Portada » Tecnología » Fundamentos y Tecnologías de los Procesos de Manufactura en Ingeniería Industrial
Es el conjunto de actividades relacionadas y ordenadas con las que se consigue un objetivo determinado. En la ingeniería industrial, el concepto de proceso adquiere gran importancia debido a que la práctica de esta carrera requiere planear, integrar, organizar, dirigir y controlar.
Se debe considerar a los procesos de producción como una herramienta para:
Definiciones según la RAE:
El concepto de manufactura es el conjunto de actividades organizadas y programadas para la transformación de materiales, objetos o servicios en artículos o servicios útiles para la sociedad.
De manera general, los procesos de manufactura se pueden clasificar en tres grupos:
Para que estos procesos sean de utilidad, se deben considerar los siguientes criterios:
Efectividad: Es la estimación del cumplimiento de objetivos, fines o funciones de un sistema o proceso, sin que exista evaluación numérica o estándares predeterminados.
El objeto de la fabricación o producción es la obtención de productos o bienes para el consumo. Este proceso está formado por una sucesión de pasos relacionados entre sí por un sistema organizado y coherente que garantice la consecución del objetivo fijado de forma eficiente, económica y segura.
Nos referimos a procesos industriales destinados tanto a la obtención de productos semielaborados, materiales que sirven de materia prima para estos procesos (por ejemplo, laminados metálicos o materiales para realizar recubrimientos superficiales), como a piezas terminadas y los conjuntos formados por estos.
La fabricación se realiza en el entorno de sistemas productivos de diferentes características que están equipados con un conjunto de elementos interactivos destinados a la obtención del objetivo prefijado. Estos elementos productivos pueden estar agrupados en una única planta (fábrica, factoría…) o departamento de estas, o distribuidos en varias plantas.
Todo sistema productivo está formado por una entrada de materias primas, incluyendo la energía, y una salida de productos. Entre estos dos extremos existen flujos de materiales que van siendo sometidos a una serie de procesos que los van transformando mediante los elementos que integran el sistema (maquinaria, tipo de almacenamiento y transporte) hasta adquirir las propiedades especificadas en el diseño.
Es la tendencia actual en la fabricación de bienes de consumo y sustituye progresivamente los conceptos previos de planificación de la producción, entendiéndose como tal, la fabricación basada en la estimación de cifras de venta a largo plazo y de producción en serie en la acepción que se refiere a la fabricación continua de grandes lotes. Se trata de abastecer la demanda mediante la fabricación de lotes lo más pequeños posibles, basados en las ventas realizadas o previsibles a corto plazo (mensual, semanal, diario).
Esto permite ahorros financieros en capital inmovilizado, en materia prima, personal, equipamiento y almacenaje. En estos procesos, los equipos controlados por ordenador, CNC (Control Numérico por Computador) y la organización de la fabricación en células flexibles, han hecho posible conjugar flexibilidad con una buena productividad.
La organización de los procesos de fabricación se basa en la subdivisión de este en una secuencia lógica y adecuada a los fines perseguidos. Es habitual utilizar la siguiente secuencia:
Las operaciones pueden ser:
El tiempo que se tarda en resolver el diseño de un producto incide directamente en los costes y, en consecuencia, en la posición de la empresa frente al mercado. En el diseño de un producto deben tenerse en cuenta tanto las necesidades funcionales de calidad, duración o seguridad, como las económicas de mercado, y los métodos y procesos de fabricación que serán necesarios.
Están todos relacionados y deben considerarse en conjunto, por ello, en la actualidad se pone un fuerte acento en minimizar tiempos y costes de diseño, optimizando los recursos disponibles de la manera más eficiente posible y, por tanto, disminuyendo el tiempo de diseño y los costes. Este diseño es conocido como Ingeniería Simultánea o Concurrente.
El precio de coste de un producto es el conjunto de gastos en que se incurrirá hasta tenerlo listo para su venta, y los diversos aspectos que lo integran constituyen la estructura de costes del producto, que queda definida por los siguientes conceptos:
La fabricación involucra una serie de etapas que consumen un determinado tiempo. El tiempo total para la fabricación de una unidad o producto se denomina tiempo unitario de fabricación. Para que el precio de un producto sea competitivo es prioritario minimizar en lo posible este valor. Podemos distinguir los siguientes componentes:
Dada su diferente naturaleza, consideraremos por separado el tiempo consumido en preparación de las máquinas y el de maniobra. Este incluye a su vez los tiempos invertidos en la colocación y cambios de piezas y herramientas. La suma de los tiempos de transformación y de maniobra se conoce como tiempo de máquina y representa el tiempo de residencia de la pieza en la máquina y en las operaciones de mecanizado; se le puede llamar también tiempo de mecanizado.
El gran desarrollo industrial en los dos últimos siglos ha sido posible gracias a la gran cantidad de productos fabricados con una calidad y un precio aceptable. Se ha abandonado totalmente el proceso artesanal, en el cual una persona o muy pocas realizaban un proceso complejo en todos sus aspectos y se ha dado paso a un proceso de fabricación en serie, donde un operario fabrica multitud de piezas.
Esta forma de producción, impuesta por el factor económico, ha creado la necesidad de la intercambiabilidad para que el montaje de un mecanismo complejo pueda realizarse a partir de cualquier conjunto de sus piezas componentes, y pueda sustituirse una o varias de ellas sin fallos en el conjunto.
La consecución de estos objetivos ha obligado a aumentar el control de calidad en la fabricación, pese al elevado coste económico que supone. Un aspecto de este control es la normalización para homogeneizar criterios de diseño, el empleo de tolerancias para seguir los correspondientes ajustes, la verificación sistemática de máquinas, piezas y herramientas mediante el empleo de calibres durante el proceso de fabricación y, por último, la comprobación final de los mecanismos y de los instrumentos de medida para, con todo ello, asegurar que las piezas obtenidas por distintos aparatos son correctas y, por tanto, intercambiables. Además de conseguir la intercambiabilidad, el desarrollo técnico ha conducido a conseguir precisiones cada vez más estrechas. Para estos factores resulta primordial el control de las piezas a través de técnicas de medición, lo cual, cuando se ha llegado al orden de la milésima de milímetro, trae consigo la aplicación de técnicas muy específicas.
En la palabra control se engloba un conjunto amplísimo de operaciones a partir de cuyos resultados se ha de dictaminar sobre la aceptación o rechazo del producto de acuerdo con la calidad exigida. Un grupo de operaciones de importancia primordial en la fabricación es el control metrotécnico, de cuya realización se encarga la metrotecnia, que es la metrología aplicada a la técnica. Pero así como la metrología es especialmente la ciencia de la medida en su más amplio sentido, la metrotecnia se ocupa con preferencia de problemas dimensionales, orientando su tarea en dos vertientes:
El moldeo, llamado también fundición o colada, es un proceso de conformación basado en la fusión de los metales. Consiste en una serie de operaciones mediante las cuales se obtiene un hueco o molde de arena, metal o material refractario que reproduce la forma de la pieza que se desea fabricar, en el cual se vierte o cuela el metal fundido, dejándolo enfriar hasta que solidifica completamente. Como proceso tecnológico, su principal ventaja consiste en que con su ayuda se pueden fabricar con facilidad y economía piezas de formas muy complicadas como bloques de cilindros, culatas de motores de explosión, carburadores, bancadas de máquinas herramientas, etc., que son muy difíciles o imposibles de obtener por otros métodos. Permite además el empleo de metales y aleaciones que no son aptos para el conformado por deformación o soldadura como, por ejemplo, la fundición gris.
Para realizar este tipo de conformado son necesarias tres clases de operaciones fundamentales:
Operaciones de fusión: La fusión de metales y aleaciones se realiza en distintos tipos de hornos, cada uno de los cuales es adecuado para cada metal o aleación a temperaturas comprendidas entre ciertos límites: mayores que una temperatura mínima para que el metal fundido tenga fluidez y menores que una temperatura máxima para evitar el quemado del metal y la pérdida del mismo por vaporización o por oxidación.
