Portada » Francés » Explorando el Pensamiento Infantil: Lógica, Lenguaje y el Origen de los Números
De niño a niño. En este período, su participación en los juegos sociales está limitada a su incapacidad de aceptar el punto de vista de otro.
Después de los 4 años, el juego infantil con objetos refleja más organización y aproximación a la realidad. Las casas, castillos…, que los niños construyen reflejan mayor atención hacia los detalles. La idea implícita puede permanecer simbólica, pero los detalles son reales. Puede ser una oportunidad de crear inteligentemente y resolver problemas.
El lenguaje se desarrolla como parte de un gran sistema de representación. Es solamente una forma de representar el mundo.
Sobre el tema de las relaciones entre el pensamiento y el lenguaje se han sostenido diversas posiciones. Las teorías fundamentales que responden a la pregunta de si primero está el lenguaje o el pensamiento se pueden sintetizar en estas 3:
Los niños enseguida ponen de manifiesto su pensamiento lógico en cuestiones que conciernen a objetos físicos. Además, puede comprobarse que en algunas situaciones, la lógica precede en varios años al propio lenguaje. Por ejemplo, los niños pueden ordenar por longitudes una colección de objetos aproximadamente 5 años antes de poder explicar verbalmente una situación con este tipo de seriación. El niño evidencia una inteligencia, que se denomina “lógica de las acciones” durante el período sensoriomotor previo al surgimiento del lenguaje observable. Durante el período sensoriomotor el niño descubre y coordina sus movimientos para conseguir avances de creciente complejidad.
De igual forma que en el período sensoriomotor se puede hablar de una lógica de las acciones, en el período preoperacional puede afirmarse que el niño dispone de una semilógica que le permite la construcción de su lenguaje infantil como una forma de representación simbólica. Resulta revelador comparar el uso de lenguaje en dos grupos de niños, uno formado por los que captan la conservación de la cantidad y otro formado por preconservadores. Estos últimos tienden a centrarse en una variable cuando describen las diferencias en los objetos. No son capaces de aplicar términos comparativos tales como “más”, “más grande”, “más largo”, que se asocian a tareas de conservación. Sin embargo, los conservadores cuentan con la capacidad de llevar a cabo operaciones lógicas para considerar dos objetos y dos variables al mismo tiempo. Esta capacidad mental influye en el uso del lenguaje. Por otra parte, los niños parecen entender los anteriores términos comparativos en algunos casos y en otros no. El término hermano es parte del vocabulario de la mayoría de los niños. Un niño preoperacional no puede comprender la relación recíproca que conlleva este término y, por ejemplo, un niño que tiene dos hermanos, no es capaz de considerarse a sí mismo como un hermano de Jaime y de Álvaro, por lo que piensa que su hermano Jaime tiene solamente un hermano.
El origen de la numeración está plenamente relacionado con la necesidad de expresar con precisión la pluralidad de cualquier conjunto de personas, animales y objetos. Hace unos 10.000 años, en el Neolítico, las civilizaciones que hasta ese momento dependían de la caza-recolección empezaban a dejar paso a las civilizaciones que se dedicaban a la agricultura y la ganadería. Si la cantidad de animales es pequeña, pueden utilizarse los dedos de la mano para realizar el conteo. Pero, si el número superaba ampliamente la decena, tenían que utilizar otra táctica. Una de las formas de contabilizar esta situación era poner una marca en el suelo, o bien ir colocando un guijarro en un cántaro de barro por cada animal que salía a pastar. Con la aparición de los primeros lenguajes de comunicación, surge también la necesidad de expresar con un término cada uno de los posibles tamaños de conjuntos. En este sentido predominaba la utilización de términos que tenían algo que ver con el cardinal del conjunto. Por ejemplo, para el 1: nariz; para el 2: boca…
Cuando los hombres empezaron a contar pequeñas cantidades usaron los dedos, guijarros, marcas con bastones, nudos en una cuerda y algunas otras formas para ir pasando de un número al siguiente. Pero a medida que la cantidad crece se hace necesario un sistema de representación más práctico. En diferentes partes del mundo se llegó a la misma solución: cuando se alcanzaba un determinado número se hacía una marca distinta que los representa o abarca a todos ellos. Este número es la base. Se sigue añadiendo unidades hasta que se vuelve a alcanzar por segunda vez el número anterior y se añade otra marca de una segunda clase. La base que más se ha utilizado es 10 por ser el número de dedos con los que contamos. Desde hace 5.000 años la gran mayoría de las civilizaciones han contado en unidades, decenas, centenas, millares, etc., es decir, de la misma forma que se sigue haciendo hoy. Sin embargo, la forma de escribir los números ha sido muy diversa y muchos pueblos han visto impedido su avance científico por no disponer de un sistema eficaz que permitiese el cálculo.