asistimos a un proceso de transformación de las estructuras productivas del sistema industrial. Después de un primer momento de aguda crisis, la recuperación se inició simultáneamente a la aceleración de la **innovación tecnológica** y a la **revolución de las telecomunicaciones**, además de las mejoras en transportes. Todas estas circunstancias estimularon la movilidad empresarial y la **descentralización productiva**.
El modelo de producción en masa está siendo sustituido por un nuevo modelo de **producción en red**, donde esta nueva forma de producción se sustenta en redes de flujos de todo tipo entre las unidades de producción de una misma empresa y entre las empresas que trabajan en red.
Las principales soluciones adoptadas tienden a romper el esquema de la concentración urbano-industrial de la etapa anterior y a sustituirlo por otro de carácter más descentralizado. Hay tres fenómenos principales como consecuencia de los nuevos procesos organizativos:
La crisis de la industria metropolitana y la pérdida de empleo urbano de los años ochenta y noventa del pasado siglo son una buena muestra del cambio de tendencia hasta entonces imperante, entre el tamaño de la ciudad y el crecimiento del empleo industrial. Las causas de este fenómeno hacían referencia a la pérdida de las ventajas comparativas hasta entonces ofrecidas por la gran ciudad.
Al parecer, las **economías de aglomeración**, así como la actividad productiva de las grandes corporaciones, se están convirtiendo ahora en **economías de desaglomeración**. Muchos elementos contribuyen a las desventajas de la concentración:
Sin embargo, la tendencia a la desindustrialización de las grandes ciudades, como fenómeno generalizado, está lejos de mostrar un carácter inexorable. La **globalización** actual de la economía refuerza el papel a desempeñar por determinadas ciudades en la organización de la economía mundial.
El mercado actual de la ciudad se caracteriza por el crecimiento de la oferta urbana para localizaciones selectivas, y por una demanda cualitativa. Entre estas localizaciones selectivas destacan los **centros industriales innovadores**, con grandes gastos en **I+D** (Investigación y Desarrollo) que demandan mano de obra cualificada. Esta dualidad explica que pueda apreciarse en la ciudad actual tendencias contradictorias:
Este tipo de empresas innovadoras tiende a concentrarse espacialmente en ciertos ámbitos, sobre todo de carácter urbano-metropolitano. Esto está relacionado directamente con dos razones:
Si durante la fase **fordista** las áreas rurales eran los espacios más afectados por procesos de desindustrialización, el inicio de la transición hacia el actual sistema de **producción flexible** evidenció la recuperación de ciertas tendencias desconcentradoras.
En las actuales circunstancias que organizan el proceso productivo fabril, las áreas rurales cuentan con un conjunto de ventajas relativas que les confieren un carácter competitivo. Así, la existencia de:
Estos son alicientes suficientes para la instalación de determinados sectores industriales que, además, demandan mano de obra. Los bajos precios de esos lugares en la vida diaria, su bajo nivel conflictivo y reivindicativo, convierten a estas áreas en modélicas, bajo el punto de vista empresarial. Sin embargo, no todo el desarrollo industrial ha venido del exterior; hay fuerzas internas que han propiciado un crecimiento industrial de carácter **endógeno**, pero no son el fruto de una unión de empresas coordinadas que compartan riesgos.
La deslocalización consiste en el traslado de una parte importante de la producción hacia otros países, bien por:
La deslocalización comienza a tomar relevancia a partir de la década de los noventa del pasado siglo y afecta a sectores tradicionales e intensivos en mano de obra (textil, confección, juguete, etc.). El origen de este fenómeno está en el funcionamiento **globalizado** de la economía actual, que posibilita la descentralización productiva cada vez de forma más radical en países de todo el mundo.
Las causas son variadas e incluyen:
En función del sector y tipo de producto, tendrán más peso unos factores que otros.
Las consecuencias pueden tener ventajas e inconvenientes, dependiendo de si se analizan desde la perspectiva del país de origen o del país receptor.