Portada » Economía » Impacto Macroeconómico del Desempleo: Relación con Inflación, Déficit y Competitividad
En toda la economía, los resultados medidos en términos de crecimiento del PIB, la inflación y el empleo, se pueden expresar en función de las fuerzas internas del mercado, las perturbaciones externas y las políticas macroeconómicas. Si observamos el gráfico uno (referencia externa), comprobaremos que en 2009 se produce un elevado incremento en la tasa de paro y una disminución del empleo. Estos datos nos permiten realizar un estudio del mercado de trabajo, donde se determina el nivel de empleo. Esta es una variable clave en toda la economía por su dimensión humana.
La demanda de trabajo se genera cuando la empresa demanda trabajo tratando de maximizar los beneficios, bajo el supuesto de una economía perfecta. La función de demanda de trabajo es la función de productividad marginal del trabajo, que es igual al salario real.
Así pues, la función de demanda agregada de trabajo es decreciente con el salario real, de modo que ante un aumento del salario real, la cantidad de trabajo demandada se reduce, y si el salario real disminuye, la cantidad demandada de trabajo aumenta.
En este caso, podemos decir que, al haber un descenso en el empleo y un aumento en los niveles de la tasa de paro, la demanda de trabajo es baja.
Sin embargo, la oferta de trabajo es alta. Hay una gran cantidad de mano de obra y, por tanto, generadora de renta que no está siendo utilizada de manera eficiente, lo que produce un descenso en el consumo de los hogares y falta de competitividad en el mercado exterior.
Además, si hay poca demanda y mucha oferta de trabajo, los salarios se vuelven precarios.
Esta situación puede ser mayor o menos crítica dependiendo del tipo de desempleo:
Hay una relación entre inflación y desempleo relacionada con los ciclos económicos. Es lo que se denomina Curva de Phillips. Si la inflación es elevada, la tasa de desempleo es reducida, mientras que si la inflación es reducida, la tasa de desempleo es elevada. Esto funciona en el corto y medio plazo cuando el Estado emplea una política fiscal expansiva.
Sin embargo, a largo plazo, el nivel de desempleo no depende de la política fiscal, sino de la competitividad de una economía. En este sentido, se pueden proponer políticas de oferta para alcanzar la competitividad. Aunque es difícil, ya que se aumenta la competitividad mediante innovación, flexibilidad del mercado, nuevas tecnologías, desarrollo, abaratamiento de costes (bajar salarios), etc.
No obstante, siempre habrá una tasa natural de paro o NAIRU (Non-Accelerating Inflation Rate of Unemployment), que es la tasa de paro que no acelera la inflación.
Por otro lado, la Ley de Okun es una observación empírica que señala la relación existente entre los cambios en la tasa de desempleo y el crecimiento de una economía. Okun señaló que, para mantener los niveles de empleo, una economía necesita crecer cada año entre el 2,6% y el 3%. Además, para disminuir el desempleo es necesario crecer 2 puntos porcentuales por cada punto de desempleo que se quiera reducir.
Tal y como observamos en el segundo gráfico (referencia externa), el desempleo produce un déficit público. Los ingresos públicos son menores mientras que los gastos públicos son mayores; es decir, esa economía vive por encima de sus posibilidades. Los ingresos disminuyen porque hay menos renta y desciende el consumo, se cotiza menos y la recaudación de impuestos es menor. Si el desempleo aumenta, el sector público deberá afrontar mayores gastos por subsidios de desempleo. Por tanto, si no aumentan los impuestos, el déficit público se incrementará.
El déficit público nos genera una necesidad de financiación, lo que nos lleva a endeudarnos, generando deuda pública por la que tendremos que pagar más intereses.
Según el gráfico 3 (referencia externa), la situación de desempleo y déficit público provocan que los precios al consumo aumenten y el nivel de vida caiga en el mercado laboral precario. De esta manera, perdemos competitividad en el mercado exterior porque producimos menos al no emplear el factor trabajo de manera eficiente y, además, producimos caro. La consecuencia es que caigan las exportaciones y se genere un saldo negativo en la balanza de pagos, lo que se conoce como déficit exterior.
Como sabemos, hay economías que no son competitivas unas con otras debido a:
Las medidas que podemos tomar incluyen la especialización en algún producto para vender, como las olivas o el jamón. También se pueden adoptar medidas proteccionistas (aranceles, impuestos a productos extranjeros) o medidas de libre cambio.
Así como ganar competitividad mediante la innovación o el abaratamiento de costes.
En resumen, no se han cumplido los objetivos macroeconómicos de crecimiento económico, porque hay desempleo. Tampoco el control de la inflación, porque hay precios altos debido al desempleo, ni el control del desempleo, porque la tasa de paro es alta. Tampoco el control del déficit público, porque los gastos son mayores que los ingresos, situación dada porque se recauda menos y hay más prestaciones por desempleo. Hay déficit exterior porque las exportaciones han caído.
En el caso del IPC (Índice de Precios al Consumo), su subida implica inflación.