Portada » Español » Fundamentos de la Comunicación y el Lenguaje: Conceptos Esenciales y Normas Lingüísticas
Este documento explora los pilares de la comunicación y el lenguaje, desde sus elementos básicos hasta sus funciones y las normas que rigen su uso correcto.
La comunicación es un proceso dinámico y esencial en el mundo vivo y comunicable. Para comprenderla, es crucial identificar sus componentes principales:
El lenguaje se adapta a diversas circunstancias y usuarios, manifestándose en distintos niveles:
Los registros son las variedades del lenguaje que se utilizan según la situación comunicativa:
Aunque ambas son formas de expresión lingüística, presentan características distintivas:
Ferdinand de Saussure estableció una distinción fundamental entre estos dos conceptos:
El lenguaje puede tener múltiples funciones, algunas de naturaleza propia y otras derivadas. Cuando una persona se comunica, lo hace no solo con lo que dice, sino también con el cómo lo dice, a través de la gesticulación y el conjunto de circunstancias que le rodean, lo cual puede enriquecer o empobrecer la comunicación.
Se utiliza cuando el objetivo es meramente transmitir información. Por ejemplo, al decir «está lloviendo». Esta función se centra en el mensaje dentro de los elementos de la comunicación. La intencionalidad del emisor es codificar el mensaje de la forma más objetiva, clara y precisa posible para que el receptor lo decodifique y capte lo que se le quiere comunicar.
En la comunicación, el emisor pronuncia palabras con características muy propias. En este tipo de comunicación, existe un mensaje explícito y otro implícito. El receptor se fija en cómo el emisor envía el mensaje, lo cual puede depender del tono de voz del orador. Esta función proporciona información sobre la persona que emite el mensaje. Independientemente de lo que diga el emisor, el receptor puede formarse una «fotografía» circunstancial de este. Esta función, también conocida como emotiva o expresiva, permite al emisor exteriorizar sus actitudes, sentimientos y estados de ánimo, así como sus deseos, voluntades, nivel socioeconómico y el grado de interés o apasionamiento con el que realiza una comunicación determinada.
Esta función, también conocida como fática, no tiene como objetivo principal informar, sino establecer, mantener o finalizar el contacto comunicativo. Está orientada al canal de comunicación entre el emisor y el receptor. Su propósito es iniciar, prolongar, interrumpir o finalizar una conversación, o simplemente comprobar si existe algún tipo de contacto.
Mediante el uso de esta función, también llamada conativa, se pretende provocar una reacción en el receptor. Es una función típica en relaciones jerárquicas (padres-hijos, superiores-subalternos, etc.). Esta función se establece con el objetivo de convencer al receptor del mensaje, de tal manera que, sin emitir una orden precisa, el receptor capte inmediatamente que debe cambiar de actitud o cumplir la instrucción sutil que se le ha enviado.
Se pretende crear belleza utilizando el lenguaje. Es la función principal en textos literarios, especialmente poemas. Esta función, al igual que la referencial, se centra en el mensaje, pero a diferencia de aquella, en su forma y no solo en su contenido. Cualquier poema es un ejemplo claro de la función estética del lenguaje.
La lengua no es solamente un instrumento de comunicación, sino también un objeto de estudio. La función metalingüística se activa cuando usamos el lenguaje para hablar sobre el propio lenguaje: su forma, límites y funciones, o el significado de una palabra específica. Por ejemplo, es la función principal en los diccionarios, ya que su propósito es definir el significado de las palabras. La ciencia que se ocupa de estudiar la lengua se llama Lingüística.
Los vicios del lenguaje son construcciones lingüísticas erróneas que aparecen en el habla y que, en ocasiones, se arraigan en la escritura. Deben corregirse, ya que una persona con formación académica debería evitarlos.
Este vicio del lenguaje se refiere al uso redundante o incorrecto de la conjunción «que», a menudo en construcciones que pueden simplificarse o que denotan una influencia de estructuras extranjeras (galicismos). Es crucial identificar cuándo su uso es innecesario o incorrecto.
El verbo «haber», cuando se utiliza en oraciones impersonales para indicar existencia, nunca debe conjugarse en plural. Siempre se mantiene en tercera persona del singular.
Es fundamental distinguir entre «ha» (forma del verbo «haber») y «a» (preposición). El error es frecuente. Si precede a un participio verbal (como «amado», «temido», «visto», «dicho»), la forma correcta es «ha».
Es importante diferenciar entre «he» (forma del verbo «haber») y «e» (conjunción copulativa). Aunque sus funciones son distintas, a menudo se cometen errores al usarlas.
El uso correcto de las mayúsculas es esencial para la claridad y la formalidad del texto:
La puntuación es crucial para la correcta interpretación de los textos.
La coma indica una pausa breve y se utiliza en diversas situaciones:
Es un signo de puntuación que indica una pausa intermedia entre la del punto y la de la coma. Se utiliza para separar elementos de una enumeración compleja que ya incluyen comas, o para separar proposiciones yuxtapuestas con sentido relacionado. Aunque su uso ha disminuido, sigue siendo relevante para la claridad en ciertos contextos.
Se utilizan para introducir una enumeración, una cita textual, una explicación o una consecuencia. También se usan detrás del vocativo inicial en cartas y documentos.
Los signos de exclamación (¡!) e interrogación (¿?) son dobles: uno abre la expresión y otro la cierra. Es fundamental no prescindir del signo de apertura en español, a diferencia de otros idiomas.
Se utilizan para indicar una interrupción o una omisión en el discurso, para crear expectación, para dejar una idea abierta a la interpretación del lector o para señalar que una enumeración está incompleta.