Operaciones de moldeo y desmoldeo: Comprende, en primer lugar, la preparación del molde, para lo cual hay que hacer una reproducción de la pieza que se desea fabricar, que se llama modelo. Después se coloca este modelo en una caja de moldeo, se llena de arena y se apisona fuertemente. Se retira el modelo posteriormente y queda el hueco de la pieza a reproducir. En este molde se vierte el metal fundido en una operación que se llama colada y, una vez enfriado el metal, se abre o se rompe el molde y se saca la pieza. Esta operación se llama desmoldeo.
Operaciones de acabado: Se procede a limpiar de arena las piezas y a romper los conductos por donde se ha vertido el metal y que han quedado adheridos a la pieza y ya queda o totalmente terminada o lista para un mecanizado posterior.
Los metales y aleaciones aptos para ser conformados por fundición son hierro, cobre, aluminio, magnesio, zinc, sus aleaciones y aleaciones antifricción. Aunque teóricamente se puede moldear cualquier metal, normalmente solo se moldean los más adecuados para ser conformados por este proceso y existen incluso aleaciones concebidas especialmente para ello, como casi todas las de cobre.
Desde tiempos prehistóricos se han usado moldes de arena o mineral. Las operaciones básicas no han cambiado, simplemente se ha agregado maquinaria para hacer las tareas difíciles y, aunque se automatice el equipo, los conceptos básicos no han cambiado. Además de ser el método más antiguo, es aún el método más usado. En este proceso se llama molde a la cavidad que reproduce la forma exterior de la pieza que se va a fundir. Se obtiene, generalmente, comprimiendo arena de moldeo sobre el modelo, el cual se retira después. Por tanto, si el molde que con él se obtiene se llena de metal fundido, obtendremos una pieza maciza. Si ha de ser hueca, para obtener las cavidades se necesita colocar otras piezas especiales, denominadas machos o noyos, que no son más que bloques macizos de arena u otro material cuyo exterior es la forma interior que queremos reproducir.
Por lo general constan de un modelo metálico, de madera, yeso o plástico montados sobre una placa metálica. Los metálicos tienen la ventaja de ser más duraderos, de mayor exactitud y suministran superficies más lisas. Son el elemento fundamental en el moldeo mecánico.
Son cajas de madera, aluminio, fundición o acero, de formas y dimensiones muy variadas destinadas a contener la arena del molde. Las paredes de estas cajas suelen llevar, sobre todo si son grandes, una serie de agujeros o ranuras para facilitar la salida de gases del molde y además las aligera de peso.
Las arenas silico-aluminosas, denominadas tierras de moldeo, son el material que más se emplea para la fabricación de moldes y machos. Están compuestas químicamente por cuarzo, arcilla, cal y feldespatos. Todas las arenas naturales contienen siempre un porcentaje de agua variable y que suele ser generalmente inferior al 10 %, pero lo ideal es que esté comprendido entre el 5 y 7%. Si el porcentaje es menor, la resistencia mecánica de la arena disminuye con peligro de arrastre de porciones del molde y de que forme inclusiones en la pieza fundida. Si el porcentaje es mayor, el volumen de vapor producido dentro del molde aumentaría el riesgo de poros y sopladuras.
Una primera clasificación sería por la forma de realizarlo:
Moldeo a mano: Como su nombre indica, todas las operaciones son manuales. Requiere personal muy cualificado y solo es adecuado para obtener un número muy reducido de piezas o cuando las piezas son muy complicadas y no se puede utilizar el moldeo mecánico.
Moldeo mecánico: En los talleres de fundición de gran producción y producción en serie para la elaboración de moldes y machos, se sustituyen los métodos manuales por el moldeo mecánico, cuyas ventajas son:
Moldeo en moldes metálicos:
Como inconvenientes tiene el elevado coste de las coquillas y de los accesorios y el tiempo y coste de la puesta a punto de la fabricación de cada pieza.
Moldeo en coquilla por presión: Difiere del moldeo en coquilla por gravedad en que el metal en estado líquido o pastoso se introduce en el hueco del molde bajo presión. Esto favorece el rápido llenado del molde y la reproducción fiel de sus más finos detalles. También asegura la eliminación de la porosidad en las secciones macizas de la pieza.
La presión debe ser tanto más elevada cuanto mayor sea la tendencia de la aleación a presentar sopladuras. Las piezas, después de eliminado el bebedero, quedan completamente terminadas y no necesitan mecanizado posterior. La estructura del metal es de grano fino y las características mecánicas muy elevadas.
Moldeo en cáscara (Shell Molding):
Moldeo a la cera perdida (Investment Casting):
Se hace un modelo en cera del objeto que se ha de moldear. Se recubre este modelo con una gruesa capa de yeso y arena de sílice mezclada. Después de secarse al aire, el modelo de cera con su envoltura se cuece en un horno. La cera entonces se funde y queda el recubrimiento formando el verdadero molde, que reproduce con gran exactitud la superficie exterior del modelo de cera.
Se emplea mucho este proceso para la fabricación de piezas pequeñas en serie, que se obtienen con un excelente acabado superficial y gran precisión, lo que hace innecesario su mecanizado posterior. Se pueden fabricar fresas y brocas de acero de corte rápido, álabes para turbinas de vapor y de motores de reacción con aceros inoxidables o aleaciones refractarias, tijeras e instrumental quirúrgico con aceros martensíticos, pequeños imanes permanentes de formas complicadas, piezas de maquinaria textil, de máquinas de coser, de armas automáticas, de motores, herramientas calibradas, matrices para estampación, partes de electrodomésticos, etc.
Las limitaciones de este procedimiento se deben al coste elevado y a la limitación del tamaño de las piezas, que suele ser menor de 500 g. La gran mayoría no sobrepasa los 30 g, pero se han llegado a obtener piezas de hasta 20 kg.
Aun cuando los conductos del sistema de distribución estén perfectamente diseñados, existe la posibilidad de que el metal comience a solidificar antes de haber llenado por completo el molde, sobre todo en sus partes más delgadas. Para que esto no suceda, la aleación debe tener una colabilidad adecuada, entendiéndose por tal su mayor o menor aptitud para llenar por completo la cavidad del molde. Será función de la cantidad de calor que puede perder el metal antes de solidificar y, en consecuencia, de la temperatura de sobrecalentamiento. Depende también de las condiciones de enfriamiento del metal en el molde y de la velocidad de la colada.
Los métodos más corrientes son:
Se conoce con el nombre de metalurgia de polvos o pulvimetalurgia al proceso empleado en la fabricación de piezas a partir de los polvos metálicos. Estos polvos se prensan dentro de moldes, se extraen de dichos moldes y se calientan a temperaturas inferiores al punto de fusión del metal.
Es un proceso utilizado principalmente para metales difíciles de maquinar y consta, principalmente, de las etapas siguientes:
Hoy en día este método tiene un gran campo de aplicación, como por ejemplo:
La industria de la pulvimetalurgia es una de las que en las últimas décadas está experimentando un creciente aumento, fundamentalmente por las siguientes razones:
Esta operación tiene por objeto conformar el polvo metálico en la forma y dimensiones deseadas, dándole la resistencia y consistencia necesaria para su manipulación cuidadosa hasta el sinterizado.
La cohesión del producto comprimido se puede considerar como una verdadera soldadura en frío de los puntos de los polvos en contacto. La compresión se realiza introduciendo el polvo en una matriz fabricada generalmente de carburo de wolframio. El polvo se somete a una presión que puede variar entre 800 y 20000 Kg/cm3.
Debido a que este proceso debe su rentabilidad a la producción de grandes series, necesita matrices fáciles de fabricar y de gran resistencia al desgaste, por eso se suelen hacer de aceros indeformables y de carburos aglomerados.
