Portada » Geografía » Impacto Humano en el Medio Ambiente Español: Desafíos, Políticas y Soluciones
El ser humano causa problemas medioambientales y, a su vez, desarrolla políticas encaminadas a solucionarlos. Las actuaciones negativas del ser humano sobre el medio ambiente se pueden agrupar en dos categorías principales:
Como respuesta inicial a estos problemas, se creó el ICONA (Instituto para la Conservación de la Naturaleza) en 1971. Posteriormente, con la Constitución Española de 1978, se recogió el derecho de todos los ciudadanos a disfrutar de un medio ambiente adecuado y el deber de conservarlo.
En la actualidad, la política medioambiental española está determinada por una combinación de acuerdos internacionales, directrices de la Unión Europea y normativas desarrolladas a nivel estatal y autonómico. Los objetivos fundamentales de esta política medioambiental son:
El relieve continental resulta alterado principalmente por las actividades extractivas (minas a cielo abierto, canteras) y por la construcción de grandes infraestructuras, como túneles, viaductos, carreteras y líneas ferroviarias de alta velocidad.
A la erosión marina natural se suman la intensa presión urbanística en el litoral, la desaparición de playas debido a la extracción de grava y arena para la construcción, y la creación de estructuras artificiales como diques, espigones o puertos deportivos, que modifican las corrientes y el transporte de sedimentos. Frente a estos problemas, la política de costas, articulada principalmente a través de la Ley de Costas (Ley 22/1988, de 28 de julio, y su reforma por la Ley 2/2013, de 29 de mayo), pretende recuperar progresivamente la «naturalidad» del litoral, garantizando su uso público y restaurando los tramos degradados.
Se origina fundamentalmente por la quema de combustibles fósiles en la industria, el transporte, las calefacciones domésticas y comerciales, así como por los incendios forestales. Esta contaminación genera diversos problemas:
Causada por las emisiones de dióxido de azufre (SO₂) y óxidos de nitrógeno (NOx) procedentes de la combustión, que reaccionan en la atmósfera formando ácidos sulfúrico y nítrico, precipitados posteriormente con la lluvia. Soluciones: mejoras tecnológicas en las centrales térmicas (filtros, sistemas de desulfuración) y su cierre progresivo, sustituyéndolas por fuentes de energía más limpias.
Acumulación de partículas contaminantes en suspensión en el aire, especialmente sobre las grandes ciudades, formando una neblina visible. Soluciones: fomento del transporte público colectivo y vehículos menos contaminantes, peatonalización de áreas urbanas, y ahorro energético.
Bruma densa y de color pardo-amarillento que se forma en áreas urbanas con alta insolación, por la reacción de contaminantes primarios (óxidos de nitrógeno e hidrocarburos volátiles procedentes del tráfico y la industria) bajo la acción de la luz solar, generando ozono troposférico (O₃) y otros oxidantes. Consecuencias: problemas respiratorios y cardiovasculares, irritación ocular y daños a la vegetación y los materiales. Soluciones: aplicación de la Ley de Calidad del Aire y Protección de la Atmósfera, y cumplimiento de los compromisos internacionales para la reducción de emisiones de precursores.
El adelgazamiento de la capa de ozono estratosférico (situada entre los 15 y 55 km de altitud), que nos protege de la radiación ultravioleta nociva del sol, se debe principalmente a la emisión de gases clorofluorocarbonos (CFC) y halones, anteriormente presentes en aerosoles, sistemas de refrigeración y extintores. Consecuencias: aumento de la incidencia de cáncer de piel, cataratas y afecciones al sistema inmunológico, así como daños a ecosistemas. Soluciones: la prohibición internacional (Protocolo de Montreal) y nacional de los CFC y otras sustancias destructoras del ozono ha permitido que el espesor de la capa de ozono tienda a estabilizarse e incluso a recuperarse lentamente.
