Portada » Otras materias » Fundamentos y Ecología de la Comunicación Social: Sistemática y Medios
Los medios se revitalizan al influir en el campo de la actualidad. Su influencia se manifiesta en las distintas maneras de utilizar la comunicación colectiva. La bidireccionalidad de la comunicación se presenta activamente entre los comunicadores y los perceptores en el proceso periodístico.
En la actualidad, esto ha motivado distintas formas de informar, dando lugar a diversas especializaciones de la comunicación social. Estas surgen según cómo se aplique la información para diversos fines: el periodístico o propiamente informativo, y otros donde la información se utiliza para alcanzar propósitos como la publicidad, las relaciones públicas o la propaganda.
En este apartado, el profesor Ángel Benito parte de la sistematización de las formas de información realizada por el italiano Fatorello, que el profesor José Luis Martínez Albertos sintetiza así:
El profesor Fatorello justifica esta doble clasificación: la primera se refiere a la información sobre contenidos de actualidad que pueden o no producirse y, si lo hacen, deben transmitirse en un límite de tiempo; la segunda, en cambio, puede tener una difusión más lenta de sus contenidos y no se engloba en la información publicitaria.
Según el profesor José Luis Martínez Albertos, de la Universidad Complutense de Madrid (anteriormente de la Universidad de Barcelona y también de la de Navarra), la diferencia entre ambas formas se debe a la mediatización del proceso informativo: el uso de los medios en la primera y la aparición de un contacto personal o intermediario en la segunda.
Científicamente, la ecología es el estudio de las relaciones entre los seres vivos y el medio ambiente en el que habitan. Este concepto ha sido ampliamente aplicado, de forma casi exclusiva, a la conservación de la naturaleza. Se trata, pues, en este último enfoque, de una conceptualización marcadamente materialista.
La ecología busca un equilibrio entre el individuo y su hábitat (el entorno donde vive). Sin embargo, este equilibrio debe ser total y no lo será si se limita estrictamente a su contexto natural (el conjunto de circunstancias que le rodean), entendido solo en un sentido físico.
El estudio que busca determinar si existe un equilibrio en la información que reciben los distintos países debe contemplar su realidad política y económica. De esta forma, se comprueba cómo los países con una próspera evolución económica y social se encuentran, o pueden encontrarse, en una situación distinta a los demás. Esto indica una desigualdad en la incidencia de la información que reciben a través de los medios de comunicación de masas (o, más precisamente, los medios de comunicación social), especialmente para aquellos que viven bajo diferentes regímenes políticos o económicos.
En términos del profesor Gonzalo Abril, podríamos denominar «ecología mediática» al equilibrio que debe existir en el uso de los medios, en su sentido ecológico, para alcanzar por igual a toda la población.
Para De Fleur y Ball Rokeach, la llegada de la comunicación de masas y su transformación en sistemas de comunicación complejos permite a los seres humanos de nuestros días organizarse a una escala más global. Añaden que «para valorar lo importante que ha llegado a ser el sistema de medios, es instructivo imaginar qué le pasaría a la organización de la vida personal y social si, por alguna razón inexplicable, desaparecieran de repente todas las formas de comunicación de masas que tenemos en la actualidad».
Esta preocupación, manifestada por De Fleur y Ball Rokeach, les conduce a concluir en su razonamiento: «¿Cómo sobreviviría nuestra sociedad tal como la conocemos?» Esto induce a pensar cómo viven las sociedades que carecen o apenas disponen de estos medios.
Se entiende por ecosistema al conjunto de seres vivos en un mismo medio y los elementos no vivos vitalmente unidos a ellos.
En el caso de los sistemas de comunicación social, observamos que los más estables son aquellos más asentados y, por lo general, los más antiguos. Esta estabilidad, referida a la interacción de sus elementos, se presenta desigualmente repartida. Las sociedades más asentadas se aproximan más a un ecosistema en lo que respecta a la comunicación social.
El reparto desigual de los recursos tecnológicos, y en particular de las llamadas nuevas tecnologías de la información, produce un desequilibrio que impide la existencia de un ecosistema de comunicación social, sobre todo a nivel mundial.
Por otra parte, la ausencia de tecnología suficiente en algunos países provoca un mayor distanciamiento del resto del mundo.