Es la operación pulvimetalúrgica principal y tiene por objeto dar cohesión y resistencia al producto comprimido. Consiste en dar un calentamiento a la masa de polvo a una temperatura inferior a la temperatura de fusión (temperatura de fritado es del orden de 2/3 a 4/5 de la temperatura de fusión) durante el tiempo suficiente para que las partículas se suelden y el componente resultante, muchas veces poroso, adquiera la suficiente resistencia mecánica. Todo esto realizado en hornos eléctricos en atmósfera protectora para evitar la oxidación y controlar que el compactado pueda pasar parcial, pero nunca totalmente, al estado líquido.
Se entiende por forja la deformación por compresión de un material colocado entre matrices. Estas a menudo son componentes de prensas de gran tamaño capaces de ejercer una presión enorme y pueden obtenerse piezas tan complejas como las alas de un avión.
La conformación por forja se realiza en tres fases:
Calentamiento. Se ha de realizar teniendo en cuenta que el metal, cuando empiece el proceso de deformación, debe encontrarse a la máxima temperatura posible, pero sin alcanzar el punto de fusión del constituyente que lo tenga más bajo.
Deformación. La deformación producida en la forja es debida a esfuerzos de compresión. Esta fuerza, necesaria para la deformación, es denominada carga de forja y se deduce, para un metal particular, de la compresión de probetas cilíndricas entre matrices planas y paralelas bien lubricadas. La deformabilidad también depende del tamaño de los granos. Un tamaño de grano grande es difícil de forjar. En una operación de forja real, la carga y la presión de forja dependen marcadamente de la fricción entre las matrices y la pieza de trabajo, así como del límite de fluencia del metal de la pieza. Bajo condiciones de lubricación perfectas, la presión requerida para forjar una probeta cilíndrica es uniforme e igual al límite de fluencia del material.
Enfriamiento. Se produce constantemente desde que sale la pieza del horno para ser forjada. Este enfriamiento no puede ser brusco para evitar grietas por contracciones rápidas. Influye considerablemente el tamaño de la pieza, ya que las piezas grandes se agrietan con más facilidad que las pequeñas a causa de las tensiones que se originan por la desigualdad de enfriamiento entre la periferia y el núcleo. Una vez terminada la forja, el enfriamiento puede hacerse al aire, pero si el material es delicado, como sucede en muchos tipos de aceros, hay que dejar enfriar la pieza en el mismo horno o en un lecho de cenizas para evitar las pérdidas bruscas de calor.
En la actualidad se realiza la forja mecánica, que utiliza fuerza motriz de tipo mecánico, hidráulico, neumático o eléctrico. Esto permite el trabajo de grandes piezas o grandes series de piezas aplicando esfuerzos violentos y bruscos con los martinetes o continuos con las prensas. La utilización de prensa o martinete depende principalmente del peso de la pieza a forjar y de su sección. Se utiliza el martinete para piezas de hasta 5000 Kg y las prensas desde este valor hasta las 100 T.
Todas estas operaciones son forjas del tipo que indican siempre que se hagan en caliente. Tienen en común el que se produce fluencia de partículas de material sin perder su cohesión y se obtiene una pieza sólida con una forma determinada.
El ciclo de trabajo de este proceso se realiza en cortas etapas a partir de un producto semielaborado, con el que se obtiene una preforma según sea la forma definitiva de la pieza a fabricar. Las medidas alcanzables en este proceso abarcan amplios límites desde 10 g de peso y 10 mm de longitud hasta 2000 Kg y 3,5 m, y utilizando aluminio se forjan piezas de hasta 10 m de longitud, como son las cabeceras de las alas de los aviones.
Las estampas están formadas por dos partes: la superior, que se sujeta al pilón del martinete o a la masa de la prensa, y la inferior, que se fija al yunque o chabota. El hueco para el material está grabado parcialmente en cada una de las estampas.
Consiste en una acumulación o condensación de material en una zona limitada de un producto acabado, generalmente en forma de palanquilla, barra redonda o perfil poligonal. Como se realiza por compresión axial, se produce simultáneamente un acortamiento. Puede realizarse en frío o en caliente, siendo la primera la forma más usada.
La acritud que adquiere el metal y la orientación de la fibra permite obtener una mayor seguridad frente al cizallamiento que en otros procesos de maquinado. Los materiales más idóneos para este proceso son los aceros dulces, así como el cobre, aluminio y sus aleaciones, incluso se pueden utilizar aceros aleados.
Es un proceso realizable en caliente y en frío y en el que mediante un émbolo o punzón se presiona al material obligándole a salir o fluir por el orificio de una matriz, la cual da su forma a la pieza. Como en los anteriores procesos, su aplicación presupone la fabricación de un gran número de piezas. El calor, al facilitar la fluencia y rebajar, por tanto, las presiones de conformación, se utiliza en algunos casos y se llega a sobrepasar la temperatura de recristalización.
En principio, se pueden extruir todos los metales y aleaciones siempre que posean buena capacidad de deformación y presenten, al conformarlos, un bajo grado de acritud. Deben tener un límite elástico bajo, un gran alargamiento y poca dureza. Las principales aplicaciones de la extrusión en frío son:
La extrusión en caliente se emplea para la obtención de gran variedad de perfiles y piezas, cada día más, debido a la sencillez de la operación, a la rapidez, al bajo coste cuando se trata de series de piezas discretas y a las excelentes características del metal extruido, similares a las obtenidas por forja. Se pueden obtener toda clase de perfiles como pueden ser angulares, T, dobles T, tubos redondos, irregulares, con aletas, nervios, molduras en cualquier forma, etc.
Es un proceso de conformación plástica en que el material fluye de modo continuo en una dirección preferente, mediante fuerzas de compresión ejercidas al pasar el metal entre dos cilindros. Bajo la acción de estas fuerzas, el metal a laminar experimenta, a través del continuo proceso de recalcado, un alargamiento en sentido longitudinal, así como un ensanchamiento y, con ello, una disminución de sección. Se puede realizar en caliente o en frío, siendo la frontera la temperatura de recristalización.
Se puede realizar en lingotes fundidos de sección cuadrangular, rectangular y oval. Los lingotes en bruto son laminados para hacer semiproductos terminados, como pueden ser la palanquilla o la pletina, o productos terminados como perfiles o carriles.
La temperatura a la que se trabaja es la de forja, por tanto, la deformación no produce acritud y se pueden obtener grandes reducciones de espesor. Los granos cristalinos sufren una deformación y, como durante el paso por entre los cilindros el material recristaliza al salir de ellos, el grano es menor. La fluidez del material por la gran presión crea una estructura fibrosa, eliminándose así las sopladuras y las faltas de homogeneidad con la consiguiente mejora de las características mecánicas. Uno de los inconvenientes es la oxidación superficial que se produce y la inevitable formación de cascarilla, la cual impide operar con pequeñas tolerancias.
La laminación en frío se aplica en aquellos casos en que han de producirse las deformaciones en un pequeño campo de tolerancia y cuando se desean obtener en el metal las características propias de estos tratamientos en frío, así como conseguir un acabado superficial más fino. Siempre se produce acritud con el consiguiente aumento de la resistencia a tracción, rigidez y dureza, a la vez que una disminución de la ductilidad y tenacidad.
Son dos procedimientos de conformación de los materiales dúctiles que se realizan estirándolos a través de orificios calibrados, denominados hileras. En estos procesos tiene lugar un desplazamiento permanente del material producido por las fuerzas deformadoras de tracción principalmente, con el consiguiente alargamiento del material. Se opera como fase intermedia o como acabado con perfiles laminados o extruidos y generalmente en frío. Ambos procesos se reducen en realidad a uno solo, ya que su fenomenología es la misma y es el estirado. La diferencia estriba en el fin perseguido y, por tanto, en su tecnología.
Los materiales deberán ser dúctiles y de una resistencia perfectamente conocida, para saber en cada momento el máximo esfuerzo aplicable sin que surja la rotura. Los más idóneos son los aceros, latones, cobre, aluminio, magnesio y sus aleaciones. Las aplicaciones básicas del trefilado son múltiples, ya que es una de las operaciones de más amplia aplicación en la industria debido a la extensa gama de productos derivados del alambre.