El cambio climático actual está provocado principalmente por el aumento de la concentración en la atmósfera de gases de efecto invernadero (GEI), como el dióxido de carbono (CO₂), el metano (CH₄) y el óxido nitroso (N₂O), que retienen el calor emitido por la Tierra, intensificando el efecto invernadero natural.
Consecuencias en España:
Soluciones:
Cumplir los compromisos internacionales adquiridos (Protocolo de Kioto, Acuerdo de París de 2015). Ejemplos de medidas: participación en el Mercado Europeo de Derechos de Emisión, fomento de las energías renovables, mejora de la eficiencia energética en todos los sectores (transporte, industria, edificación), y promoción de una agricultura y gestión de residuos más sostenibles.
Implementación del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC) para diagnosticar los impactos previsibles en los diferentes sectores y ecosistemas, y proponer medidas para aumentar la resiliencia y reducir la vulnerabilidad.
El ruido, definido como un sonido no deseado y molesto, se considera un tipo de contaminante atmosférico con importantes efectos sobre la salud y la calidad de vida.
Causas principales:
España es uno de los países de la Unión Europea con mayor nivel de exposición al ruido ambiental, y se sitúa entre los primeros a nivel mundial según la OCDE, después de Japón.
Consecuencias para la salud y el bienestar:
Para abordar este problema, se ha elaborado la Ley del Ruido (Ley 37/2003, de 17 de noviembre) y su normativa de desarrollo. Esta legislación obliga a las comunidades autónomas (CC. AA.) a elaborar mapas de ruido de las grandes infraestructuras viarias, ferroviarias y aeropuertos, y a las administraciones locales a establecer zonas de protección acústica especial y objetivos de calidad acústica, con valores máximos de ruido que se deben respetar.
Se define como la emisión de flujo luminoso procedente de fuentes artificiales de luz durante la noche, con una intensidad, dirección, rango espectral o horario innecesarios para la actividad prevista en la zona iluminada. Provoca un aumento del brillo del cielo nocturno.
Impactos negativos:
Soluciones:
Se debe a actividades como la extracción de áridos de los cauces fluviales, la construcción de obras urbanísticas e infraestructuras en las llanuras de inundación o márgenes de los ríos, y la acumulación de sedimentos, escombros y basura en los humedales y riberas. Estas acciones alteran los cauces fluviales, modifican los procesos de sedimentación y erosión, y degradan las comunidades ecológicas de los humedales y ecosistemas riparios.
Soluciones: se promueve la restauración hidromorfológica de los ríos, la protección y restauración de la vegetación de ribera, y la adhesión y cumplimiento de los compromisos del Convenio de Ramsar relativo a los Humedales de Importancia Internacional, para conservar y recuperar los humedales degradados.
Es causada por un incremento sostenido del consumo de agua para usos agrarios (principalmente regadío), urbanos (abastecimiento a poblaciones) e industriales. Esta extracción excesiva de agua superficial y subterránea reduce el caudal ecológico de los ríos, disminuye la superficie y el volumen de lagos y humedales, y provoca el descenso de los niveles freáticos en los acuíferos, con riesgo de intrusión salina en zonas costeras.
Soluciones:
Proviene de diversas fuentes y afecta tanto a las aguas superficiales como a las subterráneas:
Esta contaminación afecta la calidad del agua para el consumo humano, los usos industriales y agrícolas, daña los ecosistemas acuáticos y su biodiversidad, y puede tener graves consecuencias para la salud pública. Las zonas costeras urbanas, industriales y las principales rutas petroleras son especialmente vulnerables.
Soluciones:
Los daños en los bosques y otras formaciones vegetales se deben a:
Medida: Frente a este problema, España se ha integrado en la Red Europea de Seguimiento de Daños en los Bosques (ICP Forests) para evaluar el estado de salud de las masas forestales y adoptar medidas de protección.
