Portada » Filosofía » Explorando las Dimensiones del Conocimiento: Dogmatismo, Escepticismo e Inteligencia Emocional
La opinión es un estado de conocimiento en el que el sujeto considera algo como verdadero sin tener seguridad de que lo sea. No encuentra ninguna justificación, es decir, no encuentra pruebas suficientes para convencer a los demás. La creencia consiste en que alguien está convencido de lo que piensa es verdad, pero no puede aducir una justificación aceptable para todos. El saber, en sentido estricto, es una opinión fundamentada, tanto subjetiva como objetivamente.
El dogmatismo afirma la existencia de verdades universales. Además, sostiene que pueden conocerse porque confía plenamente en el poder de la razón, que puede llegar a descubrir las verdades más ocultas usando un buen método. (Descartes)
El escepticismo moderado duda de la existencia de verdades universales y, en el caso de que sí existieran, duda de las capacidades humanas para conocerlas, porque el conocimiento humano comienza con las sensaciones, y como las sensaciones están en continuo cambio, también el conocimiento humano es cambiante y provisional. El escepticismo radical niega rotundamente la existencia de verdades universales y absolutas. (Pirrón)
El criticismo no niega la existencia de verdades universales, pero advierte de la necesidad de estar revisando los conocimientos humanos porque la razón se confunde y pueden existir errores y falsedades. (Kant)
El relativismo niega radicalmente la existencia de verdades universales. Afirma que la verdad es siempre subjetiva, es decir, depende del sujeto que la conoce y, por tanto, todas las opiniones son verdaderas. Además, la verdad es cambiante porque es circunstancial a la época o al contexto social o cultural. (Los Sofistas)
El perspectivismo cree en la existencia de verdades universales. Para el perspectivismo, la verdad es como un paisaje que no solo se puede contemplar con una sola mirada. Necesitamos contemplar mi percepción con las percepciones de los demás y reunir el mayor número de puntos de vista e interpretaciones de la realidad para conseguir la verdad global. (Ortega y Gasset)
Tradicionalmente se ha considerado que la actividad de conocer y el conocimiento obtenido como resultado son actividades exclusivamente intelectuales que llevan a cabo la razón o, si se prefiere, la inteligencia. Sin embargo, en algún momento todos hemos tenido alguna experiencia que prueba que conocer no es exclusivamente racional o intelectual. Las emociones y sentimientos que nos provoca nuestro cantante favorito favorecen la realización de aprendizaje. Esto significa que en el conocimiento no solo intervienen factores racionales e intelectuales, sino también emocionales. Daniel Goleman (EEUU, 1947) difundió la expresión de inteligencia emocional, a la que unen las habilidades de la inteligencia interpersonal y la inteligencia intrapersonal que había definido Gardner. Por inteligencia emocional hay que entender la capacidad de sentir, entender, modificar, controlar nuestras emociones, tanto de nosotros mismos como las de los demás. Es importante que no se trate de reprimir las emociones, sino de encauzar, digerir y equilibrar nuestros estados emocionales para poder guiar nuestra forma de pensar y nuestro comportamiento de la manera que pensemos que es la más adecuada.
En realidad, no existen emociones negativas ni positivas, sino que todas son positivas si se usan en el momento adecuado. Conocerse a uno mismo y controlar nuestras emociones favorecen nuestras relaciones sociales y nuestra capacidad de establecer consensos, cooperar, trabajar en equipo, reconocer el punto de vista de los demás.