Es uno de los procesos que ha adquirido un gran auge en los últimos tiempos debido a la economía cuando se producen grandes series, a la uniformidad de las características mecánicas y al excelente acabado superficial de las piezas. Las condiciones que deben cumplir los metales y aleaciones para estampado en frío son:
Los materiales más utilizados son la chapa de acero dulce, la de aluminio y sus aleaciones y la chapa de latón; y las aplicaciones básicas son la industria carrocera de automóviles y la fabricación de electrodomésticos.
Puede definirse como un proceso de unión, fijo o permanente, entre metales en el que la adherencia se produce con aporte de calor a una temperatura adecuada, con aplicación de presión o sin ella, y con adición de metal o aleación fundida o sin ella. Considerada metalúrgicamente, es un proceso complejo que se produce cuando la distancia entre los átomos de las superficies que se unen es tal, que entre ellos se pueden desarrollar fuerzas interatómicas que originan la adherencia. Las usuales son:
Se realiza uniendo las piezas a soldar, que pueden ser igual o distintos metales, por una aleación metálica de bajo punto de fusión (siempre menor de 500ºC). Es muy fácil de realizar, pero tiene los siguientes inconvenientes:
Es la que emplea como metal de aportación aleaciones de puntos de fusión superior a 500ºC, pero siempre inferior a la de los metales que se unen. En ningún momento debe producirse la fusión de uno de ellos en el curso de la soldadura. Según el metal de aportación se distinguen:
Es el procedimiento tradicional utilizado por los herreros y consiste en calentar las piezas a unir en una fragua hasta una temperatura próxima a la fusión, para así conseguir una plasticidad adecuada y a continuación se forjan puntos. Es preciso que las superficies que se vayan a unir estén totalmente limpias y que el contacto entre ellas sea lo más perfecto posible. Se aplica por lo general a aceros de bajo contenido en carbono y la temperatura de calentamiento es del orden 1300ºC.
Llamada también con termita. Esta soldadura aprovecha como metal de aportación y agente calorífico para la unión el hierro líquido sobrecalentado, que se obtiene de la reacción fuertemente exotérmica entre el aluminio y el óxido de hierro, finamente dividido. Como fuente de energía se utiliza la termita, que es mezcla de aluminio y óxido de hierro en proporción 1 a 3, a la que se pueden añadir ferroaleaciones. La reacción tiene lugar a una temperatura aproximada de 3000ºC, suficiente para fundir el hierro que actúa como metal de aportación. Sus aplicaciones principales son:
Su ventaja principal sobre otros procedimientos es que se obtiene la soldadura en toda la sección simultáneamente, en lugar de obtenerse en capas sucesivas.
Se realiza sometiendo dos chapas puestas en contacto a presión, entre dos sonotrodos a una vibración ultrasónica que le transmite estos y que provocan un gripado por fricción energética de los cristales de las chapas puestas en contacto y que acaba por soldarlas perfectamente.
En este proceso el calor necesario para la fusión de los bordes de las piezas que se van a unir y el metal de aportación procede de la combinación de un gas (acetileno, hidrógeno, metano, etano, propano, butano, etc.) con el oxígeno en la boquilla de la tobera de un mechero de soldar, denominado soplete, y cuyo diámetro será tanto mayor cuanto mayor sea el espesor y la conductividad calorífica de las piezas a unir. La combustión del acetileno con el oxígeno da lugar a una llama que suministra las máximas temperaturas que se pueden conseguir por este procedimiento, del orden de 3500ºC. Es la más adecuada para soldar piezas de pequeño espesor y sus aplicaciones están limitadas por la menor temperatura que suministra la llama en comparación con el arco eléctrico, por lo que para soldar piezas de gran espesor hay que precalentar necesariamente las zonas que se van a soldar.
Es un procedimiento de corte de metales por la combustión localizada y continua de los mismos con un chorro de oxígeno; es una aplicación del soplete oxiacetilénico, aunque también se puede hacer con el arco eléctrico para fundir el metal y un chorro de aire y oxígeno a presión para desalojar el metal fundido. El procedimiento de oxicorte con soplete se basa en calentar previamente el metal al rojo con la llama de un soplete y hacerle arder con un chorro de oxígeno a presión. El equipo consta de los mismos elementos que la soldadura oxiacetilénica y el soplete difiere en que se le ha adicionado un conducto o lanza para el oxígeno del corte. Se utiliza mucho en desguaces y en trabajos bajo el agua y, en este caso, la presión de salida de los gases ha de ser tanto mayor cuanto mayor sea la profundidad a la que se trabaja.
Es el procedimiento más extendido para unir piezas metálicas. En él se aprovecha el calor concentrado del arco eléctrico para obtener soldaduras por fusión, con o sin metal de aportación. Las condiciones y modalidades del funcionamiento del arco dependen de la naturaleza de los electrodos y de los gases interpuestos en el arco. La energía que produce se distribuye un 43% en el ánodo, un 36% en el cátodo y el resto es de la columna de gases. Por tanto, el calor que se emplea en calentar y fundir el metal es el 60%, el resto se disipa en el ambiente.
Para iniciar el arco o cebado se establece un contacto entre el electrodo y la pieza. Esto origina un cortocircuito que crea una elevada intensidad de corriente, la cual, por efecto Joule, pone incandescente tanto el extremo del electrodo, como la zona de contacto de la pieza. En estas condiciones, se ioniza el gas que está en las proximidades del contacto y, si se separa unos milímetros el electrodo de la pieza, la corriente continúa a través del gas ionizado y origina el arco luminoso o llama de soldar. Cuando se produce el arco, la energía calorífica que desprende hace que se funda tanto el extremo del electrodo como la zona de metal de la pieza situada enfrente y ambas se mezclan íntimamente. La penetración del arco se mide por el espesor del metal que se ha fundido debajo del electrodo y conforme este va consumiéndose debe ir acercándosele a la pieza para mantener constante la longitud del arco, pues si se hace demasiado grande el arco se apaga. La estabilidad de un arco será tanto mayor cuanto más pueda variarse esta distancia sin que se apague. Normalmente el arco de corriente continua es más estable que el de alterna.
Este proceso se basa en aislar el arco y el metal fundido del aire ardiente mediante un gas inerte. Con este fin se emplean los gases nobles, el hidrógeno y el anhídrido carbónico. Los procedimientos más usuales son:
Está basada en el efecto Joule y agrupa aquellos procedimientos en los que el calentamiento se produce al pasar una corriente eléctrica a través de las piezas, que oponen una resistencia de contacto. Se emplean en piezas de pequeño espesor. Las más típicas son:
Soldadura por punto: En ella, las piezas que se van a unir se colocan superpuestas entre dos electrodos que las comprimen y dejan pasar una corriente eléctrica de elevada intensidad y bajo voltaje. Debajo de los electrodos, entre las dos piezas, se desarrolla la máxima cantidad de calor por resistencia obteniendo un punto de soldadura en forma de lenteja. La distancia entre los puntos debe ser superior a un determinado valor que ha de ser tanto mayor cuanto mayor sea la conductividad de los metales que se van a soldar, pues de otro modo la corriente establecería el circuito por la soldadura hecha con anterioridad. Es el tipo de soldadura por resistencia más usado, básicamente, en la industria del automóvil, de la aeronáutica y de los electrodomésticos.
Soldadura por costura: Es una variante de la anterior y los puntos se forman sin solución de continuidad, dando lugar a una costura continua y estanca. Los electrodos son ahora rodillos giratorios que conducen la corriente hasta las piezas, ejerciendo presión sobre ellas. Se emplea para soldar depósitos estancos de paredes delgadas para aceite, gasolina, agua, etc. También para hacer tubos, cubos, guardabarros de automóviles, etc.
Las soldaduras son procesos metalúrgicos complejos que afectan a las características de las piezas soldadas, ya que requieren un calentamiento que puede producir alteraciones en las microestructuras semejantes a las obtenidas en un tratamiento térmico y, además, el metal que se funde en el cordón de soldadura está sujeto a los mismos principios de fusión y solidificación y, por tanto, se pueden producir defectos como la absorción de gases que originen sopladuras, reacciones con los gases de la atmósfera y formación de fases perjudiciales, segregación de los componentes, inclusión de escorias y tensiones internas que pueden originar grietas y deformaciones.
