Portada » Magisterio » Gestión y Valorización del Patrimonio Cultural: Interpretación, Museos y Turismo
El jardín histórico es el resultado de la ordenación de una parte de la naturaleza o de elementos naturales por parte del ser humano. Un jardín es, en esencia, una obra arquitectónica cuya materia prima es vegetal. Es fundamental apreciar la rica historia de la arquitectura de jardines, desde Mesopotamia y Egipto hasta Grecia y Roma.
Existen diferentes tipos de jardines que debemos distinguir:
También es crucial diferenciar entre el Jardín Barroco, con ejemplos emblemáticos como Vaux-le-Vicomte y Versalles. En la actualidad, el terreno del Jardín de San Juan de Dios alberga lo que fue el Jardín de Amalia Heredia.
Cabe señalar que Horacio Echevarrieta fue uno de los fundadores de Iberia. Finalmente, el patrimonio, incluyendo los jardines históricos, se concibe como un valioso recurso didáctico, donde se organizan talleres, exposiciones, concursos y visitas. Puede ser considerado tanto un bien cultural como un patrimonio integral.
La interpretación se define generalmente como la revelación basada en información. Combina diversas artes dirigidas al ser humano, pero para ser efectiva, debe considerar las siguientes características:
En conclusión, la finalidad de la interpretación es dinamizar el Patrimonio en su contexto. Uno de sus pilares fundamentales es la contextualización como mecanismo primordial de acceso para los visitantes. Además, proporciona al visitante una lectura del Patrimonio, que abarca tanto la instrucción objetiva como la vivencia subjetiva.
Los museos pueden albergar colecciones permanentes o temporales. Es importante distinguirlos de las colecciones museográficas, aunque ambos exponen obras originales y son objeto de una profunda transformación conceptual. Por ejemplo, un museo permite ver aquello que no es visible a simple vista, atrayendo al público por curiosidad y fomentando su interacción y sentido de pertenencia al patrimonio.
Debemos recordar que la museología no se limita a la conservación; la cultura también debe fomentar la educación. Siempre es necesario buscar un objetivo, y todos los museos siguen un plan director o estratégico. En Málaga, por ejemplo, existen 37 museos, la mayoría de ellos privados. Es fundamental comprender que la nueva museología debe adaptarse a las necesidades y demandas de la ciudadanía.
Los centros de interpretación son espacios expositivos dedicados a la protección, valoración, difusión y comunicación de nuestro patrimonio e identidad. Su gestión se articula en torno a tres aspectos clave: la gestión cultural, la mediación y la comunicación. Buscan dinamizar, contextualizar y sorprender al visitante, provocando una experiencia, proporcionando información y aplicando creatividad y estrategia. A diferencia de los museos, pueden presentar copias de objetos y su función principal es predisponer al visitante antes de que acceda al patrimonio real, como en el caso de la recreación de una tumba de cámara.
Los centros de arte se caracterizan por tener un enfoque opuesto al de los museos en cuanto a sus colecciones: un 10% de colección permanente y un 90% dedicado a exposiciones temporales. Es importante destacar que estas exposiciones no siempre son de acceso público.
Las salas de exposiciones, comunes en los municipios, a menudo carecen de presupuesto propio para producir exposiciones o actuaciones. Un ejemplo podría ser la representación de alguna obra en una casa de la cultura local. Se diferencian de las galerías, que son espacios privados donde se comercializan obras de arte. Algunos museos, como el Museo Picasso de Málaga, también integran salas de exposiciones en sus instalaciones.
El gestor cultural es el profesional encargado de llevar a cabo la gestión cultural, aplicando métodos para equilibrar las exigencias de los proyectos culturales. También puede ser conocido como animador, promotor, mediador, agente, trabajador, gerente o técnico cultural.
Sus responsabilidades incluyen:
El gestor cultural se involucra, participa, planifica y controla todas las fases del ciclo vital de un acontecimiento cultural. Por lo tanto, necesita poseer las siguientes capacidades y habilidades:
El turismo cultural es un elemento clave para la dinamización económica en regiones menos favorecidas, un mecanismo de equilibrio entre el campo y la ciudad, y un eje impulsor de la microeconomía urbana. La motivación principal del turista cultural es el patrimonio arquitectónico, monumental y artístico, sin olvidar los recursos etnográficos, folclóricos y gastronómicos. Los turistas pueden buscar historia, atracción educacional u ocio.
Este tipo de turismo presenta distintos objetivos:
Cuya meta del viaje es la visita a ciudades y territorios que cuentan con un amplio patrimonio artístico y monumental, que suponen grandes focos de atracción.
Cuya meta es el descubrimiento de otras culturas, sociedades, costumbres y modos de vida.
Además, el turismo cultural presenta una serie de especificidades, como la fragilidad de los recursos, la necesidad de novedades y diversidades, y el equilibrio entre calidad y rentabilidad.
La calidad de la oferta turística puede ser de exigencia alta, buscando una experiencia cultural, intelectual o de aprendizaje, o baja, lo que se conoce como turismo cultural banalizado. Un ejemplo de esto último son los viajes que permiten ver Europa en 10 días, con paradas en lugares determinados y mostrando solo las partes fundamentales.
Desafortunadamente, existe una severa falta de comunicación entre los agentes turísticos y culturales, de la cual derivan los siguientes problemas:
Se clasifican en:
Se pueden distinguir varios tipos de espacios:
Ejemplo: Madrid, por su alta concentración de oferta cultural, patrimonial, histórica y de ocio.
Abarca varios municipios. Ejemplo: Costa del Sol.
Caracterizado por una gran afluencia de visitantes y una amplia oferta.
Ejemplo: un parque temático o de ocio.
Ejemplo: el Paseo del Arte en Madrid.