Portada » Magisterio » La Educación Superior ante los Retos del Siglo XXI: Habilidades Clave para el Futuro
La educación superior en el siglo XXI enfrenta una serie de desafíos apremiantes que exigen respuestas contundentes por parte de las instituciones y, de manera particular, de la docencia universitaria. Surge la interrogante fundamental: ¿Cómo podemos, desde nuestras aulas, abordar y responder a estos retos?
Para profundizar en este tema, presentamos extractos de la disertación ofrecida por la doctora Viviana González Maura en el I Congreso Iberoamericano de Formación de Profesores, celebrado en Brasil:
“Es evidente que, con el surgimiento de la globalización, la sociedad de la información y del conocimiento, se ha influido en la transformación de la estructura de la sociedad, dando lugar a nuevas formas de organización política, social, económica y cultural. La educación, para bien o para mal, no escapa a la influencia de estos cambios…”
Ante este panorama, nos planteamos: ¿Qué tipo de exigencias surgirán en este nuevo siglo? ¿Qué habilidades necesitarán nuestros jóvenes para prosperar en este nuevo milenio?
Actualmente, identificamos diversas demandas que impactan a nuestra juventud. Entre ellas destacan:
Además de estas demandas socioeconómicas, educativas y tecnológicas, los jóvenes se enfrentan a problemas de salud, incluyendo:
Todas estas exigencias nos impulsan a la necesidad de aprender nuevas formas de aplicar nuestras habilidades existentes y a desarrollar otras nuevas.
Según un estudio realizado por Carlos P. Zalaguett, Lic. Mg. Psicólogo de la Universidad del South Florida, tras investigar las demandas mencionadas para los jóvenes actuales, se planteó la siguiente pregunta: ¿Cuáles son las habilidades y destrezas que el estudiante de educación superior debe adquirir y desarrollar para tener éxito en el siglo XXI?
En su investigación participaron 17 psicólogos, 10 agentes gubernamentales y 28 profesionales de diversas áreas relacionadas con la educación. Utilizaron la Teoría Basal para analizar datos cualitativos. En esta teoría, las respuestas se segmentaron por unidades de significación, incluyendo las siguientes:
Los resultados de esta investigación concluyeron que el éxito futuro del estudiante depende tanto de sus características personales como del tipo de educación que recibe. Entre las habilidades más cruciales que los estudiantes deben adquirir se encuentra la comunicación eficaz con otros. La segunda habilidad destacada es la aplicación de tecnología computacional básica. En tercer lugar, se sitúa la capacidad de pensar críticamente, y finalmente, el conocimiento multicultural, referido a la habilidad para interactuar con personas de diversas culturas o etnias.
Hoy en día, reconocemos que la cultura de la comunicación es tan esencial como las matemáticas; es la nueva ciencia del siglo XXI. A través de esta ciencia, el ser humano despliega todo su potencial y logra una comprensión racional de su entorno.
De lo anterior, se infiere que el estudiante debe poseer una combinación de habilidades interpersonales e intrapersonales, junto con principios y habilidades tecnológicas y educativas. Si alcanzan esto, estarán preparados para competir en este mundo complejo y en constante cambio.
Los planes de estudio de las instituciones de educación superior deben adaptarse para satisfacer las demandas de este siglo, brindando a los estudiantes la oportunidad de desarrollar estas habilidades. Además, es fundamental informar a los estudiantes sobre el tipo de preparación profesional requerida para el futuro, permitiéndoles tomar las mejores decisiones académicas posibles y así alcanzar el éxito.
Considero que es un verdadero reto para la educación en esta sociedad de la información, como plantea Antonio Aguilera, formar individuos íntegros, dotados de conocimientos y competencias más amplias que profundas, capaces de aprender a aprender e interesados en expandir continuamente sus conocimientos.
Es crucial destacar que el desarrollo del talento humano, con sus conocimientos y habilidades, no solo potencia las ventajas competitivas en la economía global, sino que también facilita la búsqueda de soluciones a los problemas económicos y sociales en los ámbitos nacionales y locales.
El papel de la educación superior en la formación profesional ya no se limita al desarrollo de habilidades especializadas, sino que abarca la capacidad de resolver problemas imprevistos que surgen en la práctica laboral, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la población, promover el desarrollo cultural y conservar el medio ambiente.
Debemos garantizar que nuestras universidades e institutos superiores formen profesionales que no solo satisfagan las necesidades de nuestra sociedad, sino también las del mundo. Sus habilidades, capacidades y destrezas técnicas y cognitivas deben permitirles integrarse con eficiencia y eficacia en el sistema de producción de bienes y servicios.
“Es deber de nuestros gobernantes otorgar a la educación uno de los tres primeros lugares en importancia, junto con la salud y la seguridad social y económica, dentro de cualquier plan de desarrollo nacional, supeditando las políticas económicas a las necesidades educativas.”
Fuente: González Maura, Viviana. “La profesionalidad del docente universitario desde una perspectiva humanista de la educación”. Ponencia presentada en el I Congreso Iberoamericano de Formación de Profesores, celebrado en la Universidad Federal de Santa María, Río Grande del Sur, Brasil, en abril de 2000.