Está motivada en muchos casos por la sustitución de las especies autóctonas (propias de la región y adaptadas a sus condiciones) por otras alóctonas (introducidas) de mayor rendimiento económico a corto plazo (por ejemplo, especies de crecimiento rápido para la producción de madera o pasta de papel). Esta sustitución puede modificar negativamente las propiedades del suelo, aumentar el riesgo de incendios (algunas especies introducidas son más inflamables) y afectar negativamente a la flora y fauna locales que dependen de los ecosistemas originales.
La pérdida de la cubierta vegetal, especialmente la forestal, incide sobre extensas superficies de España, aunque en las últimas décadas se ha observado una recuperación de la superficie arbolada en algunas áreas debido al abandono de tierras agrícolas marginales y a las políticas de reforestación.
Causas principales:
Consecuencias de la deforestación:
El Plan Forestal Español (2002-2032, aunque el texto original menciona 2002-2023) y las estrategias forestales autonómicas implementan medidas para lograr una gestión forestal sostenible y multifuncional del bosque, que contemple:
Para prevenir y combatir los incendios forestales:
Además, los bosques y los residuos forestales y agrícolas pueden suministrar una forma de energía renovable: la biomasa.
Consiste en la ocupación del suelo natural o agrícola por usos urbanos, industriales o infraestructuras, lo que implica su sellado e impermeabilización, con la consiguiente pérdida de sus funciones ecológicas (regulación hídrica, sumidero de carbono, hábitat) y productivas.
Se debe a diversas actividades:
Soluciones: El Plan Nacional de Recuperación de Suelos Contaminados (aunque pueden existir planes más recientes o estrategias integradas) establece un marco para la identificación, caracterización y descontaminación de emplazamientos afectados. La legislación obliga a las empresas potencialmente contaminantes a emitir informes periódicos sobre el estado de su suelo y, en caso de contaminación, a llevar a cabo las actuaciones de limpieza y recuperación necesarias.
Es un fenómeno natural de desgaste y transporte del suelo por la acción del agua y el viento. En gran parte de España, este proceso se ve acentuado por factores como las acusadas pendientes del relieve, la aridez climática (con escasez de cubierta vegetal protectora) y el carácter torrencial de muchas precipitaciones.
La erosión natural se intensifica notablemente con ciertas acciones humanas:
Es la degradación de las tierras de las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, resultante de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas. Implica una pérdida de la capacidad productiva del suelo y la adquisición de rasgos propios de los desiertos.
España, especialmente el sureste peninsular y las Islas Canarias, es una de las áreas de Europa más afectadas por el riesgo de desertificación. Para combatir la erosión y la desertificación, España participa en iniciativas internacionales y desarrolla políticas nacionales, como:
Los residuos sólidos urbanos (RSU), comúnmente conocidos como basura doméstica, tienen un destacado impacto medioambiental, dado que muchos de sus componentes no son biodegradables o tardan mucho tiempo en descomponerse, y su acumulación requiere grandes extensiones de terreno para vertederos.
La producción de RSU en España (aproximadamente 1,31 kg por habitante/día, aunque esta cifra varía y evoluciona) se ha incrementado en las últimas décadas debido al aumento del consumo y a los patrones de producción y envasado.
Como consecuencia, en las periferias de algunas ciudades y pueblos han aparecido históricamente vertederos incontrolados, que tienden a desaparecer gracias a una gestión más rigurosa, pero que originan problemas sanitarios y contaminan el suelo y las aguas superficiales y subterráneas. Los vertederos controlados o sanitariamente sellados son menos problemáticos desde el punto de vista sanitario, pero también inciden sobre el medio ambiente a través de la alteración paisajística, la ocupación de suelo, la generación de lixiviados y la emisión de gases de vertedero (principalmente metano).