El concepto de soldabilidad se emplea normalmente para indicar la mayor o menor aptitud de un metal para soldarse con una determinada aleación bajo ciertas condiciones, pero en realidad lo que nos interesa es conocer las precauciones que hay que tomar para obtener un cordón de soldadura exento de defectos y con las características mecánicas necesarias.
La maquinabilidad no responde a una característica individual, sino a un conjunto de características distintas, cada una de las cuales puede variar independientemente de las demás. Esto comporta serias dificultades para preparar los medios y procedimientos adecuados para permitir una precisa y válida medida de esta propiedad.
Se le podría definir como la aptitud de metales y aleaciones para ser conformados por mecanización en máquinas-herramientas, o sea, por arranque de material. En condiciones normalizadas, se mide por medio de ensayos, valorándolos según alguna de las siguientes características:
La maquinabilidad no depende solamente de las características intrínsecas del material, ya que las condiciones de corte y las características del tipo de herramienta, pueden determinar notables y profundas variaciones en la maquinabilidad. Además del tipo de herramienta, sobre la maquinabilidad influyen los siguientes factores:
Como una de las causas del prematuro desgaste de las herramientas de corte es la elevación de la temperatura que reblandece los filos, en un principio se pensó refrigerar la herramienta y la pieza empleando para ello chorros de agua saturada de sosa. En la actualidad, la lubricación del corte ha sufrido un gran avance, hasta el punto que existe para cada tipo de operación los lubricantes adecuados.
Las ventajas del empleo de los lubricantes para el mecanizado son:
Para obtener estas ventajas los lubricantes deben poseer las siguientes propiedades:
El cálculo de tiempos en la fabricación de una pieza en una máquina herramienta es fundamental, ya que permite:
Los tiempos de fabricación se pueden determinar por 5 métodos diferentes:
Se constituyen fundamentalmente dos tipos de máquinas herramientas:
El corte, tanto en una como en otra, puede considerarse:
Se clasifican en:
Es una máquina cuya herramienta fija arranca viruta al moverse la pieza debajo de ella, con movimiento rectilíneo. Los movimientos de trabajo de esta máquina son:
A las cepilladoras se les llama también planeadoras, porque se utilizan básicamente para planear superficies, incluso de varios metros de longitud.
Las cepilladoras normales están formadas por una bancada, una mesa o tablero, los montantes, el travesaño o frontón, el puente o carro transversal y el portaherramientas.
La principal es el planeado, pero también se labran superficies verticales, ranuras, rebajes, etc. El planeado consiste en mecanizar superficies planas, el rasurado consiste en mecanizar ranuras, el rebajado consiste en bajar la cota de una franja longitudinal de la pieza. En realidad, un rebaje se puede considerar como ranuras más anchas, y de baja profundidad.
Es una máquina cuya herramienta, animada de movimiento rectilíneo, arranca viruta al moverse sobre la pieza fijada sobre la mesa de la máquina. Los movimientos de trabajo de la limadora son:
Las limadoras se utilizan principalmente para planear superficies de pequeñas dimensiones, pero tienen también una extensa aplicación para el rasurado de ejes, perfilado de punzones, estampas, etc. Las operaciones más frecuentes son el planeado y el labrado de superficies verticales o inclinadas, el rasurado y el perfilado y, como trabajos típicos, están el mecanizado de colas de milano o chaveteros, el labrado de superficies cónicas y el tallado de piñones.
También denominada limadora vertical, es una máquina cuya herramienta, animada de movimiento rectilíneo y alternativo vertical o poco inclinado, arranca viruta al moverse sobre piezas fijadas sobre la mesa de la máquina. Los movimientos de trabajo de la mortajadora son:
Cuando se mecaniza con la mortajadora ranuras con herramientas de la anchura de estas, se considera como movimiento de avance el movimiento transversal o axial de la pieza.
Las mortajadoras, lo mismo que en las cepilladoras y limadoras y, en general, todas las máquinas herramientas de movimiento alternativo, tienen poco rendimiento, pues no pueden emplearse con grandes velocidades de corte, porque las fuerzas de inercia se oponen a los cambios de sentido de marcha. Además de las pérdidas de tiempo de trabajo que suponen los tiempos muertos de las carreras de retroceso.
Las operaciones que realiza son similares a las que realiza la limadora, pero con mayor potencia de arranque de material, por el mayor apoyo que proporciona la mesa a las piezas sobre las que incide verticalmente la herramienta. Las operaciones son las siguientes:
Se emplea para el desbaste y semiacabado de matrices, mecanizado de grandes piezas.
Es una máquina dotada de una herramienta característica en forma de barra provista de múltiples dientes, que se denomina brocha o aguja de brochar, y que mecaniza superficies paralelas a su generatriz en una sola pasada de movimiento rectilíneo. Los movimientos de trabajo son:
El brochado se emplea principalmente para la realización de formas poligonales partiendo generalmente de agujeros cilíndricos, pero también se emplea para la obtención de ranuras de chaveteros y brochados exteriores. Otra aplicación interesante es la mecanización de superficies helicoidales en un tiempo 20 veces menor que el que precisaba con otros procedimientos, obteniéndose además un trabajo perfecto.
La herramienta es la pieza fundamental de la máquina, hasta el punto de que puede considerarse que la máquina no es más que un dispositivo para proporcionar el sencillo movimiento rectilíneo a la brocha, que por sí sola realiza una operación completa de mecanizado.
El torno es una máquina-herramienta en la que la pieza que se mecaniza, sometida a un movimiento de rotación, es conformada por la herramienta animada de un movimiento de avance, generalmente paralelo al eje de rotación de la pieza. Los movimientos de trabajo del torno son:
El torno sigue siendo la máquina fundamental de los talleres mecánicos y son aproximadamente el 65% del total de las máquinas herramientas usadas para el conformado por arranque de viruta. Se emplean generalmente para la mecanización de cuerpos de revolución como poleas, manguitos, pernos, etc., pero es una máquina muy versátil y de múltiples aplicaciones.
Es una máquina cuya herramienta, animada de un movimiento de rotación y de avance, perfora la pieza que permanece fija. Movimiento de trabajo:
Esta es una máquina concebida especialmente para realizar agujeros. Aunque pueden realizarse por otros procedimientos, con ninguno de ellos pueden obtenerse orificios con la precisión, limpieza y profundidad como con el taladro. Las herramientas típicas de las taladradoras son las brocas, las de lanza, que son planas con dos biseles y acabadas en punta, y las brocas en espiral.
Es una máquina cuya herramienta, animada de un movimiento de rotación, con avance o sin él, y generalmente en posición horizontal, aumenta de diámetro (mandrina) orificios de piezas que permanecen fijas o avanzan hacia la herramienta. Los movimientos de trabajo son:
Estos movimientos solo corresponden a la principal aplicación de esta máquina, pues una mandrinadora moderna tiene una gama de movimientos mucho más amplia y sus aplicaciones ordinarias no se reducen solo al torneado interior o mandrinado, sino que realizan operaciones de refrentado, fresado, roscado, torneado, taladrado, etc.
Son máquinas especiales de muy alta precisión, cuya herramienta, animada de movimiento de rotación, realiza operaciones de taladradora, mandrinado o fresado de piezas que permanecen fijas, se desplazan o giran durante la operación. Además, las punteadoras tienen como característica sobresaliente que las distingue de todas las demás máquinas herramientas, la extraordinaria precisión con que pueden situarse los puntos de mecanizado en la pieza, traduciendo las cotas de los planos con los desplazamientos de los órganos móviles de la máquina, lo que permite mecanizar en puntos exactos sin necesidad de marcarlos previamente. Las máquinas más modernas van provistas de dispositivos de repetición automática de operación o de programación por control numérico, lo que permite la utilización de esta máquina con extraordinario rendimiento para la producción en serie.
