Portada » Geología » Explorando la Tectónica de Placas: Límites, Pruebas, Impactos y Minerales Clave
También conocidos como bordes destructivos, son aquellos en los que una placa se introduce debajo de otra, destruyendo así la litosfera. Existen tres tipos principales:
La placa oceánica, al ser más densa, se subduce por debajo de la continental. Este proceso da lugar a la formación de fosas oceánicas y cadenas montañosas volcánicas en el continente.
Ejemplo: La placa de Nazca bajo la Sudamericana, que dio lugar a la cordillera de los Andes.
La placa más densa (generalmente la más antigua) subduce bajo la otra. Suelen generar estructuras denominadas arcos insulares, que son archipiélagos volcánicos formados por islas dispuestas en forma de arco.
Ejemplo: Las Islas de Indonesia.
En este caso, no ocurre subducción, ya que ambas placas tienen una densidad similar y baja. Por ello, se produce la colisión entre las porciones continentales de dichas placas (fenómeno conocido como obducción). Como resultado, ocurre un intenso plegamiento que engrosa la corteza continental y genera grandes cordilleras.
Ejemplo: El Himalaya.
La Tectónica de Placas es una teoría que permite comprender globalmente los procesos que tienen lugar en la Tierra, como la formación de cordilleras, la distribución de continentes, los terremotos y la ubicación de los continentes. Reúne las ideas de la deriva continental (Pangea) de Wegener y los estudios sobre los fondos oceánicos.
El estudio de las ondas sísmicas permite determinar cómo se movió la falla que las produjo. Los terremotos provocados en las zonas de dorsal indican distensión (alejamiento de placas), en las de subducción indican compresión (convergencia de placas) y en las fallas transformantes, desplazamiento lateral. Estos fenómenos explican la dinámica de la tectónica de placas.
La mayoría de los volcanes se sitúan en los límites de las placas litosféricas o cerca de ellos. Esto sucede porque, donde se produce la subducción, la fusión de la placa que se introduce hacia el interior suele provocar la formación de cinturones volcánicos.
El fondo oceánico es muy joven en las dorsales y más antiguo a medida que nos alejamos de ellas, hacia las costas.
Como propone la tectónica de placas, los fondos oceánicos se han tenido que renovar continuamente. Sobre las dorsales no hay sedimentos acumulados, y su espesor es mayor cuanto más lejos de ellas se encuentran. La corteza oceánica se está formando constantemente.
Las rocas con abundancia de hierro presentan un magnetismo fósil. Las partículas de hierro se orientan según el campo magnético terrestre en el momento de su formación, registrando las inversiones del campo magnético a lo largo del tiempo.
A ambos lados del Atlántico aparecen rocas de la misma edad e incluso es posible seguir antiguas cordilleras. La única explicación es que en el pasado estuvieron unidas en el supercontinente Pangea.
El encaje casi perfecto entre las plataformas continentales de África y Sudamérica.
Coincidencias entre los fósiles hallados a uno y otro lado del océano, indicando que estas masas de tierra estuvieron conectadas.
Evidencia de que en la Tierra predominaron climas diferentes a los actuales en el pasado, con glaciaciones en zonas que hoy son tropicales, lo que sugiere una diferente distribución continental.
La ubicación del campo magnético terrestre en el momento de la formación de las rocas no coincide con la actual, lo que indica un movimiento de los continentes.
El clima global depende de la distribución de los continentes, la cual es modificada por el movimiento de las placas a lo largo de millones de años. Esto influye en las corrientes oceánicas y atmosféricas.
El CO2 que producen los volcanes aumenta el efecto invernadero, lo cual se compensa con el ciclo geológico al que se va incorporando, regulando así la temperatura del planeta a largo plazo.
La distribución de rocas se comprende mejor al combinar la tectónica de placas y el tiempo geológico, explicando la presencia de ciertos tipos de rocas en diferentes regiones.
La diferencia entre el volumen de agua de los océanos y el hielo de los casquetes polares, junto con el volumen de las cuencas oceánicas, son los factores que definen el nivel del mar. Estos dependen de las condiciones climáticas y de la dinámica de la Tierra, respectivamente.
La tectónica de placas es responsable de la formación de las principales estructuras geológicas de la Tierra, a través de los regímenes tectónicos fundamentales: transformantes, convergentes y divergentes.
Los procesos físicos y químicos resultantes de la dinámica de la Tierra cambian las condiciones ambientales, lo que provoca que los individuos se adapten, desarrollen, migren o se extingan, influyendo directamente en la evolución de la biodiversidad.
Muchas de las dorsales oceánicas se encuentran en el centro de los océanos o, en otras ocasiones, en zonas cercanas a los continentes, como sucede con la dorsal del Océano Pacífico.
En las zonas continentales también existen estructuras similares a las dorsales denominadas rifts. Esto se debe a la presencia de una fuente de calor bajo el continente que adelgaza la litosfera y abomba la corteza. Como consecuencia, se producen emisiones volcánicas (puntos calientes) y fallas, que terminan por fragmentar la litosfera en dos.
Un proceso similar tiene lugar en África Oriental, en el Valle del Rift, y un importante punto caliente se encuentra bajo el archipiélago de Hawái.
Compuesta por sodio y cloro, es un mineral sedimentario. Se usa como anticongelante, para la alimentación (sal común), en la industria química, etc.
Compuesta por plomo y azufre, es un mineral del grupo de los sulfuros. Se usa como mena principal de plomo, para obtener plata y como amplificador de señal en las radios antiguas.
Compuesta por magnesio, aluminio y oxígeno, pertenece al grupo de los óxidos. Se usa principalmente como piedra preciosa.
Compuesta por hierro, carbono y oxígeno, pertenece al grupo de los minerales carbonatos. Se usa como mena de hierro.
Compuesta por bario, azufre y oxígeno, es un mineral sulfato. Se usa como mena de bario, en la industria del caucho, en la producción de agua oxigenada y como lodo de perforación.