Portada » Deporte y Educación Física » Higiene Infantil: Guía Completa para Educadores
La higiene se define como la ciencia de la salud que tiene por objetivo el estudio de todas las condiciones y factores que intervienen en el mantenimiento de la salud del ser humano. Es el conjunto de reglas para conservar y fomentar el estado de salud y prevenir la aparición de enfermedades. La relación entre la higiene y la salud parece evidente: uno de los objetivos de la higiene es el fomento de la salud (física, mental y social).
La salud está determinada por distintos factores:
De los cuatro, los 3 últimos son modificables.
Dentro de la higiene infantil se pueden diferenciar:
La higiene corporal del niño tiene como objetivo la limpieza de la piel y sus anejos (pelo, uñas) y los órganos de los sentidos.
Desde el nacimiento hasta los 7-10 días de vida, la herida del cordón umbilical va cicatrizando hasta su total desprendimiento.
En el recién nacido, la piel es extremadamente sensible, ya que produce de manera deficiente grasa y sudor, por lo que su lubrificación es menor que en el adulto. La maduración de la piel se da en torno a los 8-9 meses.
Hasta los 2 años es un proceso diario, no hay que meter la cabeza debajo del agua, hay que echar agua suavemente sobre él, poco a poco. Peinar al niño es imprescindible para tener el pelo limpio, es bueno para el cuero cabelludo y se evita que salga la costra láctea (una especie de capa blanquecina, unas escamas aceitosas y amarillentas de aspecto desagradable).
El cepillo debe ser de cerdas muy suaves; hay que pasarlo con suavidad, humedecido. En las primeras semanas no es recomendable el uso de colonias.
Se debe utilizar una gasa húmeda, mojada sólo con agua (no jabón) y pasarla suavemente desde el lagrimal (ángulo interior del ojo) hacia fuera, nunca al revés. Se secan suavemente con una toalla.
Durante el baño se debe limpiar la oreja, el pabellón auditivo. No usar palillos.
Hay que limpiar las costras y las secreciones viscosas de la nariz.
La limpieza de las uñas es importante ya que éstas son vehículos de transmisión de gérmenes. Lavarlas con agua y jabón, usar cepillo de cerdas suaves. Los primeros 15 días no cortar las uñas. Cortar cuando están largas, con tijeras de punta roma.
Al recién nacido y al lactante no es necesario limpiarle la boca; aun así, si se quiere se puede pasar una gasa después de comer, es importante vigilar el paladar, ya que es fácil que se produzcan infecciones.
El objetivo de la limpieza de los dientes es mantener la higiene dental, evitando que los residuos de la alimentación se depositen en los dientes formando placa bacteriana (proliferación de bacterias) que cuando se calcifican dan lugar al sarro; además se pueden crear caries y otras infecciones. Se recomienda empezar la limpieza de los dientes a edades tempranas, en torno a los 18 meses.
El educador tiene un papel importante, porque:
Este hábito hay que plantearlo como un juego, teniendo en cuenta los aspectos higiénicos a enseñar y cómo se lavan los dientes: cómo se pone la crema en el cepillo, la forma de cepillado, cómo nos enjuagamos, limpiar y guardar el cepillo. Primero sólo con el cepillo mojado en agua, después, cuando el niño sea capaz de enjuagarse se utiliza la pasta de dientes.
El cepillo de dientes debe ser pequeño, adaptado a su tamaño, con una cabeza corta para que tenga acceso a todas las partes de la boca, las cerdas deben ser sintéticas, blandas y de puntas redondeadas. El dentífrico, cuando empiece a utilizarlo, será fluorado. Es necesario también tener un vaso para enjuagarse.