Es una máquina dotada de una herramienta característica denominada fresa, que, animada de un movimiento de rotación, mecaniza superficies en piezas que se desplazan con movimiento rectilíneo bajo la herramienta.
Si el eje de la fresa se encuentra dispuesto paralelamente a la superficie a mecanizar, el fresado se denomina cilíndrico. En este caso la fresa puede girar en sentido contrario al avance, denominándose fresado normal, o en el mismo sentido denominándose fresado en concordancia.
Cuando el eje de la fresa es perpendicular a la superficie de la pieza que se mecaniza, el fresado se denomina frontal. Los movimientos de trabajo son:
Actualmente la fresadora tiene un campo de aplicación para el mecanizado de piezas pequeñas casi ilimitado y tienen mucho más rendimiento que las demás máquinas para las mismas operaciones, pues como cada diente o arista de la fresa no está en fase de trabajo y, por lo tanto, en contacto con la pieza más que una fracción de tiempo que dura la revolución de la fresa, esta experimenta mucha menos fatiga, tiene menos desgaste y trabaja a una temperatura inferior que las cuchillas de los tornos, sin que pueda considerarse su trabajo intermitente ya que siempre hay una arista de la fresa en fase de trabajo.
Se conoce con el nombre de abrasivos, determinados materiales naturales o artificiales de gran dureza y que, en forma de granos sueltos o aglomerados, se emplean para la limpieza y conformado de toda clase de materiales. Los abrasivos se proyectan o frotan sobre la superficie de la pieza que se desea limpiar y los diminutos cristales que lo forman arrancan parte del material cuando sus aristas agudas se presentan de forma favorable. Las partículas arrancadas no tienen forma definida como las virutas de las máquinas herramientas, además son de un tamaño más pequeño, del orden de la micra. A pesar de esto, se consiguen arranques de material relativamente importantes, pues como se proyectan o frotan granos de abrasivo en gran cantidad se arrancan muchas partículas simultáneamente.
Sin embargo, los abrasivos no se emplean generalmente para arranques importantes de material, sino más bien para limpiezas de acabado y pulimentado.
Artificiales:
Naturales: Son el cuarzo, el diamante, el esmeril y el corindón.
Se aplica básicamente como chorros de arena, lijas y muelas.
Los chorros de arena: Son aparatos compuestos de un depósito para la arena cuyo fondo cónico está unido a un tubo por el que circula una corriente de aire a presión que arrastra granos de arena del depósito y los proyecta sobre la pieza que se trabaja, conducidos por una banda elástica que termina en una boquilla manejada por el operario. Las arenas son generalmente silíceas pero también se emplean granos de corindón; tiene una gran aplicación industrial para la limpieza y preparación de piezas.
Las lijas: Son hojas de papel o tela sobre las que se han añadido abrasivos en polvo. Las que están montadas sobre papel se usan para materiales blandos y, según el tamaño de grano, se numeran del 1 al 16, 1 la más basta y 16 la más fina. Las montadas sobre tela, mejor denominadas tela esmeril, se emplean para el lijado de metales con escala de tamaño de grano fino a basto en FF, F, 00, 0, 1, 1.5, 2, 2.5, 3. Las telas con abrasivos de carborundum se numeran con el número de malla por la que pasa el grano en 40, 60, 80, 100, 120.
Muelas: Son las herramientas de corte formadas por materiales abrasivos cuyos filos son los granos de este y actúan generalmente al girar la muela a gran velocidad. Se utiliza normalmente para rectificar o rebajar piezas en trabajo de poca precisión, afilar herramientas restableciendo sus filos y ángulos de corte, rectificar o afinar piezas de elevado grado de precisión, tronzar materiales duros. Hay muelas naturales que son piedras de arenisca o asperón cortadas en forma de discos y las artificiales, que son las más utilizadas, se fabrican de acuerdo a las necesidades específicas de su aplicación.
Las esmeriladoras: Son máquinas muy sencillas, compuestas casi exclusivamente por las muelas y un motor que las acciona. Pueden ser fijas y portátiles. Las fijas se emplean para desbarbar y a veces para dar formas rudimentarias para piezas sin precisión. Las portátiles se emplean exclusivamente para desbarbar.
Las afiladoras: Son similares a las esmeriladoras, pero dotadas de una mesa montada sobre un pedestal y que desliza por unas guías verticales.
Las rectificadoras: Son máquinas de alta precisión empleadas para rectificar a las medidas exactas piezas mecanizadas con otras máquinas herramientas. Tienen como características especiales, que las diferencian de otras máquinas herramientas, las siguientes:
Desde el punto de vista técnico, se emplean a menudo e indistintamente los términos de fabricación y producción para expresar el objeto producido o la cantidad producida del mismo. Sin embargo, hay que hacer la salvedad de que el término fabricación incluye siempre las actividades que se desarrollan en fábrica para la obtención del producto.
En el comienzo, todos los esfuerzos encaminados a aumentar el rendimiento de una fabricación se dirigieron hacia la MH (Máquina Herramienta) mediante la búsqueda de materiales que permitían disminuir los tiempos de corte, y automatizar la MH con el fin de disminuir los tiempos no productivos.
Se puede ver que de todo el tiempo que la pieza se encuentra en proceso de fabricación, solamente el 5% se encuentra en la MH y el resto del tiempo se emplea en movimientos de la pieza por el taller; además, del 5% de tiempo que la pieza se encuentra sobre la MH, solo el 30% se emplea para mecanizado y el resto para el posicionado de la misma. De esto se deduce la importancia que tienen los automatismos, por lo que hoy en día se están haciendo verdaderos esfuerzos para automatizar todo el proceso de fabricación, hasta tal punto que ya no se habla de la automatización de un sistema de fabricación, entendiéndose como tal al sistema formado por las operaciones que intervienen en el proceso.
Se entiende por automatización, aquella técnica que, aplicada a los sistemas industriales, hace posible que la máquina sea capaz de regularse a sí misma, prescindiendo del hombre tanto en los trabajos físicos como en las funciones de sistematización y ordenación. El rendimiento de una fabricación, al igual que una MH, se puede medir por los costes de fabricación, por la productividad y por los beneficios.
Según la norma ISO 2382/1 de 1974 se define el Control Numérico (CN) como el control automático de un proceso, ejecutado por un dispositivo que utiliza datos numéricos introducidos usualmente mientras la operación se está realizando.
Puede pensarse que el control numérico es la panacea de las MH, sin embargo, no es así. Si dividiésemos la producción por el tamaño de la misma en grandes, medias y pequeñas series e hiciésemos un estudio de la productividad de diferentes máquinas, observaríamos que las grandes series están reservadas para máquinas poco flexibles, las medias para máquinas de flexibilidad media y las series pequeñas en las que la complejidad de la pieza es grande, para las máquinas de CN.
Entre las ventajas podemos enumerar las siguientes:
Entre los inconvenientes podemos citar:
La función de producción en su perspectiva más actual, se constituye en un eslabón clave de la organización para responder de manera efectiva y distintiva al cúmulo creciente de necesidades, deseos y expectativas de los clientes, para lo cual es necesario diseñar, formular y poner en práctica estrategias de producción adecuadas y pertinentes. Así, la producción puede desempeñar diferentes roles estratégicos en la empresa, desde una total neutralidad interna hasta constituirse en su principal fuente generadora de ventajas competitivas distintivas, dependiendo de cómo sea percibida esta función por la alta gerencia.
El desarrollo ineludible y necesario de estrategias de producción se ha convertido en un verdadero dilema para las empresas manufactureras contemporáneas. Sobre todo por la importante necesidad de contemplar en estas un conjunto de elementos que tradicionalmente han pasado inadvertidos para su función productiva. Aspectos como las prioridades y objetivos competitivos, las decisiones y políticas estratégicas, la focalización de las operaciones, la evaluación de enfoques de mejora, así como el establecimiento de medidas híbridas de funcionamiento, están haciéndose cada vez más cotidianas para el área de producción.
