Portada » Griego » Exploración del Mundo Literario Greco-Romano: Desde los Orígenes Griegos hasta la Decadencia Latina
La Biblia está escrita fundamentalmente en hebreo, aunque también hay partes en arameo. En cambio, el Nuevo Testamento nos ha llegado escrito en griego. La transmisión de la Biblia fue fundamentalmente oral, y la tradición escrita comenzó en el siglo X a. C., coincidiendo con la época del rey David y Salomón. Varios autores, estilos y épocas acabaron construyendo su texto definitivo. El Antiguo Testamento queda redactado en su forma final hacia el siglo I a. C.
El Génesis explica la creación del universo por parte de Dios como un triunfo del orden ante el caos, creación que queda culminada con el hombre y la mujer.
No se sabe mucho sobre el nacimiento de la literatura griega surgida en Jonia. Los textos que mejor se conservan son la Ilíada y la Odisea de Homero. Los creadores de la tragedia son Esquilo, Sófocles y Eurípides. Destaca también el pensamiento filosófico con Platón y Aristóteles.
Con Alejandro Magno, Atenas vio desplazada su hegemonía a favor de Alejandría, bajo el gobierno de los Ptolomeos.
El dominio de Roma marca el declive de la literatura griega en un periodo que va desde el siglo I a. C. hasta el siglo V d. C. Lentamente, el latín fue ocupando el lugar de primacía cultural que había ocupado el griego, aunque se siguieron escribiendo en griego obras muy importantes.
Una de las aportaciones más importantes de la literatura grecolatina ha sido la fabulación mítica, es decir, el conjunto de relatos que nos hablan de dioses, héroes y humanos, protagonistas de aventuras y epopeyas. No hay un solo creador de mitos: en su construcción participan tanto las creencias religiosas de la antigua Grecia como la aportación de los poetas a lo largo del tiempo. Las musas tienen como función expresar en forma mitológica las ideas de aquella época.
La Odisea es un poema épico que narra a través de 24 cantos las aventuras de Ulises después de la guerra de Troya. La acción se agrupa en tres núcleos centrales: la adolescencia de Telémaco, los viajes a la deriva de Ulises y su regreso a la isla natal, Ítaca. Se trata de uno de los poemas más bellos jamás escritos.
La tragedia nace de los ritos del culto religioso y trata los problemas de la vida y del destino humano. Plantea un conflicto que puede solucionarse o bien por aniquilación o bien por restauración de un orden.
En torno al siglo III a. C. encontramos la creación de una literatura en latín en imitación a la griega. Tiene importancia la conquista de la Magna Grecia. A partir de aquí y hasta el siglo I a. C. fueron apareciendo los diferentes géneros. Encontramos la epopeya y el teatro; destaca la comedia de Plauto. A mediados del siglo II a. C. nació la sátira con Ennio y la prosa con Catón el Viejo. A finales del siglo II a. C., la poesía asimiló una influencia alejandrina con Catulo y encontramos un amplio desarrollo de la prosa erudita.
Durante el siglo I a. C., la literatura latina llega a su esplendor gracias, entre otros factores, al fomento del cultivo literario durante la época del emperador Augusto y a la protección de las artes que llevaron a cabo nobles como Mecenas.
La declamación y la retórica marcaron el siglo I d. C. Destacan las obras didácticas y filosóficas de Séneca y Quintiliano. La poesía ocupa un lugar discreto. La historia se desarrolló con Tácito, mientras que Marcial cultivó la sátira y le dio un tono realista.
A partir del siglo II, la decadencia de la literatura latina es un hecho, como también los inicios de una literatura de tema cristiano con la obra de los Padres de la Iglesia.
El clasicismo latino se representa por Virgilio, Horacio y Ovidio. La fusión que llevaron a cabo de numerosos aspectos de la literatura griega con su propia obra generó temas y lugares comunes que cristalizaron en la literatura posterior. El clasicismo renacentista recuperó y desarrolló temas como el carpe diem («aprovecha el día»), el ubi sunt («¿dónde están?»), el beatus ille («feliz quien…») y el locus amoenus («lugar agradable»).
Ovidio pertenecía a la clase noble. Viajó a Grecia y abandonó su carrera judicial para complacer a su padre. Poeta refinado y observador, fue amigo de Horacio. En el año 8 d. C. fue exiliado por Augusto a Tomis sin que se sepan las causas de esta expulsión, que marcaría su vida. Escribió poesía amatoria y erótica y dos obras capitales: Los fastos y Las metamorfosis, esta última de gran importancia por su aportación a la tradición del mito griego.