Portada » Ciencias sociales » Historia y Cultura de los Pueblos Indígenas de México: Origen, Distribución y Legado
El término *indígena* significa “originario de un país”. Desgraciadamente, en ciertos círculos se asocia al término *indio*, que les fue dado a los habitantes originales por los conquistadores españoles en el siglo XVI. Cuando escuchamos la palabra indio o indígena, inmediatamente nos vienen a la mente imágenes e ideas que suelen reflejar más nuestros prejuicios e ignorancia que las realidades y las culturas de esos grupos.
Según los censos más recientes, aproximadamente 10 millones de mexicanos son considerados indígenas porque viven en un hogar donde, al menos, uno de los padres de familia habla una lengua indígena; esto significa uno de cada 10 mexicanos. Por otro lado, 25 millones de personas se definieron a sí mismas como indígenas. Por otra parte, de acuerdo con el artículo 2.º de nuestra Constitución, se reconoce como pueblo indígena a “aquellos que descienden de poblaciones que habitaban en el territorio actual del país al iniciar la colonización y que conservan sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas o parte de ellas”.
Una buena forma de identificar la distribución de los grupos indígenas en nuestro país es mediante un mapa nacional de localización de las lenguas indígenas. Como puedes notar, ambos (personas y lenguas) se concentran particularmente en ciertas regiones, lo que es producto de una larga historia. A la llegada de los europeos en el siglo XVI, el territorio de lo que actualmente es México estaba habitado por una gran diversidad de pueblos indígenas. Sin embargo, su distribución no era uniforme: muchos de ellos vivían en el centro, sur y sureste del actual territorio, mientras que el norte del país estaba habitado en gran parte por grupos seminómadas que se movían dentro de una misma región.
A continuación, se presentan las principales teorías sobre el origen de los primeros pobladores del continente americano.
Paul Rivet planteó que la población americana proviene de varias migraciones por diferentes rutas:
Antonio Méndez Correa postuló que el poblamiento americano se había realizado desde Australia y a través de la Antártida, debido a las condiciones climáticas favorables (glaciaciones).
Estos estudios se respaldan en semejanzas lingüísticas y físicas entre los indígenas australianos y los indígenas de Tierra del Fuego. Sin embargo, es la teoría con más difícil comprobación debido a la falta de evidencia.
Florentino Ameghino se basó en los hallazgos realizados en el noroeste de la provincia de Buenos Aires para desarrollar una teoría. En esta afirmaba la coexistencia entre seres humanos.
Alex Hrdlička postuló, a principios del siglo XX, que los primeros pobladores de América provinieron del noreste de Asia hace 10,000 años atrás.
El ingreso se habría dado por el Oeste, desde Siberia (Asia) hacia Alaska (América), a través de un puente terrestre llamado Beringia, producido por el descenso del mar debido a la última glaciación.
Hace más de 5,000 años, es decir, antes del año 3000 a. n. e., los grupos humanos que poblaban el centro y sur de México comenzaron a adoptar la agricultura como principal forma de obtener sus alimentos, lo que provocó profundas transformaciones en la vida cotidiana. A diferencia de los recolectores y cazadores que vivían de las plantas y los animales silvestres, los agricultores se alimentaban con las plantas que cultivaban y solían permanecer cerca de sus cultivos.
En un principio, las mujeres recolectoras encontraron ciertas plantas que daban semillas y frutas más apetitosas o fáciles de comer. En el caso de México, encontraron un tipo de gramínea llamada *teocintle*, es decir, un pasto que tenía una pequeña mazorca con semillas carnosas que se podían comer cocidas o convertidas en harina, además de que se podía extraer jugo dulce de sus tallos.
A lo largo de generaciones, los grupos humanos se quedaron a vivir en las zonas donde crecían estas plantas. Así se volvieron *sedentarios*, es decir, personas que viven siempre en el mismo lugar. Con el tiempo, estas plantas cambiaron: las semillas del teocintle se hicieron más numerosas y más grandes hasta que se convirtieron en las mazorcas del maíz que conocemos ahora; las frutas de las cucurbitáceas se transformaron en los diferentes tipos de calabazas actuales; y las leguminosas, en frijoles y habas. De manera similar, los pueblos indígenas de Mesoamérica modificaron muchas otras plantas para comer, como el aguacate y el chile; o el maguey y el algodón para hacer fibras y usarlas en la elaboración de vestimenta.
VENTAJAS |
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Otra manifestación cercana de la herencia cultural indígena es el *tianguis*, término que tiene su origen en la palabra náhuatl *tianquiztli*, que significa “mercado”. Se trata de espacios públicos al aire libre donde se realiza el intercambio de mercancías y servicios, incluso trueque, con la finalidad de satisfacer diversas necesidades de consumo de la población. Más allá del uso comercial, para muchas comunidades el tianguis, desde sus orígenes prehispánicos, se constituyó como un espacio de identidad donde también tiene lugar la socialización y la convivencia. En la actualidad, en muchos de estos mercados rurales los comerciantes se comunican en su propia lengua.
Algunos pueblos indígenas de nuestro país son famosos por la belleza de los productos que elaboran. Por ejemplo:
Entre las danzas folklóricas más conocidas en todo México se encuentra la danza de los venados, de los *yaquis* y *mayos* de Sonora. Igualmente, en el festival conocido como *La Guelaguetza*, en Oaxaca, se practican muchas danzas de diversos pueblos indígenas de la región. En ellos, mujeres y hombres de cada pueblo visten sus trajes típicos: las mujeres usan coloridos huipiles y los hombres elegantes camisas tejidas. La belleza y el colorido de estas tradiciones las hacen muy atractivas para los visitantes y turistas de México y de todo el mundo. Apreciarlas es una manera de reconocer el gran valor que tiene la herencia indígena en la cultura mexicana.