El término estrategia procede de la palabra griega, strategos, formada por stratos, que significa ejército y agein, que significa dirigir. En el campo de la administración, una estrategia es el patrón o plan que integra las principales metas y políticas de una organización y a la vez establece la secuencia coherente de acciones a realizar. También puede significar el arte de crear y proyectar planes para alcanzar una meta concreta. El término estrategia ha sido empleado extensamente en la última década y aunque existen diversas definiciones según el escenario, se han identificado características comunes:
Todos coinciden en que una estrategia funcional debe derivarse de la estrategia empresarial, siendo coherente con ella. Una definición más pertinente del concepto estrategia de producción, la describe como un plan de acción a largo plazo para la función de producción, en la que se recogen los objetivos deseados, así como los necesarios cursos de acción y la asignación de los recursos, cuyo requisito fundamental es contribuir al logro de los objetivos globales de la empresa en el marco de su estrategia empresarial y corporativa, dando como resultado un patrón consistente para el desarrollo apropiado de las decisiones tácticas y operativas del sistema.
Una definición más enfocada a la competitividad del sistema de producción la definiría como el conjunto de decisiones sobre los objetivos, políticas y programas de acción en producción coherentes con la misión del negocio, a través de las cuales una empresa compite y trata de obtener cierta ventaja sobre la competencia.
La década de los 80 fue testigo de una revolución en las filosofías de dirección y de las tecnologías aplicadas a la producción. Muchos autores se refieren a la producción Justo a Tiempo (JIT), como el mayor adelanto en la filosofía de la fabricación, comparable en su impacto con la cadena de montaje de Henry Ford a inicios del pasado siglo. Al JIT, se unió el control de calidad total (TQC) y juntos, sobre una visión estratégica del área de fabricación, forman la piedra angular de las prácticas industriales de numerosas empresas de excelencia. Por estas fechas, la tecnología acudió también al rescate de la manufactura incorporándose nuevas tecnologías en el funcionamiento de las fábricas que se manifestaron a través de un sinfín de acrónimos de tres letras, cada uno de los cuales prometían espectaculares avances competitivos en la fabricación. Términos como fabricación integrada por computadora (CIM), diseño asistido por computador (CAD), fabricación asistida por computador (CAM), sistemas flexibles de fabricación (FMS), planificación de las necesidades de materiales (MRP), planificación de los recursos de manufactura (MRP II), etc., se han hecho muy conocidos y poco a poco se han convertido en conceptos cotidianos para los fabricantes actuales.
Se puede definir la Unidad Estratégica de Fabricación (UEF) como toda planta o instalación productiva que, además de transformar unos inputs (materiales, seres humanos y medios informáticos) en bienes y servicios, reúnen las siguientes características generales:
Los sistemas MRP I y II (Planeación de Requerimientos Materiales y de Recursos Productivos) surgieron en EE. UU. en la empresa IBM. Este sistema surgió debido a la necesidad de integrar la cantidad de artículos a fabricar con un correcto almacenaje de inventario, ya sea el producto terminado, producto en proceso, materia prima o componentes.
Puede decirse que el MRP es un sistema de control de inventario de programación, que responde a los interrogantes: qué orden fabricar o comprar, cuánta cantidad de la orden y cuándo hacer la orden. Su objetivo es disminuir el volumen de existencias a partir de lanzar la orden de compra o fabricación en el momento adecuado. Su aplicación es útil donde existan algunas de las siguientes condiciones:
Bienes de consumo son todos los que llegan al usuario final (alimentos, vehículos, ropa, etc.). Bienes de capital son: materias primas, productos semiterminados para uso en la industria.
Digamos, un proceso así referido a la ropa: el algodón es la materia prima para la hilandería. Esta saca como producto el hilo, el hilo a su vez es materia prima para las empresas textiles. Producto final y de consumo es la tela, pero la tela a su vez es materia prima para las fábricas de ropa que sacan un producto final, producto de consumo, que es la ropa.
Los insumos es lo que consume la fábrica para hacer la ropa, por ejemplo, hilos, botones, etc.
Los bienes y servicios pueden ser de dos tipos:
Se usa el término bien para referirse a todo objeto tangible o corporal que nos permite satisfacer una necesidad, como el pan (en alimentación), unos zapatos (de abrigo) o un automóvil (de transporte). Los servicios son todas las acciones intangibles que satisfacen una necesidad, por ejemplo, una atención médica (salud) o el ir a clase (educación), etc.
Entre los bienes económicos también se hacen otras diferenciaciones:
También se distingue entre bienes y servicios privados, que son los que ofrecen y pertenecen a particulares, y bienes y servicios públicos, que son los que el Estado pone a disposición del ciudadano sin ningún tipo de exclusión. Por ejemplo: la educación y la sanidad.
Entendemos por servicios a todas aquellas actividades identificables, intangibles, que son el objeto principal de una operación concebida para proporcionar la satisfacción de necesidades de los consumidores. De lo anterior se deduce que las organizaciones de servicios son aquellas que no tienen como meta principal la fabricación de productos tangibles, que los compradores vayan a poseer permanentemente. Por lo tanto, el servicio es el objeto del marketing, es decir, la compañía está vendiendo el servicio como núcleo central de su oferta al mercado.
Otra definición similar es la que plantea que un servicio es todo acto o función que una parte puede ofrecer a otra, que es esencialmente intangible y no da como resultado ninguna propiedad y su producción puede o no vincularse a un producto físico. Sin embargo, una definición universalmente aceptada de los servicios hasta ahora no se ha logrado.
Desde un punto de vista de marketing, tanto bienes como servicios ofrecen beneficios o satisfacciones. Y tanto bienes como servicios son productos. La visión estrecha de un producto nos dice que es un conjunto de atributos tangibles e intangibles, físicos y químicos reunidos de una forma especial. La visión amplia, la del marketing, dice que es un conjunto de atributos, tangibles e intangibles que el comprador puede aceptar para satisfacer sus necesidades y deseos. Así pues, en el sentido más amplio, todo producto tiene elementos intangibles para él, ya que todo el mundo vende intangibles en el mercado independientemente de lo que se produzca en la fábrica.
Resulta útil tener presente, a efectos de segmentar y definir el mercado meta de la empresa de servicios, que este está compuesto por tres grandes tipos o grupos de usuarios, cada uno de los cuales puede ser escogido como el mercado al que la empresa podría dirigir privilegiadamente sus esfuerzos, y luego definir al interior de este grupo, aquellos que satisfacen determinadas características o cargos demográficos, psicográficos, geográficos y/o de beneficio buscado. Estos tres grupos son: personas naturales, personas jurídicas u organizaciones y los hogares. De acuerdo a este enfoque, una empresa de transportes, por ejemplo, podría optar por satisfacer las necesidades de los hogares (mudanzas), de las personas (transportes colectivos, taxis, etc.) o de las organizaciones (carga, personal, etc.) y, subsecuentemente, puede definir más específicamente qué tipo de hogares, personas y organizaciones de manera más claramente la oferta de servicios de transporte a ofrecer para las necesidades del grupo y subgrupo definido.
El personal del servicio está compuesto por aquellas personas que prestan los servicios de una organización a los clientes. El personal de servicios es importante en todas las organizaciones, pero es esencialmente importante en aquellas circunstancias en que no existiendo las evidencias de los productos tangibles, el cliente se forma la impresión de la empresa con base en el comportamiento y aptitudes de su personal.
El personal de servicios incluye operarios, empleados de banco, cocineros, recepcionistas, guardias de seguridad, personal de reparaciones, camareros, etc. Esta gente puede desempeñar un papel de producción u operativo, pero también pueden tener una función de contacto con el cliente en las organizaciones de servicios. Su comportamiento puede ser tan importante como para influir en la calidad percibida de un servicio, como el comportamiento de un personal de ventas. Por eso es definitivo que este personal del servicio realice su trabajo efectiva y eficientemente por constituir un importante elemento de marketing de la empresa.