Frente a este problema, el Plan Nacional de Residuos Urbanos (PNRU) – o los planes más recientes como el Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos (PEMAR) – plantean los siguientes objetivos y actuaciones, basados en la jerarquía de gestión de residuos:
Se promueve la estrategia de las «tres erres» (y más recientemente, la economía circular):
Además, se impulsa la recogida selectiva de las diferentes fracciones de residuos (papel/cartón, vidrio, envases ligeros, materia orgánica) y la creación de puntos limpios o ecoparques para la recogida separada de residuos especiales o peligrosos del hogar (aceites usados, pilas, pinturas, baterías, aparatos electrónicos, etc.). El objetivo (según planes pasados, como el PNRU que mencionaba reducir en 2020 un 10 % los residuos generados en 2010 y que el 50 % se destinase a la reutilización o reciclado) es aumentar significativamente las tasas de reciclado y preparación para la reutilización, en línea con las directivas europeas.
Para la fracción de residuos que no puede ser prevenida, reutilizada o reciclada, se buscan opciones de valorización:
La eliminación en vertedero se considera la última opción, reservada para los residuos que no pueden ser valorizados.
España es uno de los países de la Unión Europea con mayor biodiversidad, es decir, con una gran variedad de especies vegetales y animales y de ecosistemas, debido a su diversidad geográfica, climática y geológica.
Sin embargo, esta rica diversidad biológica se ve amenazada por diversas presiones:
Consecuencias: Como resultado de estas presiones, un número significativo de especies en España se encuentran amenazadas, incluidas en diferentes categorías de riesgo (vulnerable, en peligro, en peligro crítico) y algunas se hallan en grave peligro de extinción (por ejemplo, históricamente, el oso pardo cantábrico, el lince ibérico, la foca monje del Mediterráneo, el urogallo cantábrico, entre otras) o en riesgo de desaparición a medio plazo si no se toman medidas efectivas.
Soluciones: Frente a este problema, se ha elaborado y se actualiza el Catálogo Español de Especies Amenazadas y los catálogos regionales, que establecen medidas específicas de protección y planes de recuperación o conservación para las especies incluidas. Otras estrategias incluyen la creación de redes de espacios protegidos, la restauración de hábitats degradados, la lucha contra las especies invasoras, la promoción de prácticas sostenibles en los sectores productivos y la sensibilización ciudadana.
En España, la protección de espacios naturales con valores singulares comenzó formalmente con la Ley de Parques Nacionales de 1916, que inicialmente priorizaba la belleza paisajística y monumental de los lugares. Con el tiempo, se fueron incorporando criterios científicos (biológicos, geológicos, ecológicos) para la designación y gestión de estos espacios.
La Ley 15/1975, de Espacios Naturales Protegidos, y posteriormente la Ley 4/1989, de Conservación de los Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres (actualmente, el marco legal principal es la Ley 42/2007 del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, y sus modificaciones), establecieron y regularon distintas figuras de protección, gestionadas tanto por la administración estatal como por las comunidades autónomas:
Además de estas figuras, existen otras como las Áreas Marinas Protegidas, Zonas Húmedas de Importancia Internacional (Sitios Ramsar), etc.
España también participa activamente en redes internacionales de conservación como la Red Natura 2000 de la Unión Europea (que incluye Zonas de Especial Conservación – ZEC y Zonas de Especial Protección para las Aves – ZEPA) y la Red Mundial de Reservas de la Biosfera del programa MaB de la UNESCO.
Otras medidas complementarias para la conservación de la naturaleza y la biodiversidad incluyen la elaboración de planes de ordenación de los recursos naturales (PORN), la prevención de impactos ambientales mediante evaluaciones ambientales estratégicas y de proyectos, la implicación voluntaria de empresas en iniciativas de custodia del territorio y responsabilidad social ambiental, y la importante labor de concienciación, denuncia y propuesta de soluciones por parte de organizaciones ecologistas y conservacionistas como Greenpeace, WWF/Adena, SEO/BirdLife (Sociedad Española de Ornitología), Ecologistas en Acción, y muchas otras, que promueven un modelo de desarrollo sostenible.