Portada » Formación y Orientación Laboral » Estrategias Efectivas para la Gestión y Resolución de Conflictos Laborales
Los conflictos en el trabajo forman parte de la dinámica natural de un equipo. No es conveniente ahogarlos para que no afloren, sino encauzarlos positivamente y resolverlos. O, al menos, encontrar un equilibrio que permita avanzar.
De hecho, la gestión de conflictos ocupa buena parte del tiempo de un equipo y de su líder. Algunos conflictos pueden ser necesarios para impulsar mejoras en la calidad o en el servicio, o para incentivar el esfuerzo. Pero los conflictos no resueltos o de especial gravedad pueden dañar la motivación, destruir el espíritu de equipo y minar los resultados de la empresa.
En esta unidad se analizarán los diferentes tipos de conflictos, así como las técnicas para prevenirlos y resolverlos.
No existe una clasificación única y comúnmente aceptada de conflictos, pero las siguientes categorías son útiles para comprender y analizar mejor las diferentes situaciones.
La naturaleza y su desempeño es tan fácilmente medible y comparable que es habitual que se creen jerarquías entre ellos. La dirección tiende a reconocer a los más exitosos y, a veces, muestra su enfado o menosprecio a los que obtienen peores resultados, lo que genera tensiones, envidias y conflictos.
Aunque a veces aparecen conflictos imprevistos, la mayor parte son recurrentes y previsibles, por lo que es posible anticiparse a ellos. El simple hecho de pararse a pensar y analizar una situación que se puede volver conflictiva ya es un buen comienzo para minimizar o incluso evitar el conflicto.
A continuación, se exponen algunas prácticas recomendables para la prevención de conflictos.
La falta de comunicación es una de las fuentes de conflicto más habituales. Para poder representar correctamente a la empresa frente a los clientes, el equipo comercial necesita estar al día de cualquier información importante, como novedades en los productos, ofertas, eventos o problemas internos. Su credibilidad frente al cliente se puede ver comprometida si no se mantiene bien informado. Los vendedores también valoran ser escuchados y que se atiendan sus demandas. Por todo ello, una mala comunicación en el equipo de ventas puede generar muchos problemas.
En función del sentido en el que fluye, se pueden identificar tres tipos de comunicación interna en la empresa:
La comunicación también se puede clasificar en función del contexto en el que se lleva a cabo:
Se describen a continuación una serie de herramientas que ayudan a mejorar la comunicación interna.
Hay cuestiones que vale la pena difundir a través de documentos escritos, ya sea en papel o en soporte digital. Las ventajas son:
Los documentos escritos más útiles para la labor comercial son:
En un equipo de ventas son imprescindibles las reuniones periódicas, preferentemente presenciales o, al menos, por videoconferencia. Lejos de ser una pérdida de tiempo, estas reuniones son la ocasión de poner en común las principales cuestiones que es importante aclarar y compartir.
Pueden diferenciarse tres tipos de reuniones:
Para que una reunión sea productiva, es conveniente seguir una serie de pautas:
Aunque los canales oficiales de comunicación estén bien definidos y sean variados, para que la información fluya y los miembros del equipo compartan abiertamente sus inquietudes y sus dudas, es necesario que se establezca una relación de confianza. Ni los mejores sistemas de comunicación formales funcionarán si el clima es de miedo, recelo o indiferencia. La comunicación informal es muy útil para fomentar la confianza, el compañerismo y la empatía.
En muchas ocasiones, el problema no es tanto lo que se dice, sino cómo se dice. En la unidad 2 se vio que la asertividad era la capacidad de expresar deseos y defender intereses de forma amable y abierta para lograr influir en los demás. Esta habilidad, sin duda útil para la labor comercial, es también muy importante para la función de liderazgo y coordinación de equipos.
Para construir un mensaje asertivo se deben seguir los siguientes pasos:
Una de las funciones del equipo directivo es definir el conjunto de reglas por el que se va a regir la actividad de la empresa. Estas reglas tienen un doble objetivo:
Cuando las reglas no están bien definidas, es fácil que se generen conflictos. Para evitarlo, es conveniente prestar especial atención a los siguientes puntos:
Cuando se quiere hacer frente a un problema o poner en marcha una acción, es necesario designar a una persona o equipo que se haga cargo. Esta decisión debe comunicarse, lógicamente, a la persona que vaya a encargarse de la tarea, pero también a todos los demás implicados, para que entiendan que deben colaborar. Por mucho que se pongan planes de acción sobre la mesa y se insista en lo importantes que son, el día a día suele absorber todo el tiempo de los trabajadores. Si se quieren romper inercias y cambiar las cosas, es necesario nombrar responsables y facilitarles recursos.
Cuando se delega una responsabilidad en otra persona se debe tener en cuenta los siguientes factores:
Aunque se hayan puesto en marcha las medidas para prevenir la aparición de los conflictos más habituales, es inevitable que surjan algunos imprevistos. La propia dinámica de las relaciones humanas en el trabajo, la competitividad, la presión y los conflictos de intereses generan situaciones de tensión que deben encauzarse adecuadamente. Se describen a continuación los pasos y las principales alternativas para resolver conflictos.
Para afrontar de forma organizada y racional un conflicto se deben seguir una serie de pasos:
En función del tipo de conflicto y de su gravedad se podrán adoptar diferentes técnicas para enfrentarse a él:
En un proceso de negociación o de toma de decisiones, llega un momento en que es necesario adoptar una postura y llevarla a la práctica.