El diseño de nuevos productos es crucial para la supervivencia de la mayoría de las empresas. Aunque existen algunas firmas o empresas que experimentan muy poco cambio en sus productos, la mayoría de las compañías deben revisarlas de forma constante. Una empresa industrial, tiene la alternativa de lanzar al mercado un producto completamente nuevo y original o bien tratar de competir con otras empresas poniendo a la venta un tipo de producto que ya existe adaptando la forma del producto competidor.
Todo producto tiene un ciclo de vida: una etapa de infancia o desarrollo, una fase de juventud o crecimiento en la que los niveles de producción aumentan rápidamente, una etapa de madurez o de estancamiento y finalmente el producto modelo, lo que supone su eliminación del mercado y por tanto el dejar de producirse. A la creación de nuevos productos y a la mejora de los productos existentes se les denomina genéricamente, desarrollo de productos.
El desarrollo de nuevos productos se ve condicionado por la estrategia de lanzamiento de productos que se siga:
Una empresa puede conseguir productos nuevos por dos procedimientos: bien por medio de la adquisición de una patente o licencia de fabricación, o bien a través de un proyecto de desarrollo de un nuevo producto, llevado a cabo dentro de la propia empresa. El proceso de desarrollo de un nuevo producto sigue una serie de fases:
Junto a los documentos anteriores es preciso redactar otros relativos al propio proceso de fabricación y montaje del producto. Estos son:
Para aquellas empresas que fabriquen cantidades no muy grandes de un número elevado de productos, la configuración productiva por talleres es la que parece más aconsejable. Por el contrario, aquellas empresas dedicadas a la fabricación de grandes cantidades de un solo producto o bien de grandes lotes de unos pocos productos diferentes pero técnicamente homogéneos, deberían utilizar una configuración productiva de línea. El tipo de configuración productiva más idónea será aquella que resulte más interesante desde el punto de vista económico.
El coste total de un bien o servicio está integrado por el coste fijo y el coste variable. El coste fijo es aquel que dentro de una determinada estructura productiva permanece invariable respecto al volumen de producción que se obtenga. El coste variable es en cambio, el equivalente monetario de los consumos de factores que varían en función del volumen producido o del tiempo de duración del proceso productivo. La configuración en línea tiene unos costos fijos altos y unos costos variables bajos. La configuración por talleres tiene unos costes fijos bajos y unos costes variables altos.
Existe la necesidad de mejorar constantemente los productos y los servicios que se producen para seguir siendo competitivos. La innovación es una necesidad básica en todo lo que se hace. El análisis del valor o ingeniería de valor proporciona una manera conveniente de organizar la innovación enfocada a mejorar el valor de los productos y de los servicios. El análisis del valor es una filosofía que busca eliminar todo aquello que origine costos y no contribuya al valor ni a la función del producto o del servicio. Su objetivo es satisfacer los requisitos de rendimiento del producto y las necesidades del cliente con el menor costo posible. El análisis del valor también es un enfoque organizable para analizar los productos y servicios en que se utilizan rutinariamente varias etapas y técnicas.
Existe una diferencia importante entre el costo y el valor. El costo es un término absoluto que se expresa en € y que mide los recursos que se utilizan para crear un producto o servicio. Frecuentemente incluye la mano de obra, los materiales y los costos indirectos. El valor, por otro lado, es la percepción que tiene el cliente de la relación de utilidad del producto o servicio con su costo. La utilidad incluye la calidad, confiabilidad y rendimiento de un producto para el uso que se busca dar. El valor es lo que busca el cliente, satisfacer sus necesidades con el menor costo. Por lo tanto, el valor de un producto se puede mejorar incrementando su utilidad con el cliente con el mismo costo o disminuyendo el costo con el mismo grado de utilidad. Esto se hace mediante la eliminación de funciones innecesarias o costosas que no contribuyan al valor.
Los inventarios o stocks son considerados como una inversión. Es cualquier recurso ocioso almacenado en espera de ser utilizado. ¿Cuáles son las razones por las que las empresas provocan mantenimiento de stocks? ¿Por qué las empresas inmovilizan con frecuencia enormes cantidades de dinero en recursos ociosos? Las razones que justifican la existencia de inventarios son:
Cuándo (en qué momento) deben realizarse los distintos pedidos de material, cuánto debe pedirse de cada material al hacer un pedido o lo que es lo mismo, cuál debe ser el tamaño de los lotes a solicitar. Las respuestas van a depender de los siguientes factores:
Características de la demanda. Es la planificación de inventarios de ciclo único o monoperiódico, que se trata de un producto cuya demanda se produce una sola vez y por lo tanto los ítems necesarios para su elaboración se almacenan en un solo periodo. El método de planificación multiperiódica es el método frecuente cuando la demanda se mantiene a lo largo del tiempo, ya sea continua, discontinua, regular o irregular. Tipos de demanda:
Costes relacionados con los inventarios. El hecho de mantener un stock provoca gastos a la empresa, pero en el momento de su falta provocan costes.
Tiempo de suministro (TS). Es el intervalo de tiempo que transcurre entre el momento en que se solicita un pedido y el instante de su llegada, entendida esta como el momento en que está disponible para ser utilizada. Este concepto se aplica tanto al suministro externo (SE) como al interno (SI). En el caso de SE la empresa determina el tiempo de suministro en base a la experiencia con el proveedor. Para el caso de SI en el que el pedido solicitado es fabricado por la propia empresa, los tiempos consumidos desde que se detecta la necesidad de aquel hasta que está disponible se encuentran los siguientes componentes:
La tendencia actual es reducir los TS con el objeto de incrementar la rapidez de respuesta al mercado, disminuir inventarios, etc. Dos vías fundamentales pueden ser simplificar las listas de materiales y eliminar o reducir los componentes del TS que no generan valor añadido.
El concepto JIT, fue creado por un ejecutivo de Toyota, un día que visitaba un supermercado en EE. UU. Observó cómo los compradores empujaban sus carros de arriba y abajo entre las filas de los estantes, seleccionando solamente los tipos y cantidades de artículos que precisaban. Este tipo de compras, en el que el usuario final o comprador puede extraer exactamente los tipos y cantidades de productos necesarios de una amplia gama de stocks de los estantes, era aún un sueño para el comprador medio japonés.
El enfoque JIT supone una nueva forma de gestión constituida por un conjunto de técnicas y prácticas de organización de la producción que pretende que el cliente sea servido cuando lo precise (Justo a Tiempo) en la cantidad y calidad requerida. Las dos estrategias básicas de este enfoque consisten en la eliminación de todas las funciones innecesarias en las operaciones industriales (desperdicios) y en producir los distintos productos y componentes en el momento que se necesiten, en la cantidad en que se precise y con la máxima calidad.
Sin embargo, la filosofía JIT no es adecuada para todo tipo de industria. Es aplicable especialmente, a las configuraciones productivas repetitivas de unidades discretas en los que el flujo de trabajo va a ser dirigido por la programación del ritmo de producción de desigual tamaño. Preferiblemente puede aplicarse ante una demanda estable con gama de productos y opciones reducida, rutas de fabricación fijas, proceso de producción simple y rápido y estructuras de productos lo más planas posibles.
Se plantean como objetivos o metas a alcanzar por el JIT los siguientes: cero defectos, cero averías, cero stocks, cero tiempo ocioso y cero burocracia, recogido todo en la denominada, teoría de los 5 ceros de 1984. Para ello, se pretende llegar a eliminar los costes originados por la utilización de los recursos productivos innecesarios y, fundamentalmente, por la existencia de stocks innecesarios de productos terminados y de componentes empleados en el proceso de fabricación que generan unos costes excesivamente elevados.
Estas 5 metas perseguidas por el sistema, puede que siempre no las encontremos en todos los proyectos JIT, dado que en la mayoría de las ocasiones encontraremos aplicaciones parciales. Se debe recalcar que este sistema busca los cero stocks por una razón fundamental: ayuda a la detección de deficiencias e ineficiencias en el sistema productivo y permite a través de su seguimiento desarrollar un proceso de mejora continuo. Para llegar a alcanzar una mejora de la competitividad, el JIT plantea tres vías de actuación: flexibilidad del aparato productivo, mejora de la calidad y minimización del coste.
