Portada » Otras materias » Gestión Forestal del Monte Bajo: Tratamientos Selvícolas, Turnos de Corta y Manejo por Especie
(Información no detallada en el texto original, se mantiene el encabezado para preservar el contenido).
El momento ideal para realizar la corta es en parada vegetativa. El ambiente externo influirá sobremanera:
En general, se señala como época oportuna para nuestros climas del 1 de noviembre al 1 de marzo, suspendiendo los trabajos del 21 de diciembre al 21 de febrero.
El turno en monte bajo es el periodo de tiempo que transcurre entre dos cortas realizadas en el mismo sitio.
Para elegir el turno se tendrán en cuenta tres criterios fundamentales:
Desde el punto de vista de la repoblación, hemos señalado un límite superior que parece no debe ser superado en general para ninguna especie, como máximo 35 años, pues para turnos superiores en que la naturaleza del suelo, su calidad y la especie lo permitieran, será conveniente decidirse por la forma de masa de monte medio o de monte alto.
El límite inferior es más variable; para una misma especie tiene límites también bastante claros:
Los tratamientos más importantes son:
Consiste en desbrozar el entorno para reducir la competitividad con la masa principal. Deben realizarse en el tramo en el momento de la corta.
La repoblación debe hacerse también en el momento de la corta y, generalmente, por plantación.
Las claras deberán hacerse cuando un monte bajo esté a una edad intermedia del turno, en espesura excesiva y la mata esté demasiado enmarañada por el ramaje y brotes chupones.
La poda es ocasional en el monte bajo propiamente dicho; puede, sin embargo, ser necesaria a veces combinada con la limpia y olivación en montes bajos de encina que se presentan claros. Entonces se forman como unos arbolillos a los que conviene disminuir la copa para evitar el achaparramiento.
El recepe es la mejora más importante; consiste en eliminar tocones demasiado superficiales que se pudren y no brotan.
El tratamiento de monte bajo será regular, sin entresacas ni huroneado. Una cosa es el monte bajo y otra el monte medio. Sin embargo, resulta muy conveniente en muchos casos de monte bajo, especialmente de roble, no realizar las cortas «a hecho» totalmente en el tramo que corresponda, sino dejando un cierto número de chirpiales por hectárea.
Si para simplificar el ejemplo tomamos un monte bajo con un turno de veinte años, en el tramo de corta que tenga veinte años cortaremos la masa, dejando en pie un número de chirpiales por hectárea, elegidos de entre los mejores y con más porvenir. Estos chirpiales se cortarán todos a los cuarenta años, o solo los dos tercios a los cuarenta años y el resto a los cincuenta o sesenta años.
Como regla general: 1 oveja/Ha.
De acuerdo con la tabla de equivalencias del Ministerio de Medio Ambiente, en términos generales dicha carga de lanares no podrá superar en la tabla de equivalencias las siguientes cifras:
(El texto original no proporciona el ejemplo, solo el encabezado).
El tratamiento del roble común (*Quercus robur* o *Q. pedunculata*), que se encuentra de Galicia a Navarra, y el del roble albar (*Quercus petraea* o *Q. sessiliflora*), habitante desde Navarra a Cataluña, ha de ser fundamentalmente distinto del rebollo, ya que los primeros brotan bien de cepa y mal de raíz; ocurriéndole lo contrario al tercero. El roble común se encuentra también en monte alto y en trasmocho (son famosos forestalmente los *tétards* del País Vasco francés).
Turnos de treinta años para obtener porcentajes considerables de leña gruesa y tramos de 15 a 20 hectáreas.
Los acotamientos al ganado deben mantenerse rígidamente y eliminar por plantación los pequeños calveros empradizados. El acotamiento no será inferior a cinco años para el lanar y en ocho años para el cabrío o vacuno, y aún diez según calidades.
La forma de monte bajo en que se presenta es también variada. Unas veces, es una superficie continua con tallos de apariencia monte alto en anastomosamiento de raíces; otras, en cepas bien determinadas, separadas por herbazales; otras son bolas rastreras inexpresivas y separadas.
Veinticinco o treinta años.
El monte bajo de encina puede además albergar otro aprovechamiento compatible con el de leñas: la montanera de la bellota, cuando se trata de montes abiertos y no tan abiertos, pero con los cuidados de poda oportunos. Todo ello hace que la encina en medio, adehesado o bajo sea cuidada y atendida en climas suaves o uniformes, como Mallorca, Cataluña, Salamanca, Extremadura, y con tratamiento de turno de treinta años para monte bajo regular.
Jamás será inferior a cinco años para el lanar, ocho para el cabrío y diez para el vacuno.
En los castañares de monte bajo tienen su verdadera aplicación la traslación de cepas. Son conocidas en la península ibérica las explotaciones de castañar en monte bajo para duelas y para aros; en monte fustal de cepas y en monte alto para producir fruto, pero estas últimas formas revisten ya características de explotación, dado que no se hace en grandes masas continuas con tratamiento selvícola sistemático.
Tiene menos importancia que en otras especies, pero siempre como mínimo de 8 años para ganado cabrío y vacuno.
El haya no debe tratarse en monte bajo, sabemos que sus brotes no son vigorosos y sí solo adventicios; pero en caso de no tener más remedio que enfrentarnos con un hecho consumado, habremos de tratar nuestro monte bajo en forma huroneada o entresacada; es decir, no cortando en cada cepa todos los brazos, sino parte de ellos.
Estableceremos entonces un turno de treinta años y dividiremos el monte en diez partes, cortando cada año en cada una de las partes la tercera parte de los brazos de cada cepa.
De 25 a 30 años.
Un monte de haya puede sobrevivir si se repuebla cuidadosamente por plantación o diseminación de hayuco y si se combate el matorral. No precisa ni limpias ni podas.
El punto flaco y grave es la imposibilidad de ser pastado. Como generalmente no se quiere renunciar a ello, solo podrá ser pastado por el ganado ovino y con una carga ganadera muy baja, salvo que se modifique el tratamiento.
El tratamiento corriente de estas masas es de monte bajo, mediante cortas a matarrasa de 0,20 a 0,40 m del suelo, a un turno de diez a veinte años, según estación y producto comercial que se pretenda obtener (apeas de mina, pasta de papel, etc.).
El sistema y época son muy variables según localidad y estación.
A los quince años, el eucalipto suele alcanzar un diámetro de 22 centímetros y alturas de 22 a 23 metros. Ello permite cortas en un primer turno de 100 metros cúbicos por hectárea, con un crecimiento de 6-7 a 10 metros cúbicos.
El eucaliptal acusa crecimientos superiores cuando cada dos o tres años, y aún en ciertas estaciones anualmente, se realizan binas, limpias, labores y gradeos, operación que, sin embargo, debe sopesarse localmente antes de emprenderla.
No representa ningún problema para el ovino a partir de los tres años y para el vacuno a partir de los 5 años.
Para medir el volumen de las leñas se utiliza el estéreo, que es un cuadrado formado por cuatro palos, los cuales pueden incluso clavarse en el suelo, de un metro de longitud y separados entre sí por un metro, lo que significa un sólido de un metro cúbico.
La forma de venta suele ser la subasta, llevando incluida la recogida de la leña inclusive.
