Portada » Educación Artística » Ergonomía del Entorno Laboral: Impacto en el Bienestar y la Productividad Humana
El ser humano controla su balance térmico a través del hipotálamo, que recibe las condiciones de temperaturas externas e internas mediante los termorreceptores distribuidos por la piel, músculos y médula espinal.
Un ambiente térmico inadecuado causa reducciones de los rendimientos físicos y mentales, irritabilidad, incremento de la agresividad, distracciones, sudor, temblor, aumento o disminución del ritmo cardíaco e incluso la muerte.
La actividad física se mide por su consumo energético, en julios, vatios o kilocalorías, aunque también existe el MET.
La fiebre puede hacer subir la temperatura a los 42°C, produciendo daños irreversibles.
Desde la ergonomía, la temperatura interna no debe superar los 1°C o 1,5°C, y esta se incrementa por el elevado gasto energético o debido al microclima laboral.
El mecanismo termorregulador toma sus medidas según:
La sobrecarga térmica es la condición objetiva que provoca en el ser humano tensión térmica, dependiendo de factores como el sexo, la edad, las condiciones físicas, el estado emotivo, etc.
Para evaluar la tensión térmica en un individuo, se toman dos indicadores fisiológicos:
Estos se incrementan con la sobrecarga térmica en unas personas más que en otras; la ropa es otro factor de importancia.
El balance térmico entre el ser humano y el medio se modifica notablemente si se usa ropa especial durante el trabajo, y estas prendas cambian según la estación del año. Existe el CLO para medir la influencia de la ropa en el confort térmico.
El intercambio térmico se produce de cuatro maneras entre el ser humano y el medio donde realiza sus actividades:
Permite al ergónomo estudiar y controlar el ambiente térmico:
M ± R ± C – E = A
El ISC es el grado de tensión térmica a que está expuesto un sujeto. Es la relación entre la evaporación requerida para lograr el balance térmico y la evaporación máxima posible en ese ambiente.
ISC = (Emreq / Emax) * 100
Vibración mecánica de las moléculas de un gas, líquido o sólido (como el aire o el agua) que se propagan en forma de ondas y es percibido por el oído humano. Si superan el umbral de tolerancia de 55 a 65 dBA, pasan a ser ruido. El sonido no está formado por una sola frecuencia, sino por múltiples.
Es muy nocivo, es el sonido no deseado, genera interferencia en la comunicación y es un tipo de energía.
El oído humano se divide en tres partes:
La iluminación es la cantidad y calidad de luz que incide sobre una superficie. Para una iluminación adecuada, hay que tener en cuenta la tarea que se va a realizar, la edad del operario y las características del local.
Más del 80% de la información que recibe el ser humano es visual.
Es visible toda superficie que emite y refleja ondas electromagnéticas en longitudes de onda entre los 380 nm y los 750 nm, y dependiendo de la longitud de onda, las superficies son percibidas de un color u otro.
El ojo posee dos tipos de células muy especializadas que pueden ser consideradas neuronas. Estas células fotosensibles, ante el estímulo luminoso adecuado, envían un impulso nervioso a las zonas visuales del cerebro a través del nervio óptico, completando así el proceso visual.
Los párpados y las pestañas actúan como protección para el ojo ante una agresión mecánica, química y lumínica.
El iris equivale al diafragma de la cámara fotográfica; su función es controlar la entrada de luz al ojo. Con poca luz, el iris se contrae y aumenta el diámetro de la pupila; con mucha luz, el iris se dilata, disminuyendo el diámetro de la pupila.
Es la capacidad del ojo de enfocar correctamente en la retina la imagen del objeto observado.
Cuando el ojo trabaja observando objetos relativamente lejanos, su esfuerzo es mucho menor que cuando debe observar objetos muy cercanos, sobre todo cuando estos son pequeños.
Es la capacidad del analizador visual que le permite modificar su comportamiento ante las variaciones del nivel de iluminación. Si la iluminación es deficiente, el ojo incrementa su sensibilidad a la luz y aumenta el diámetro de la pupila para que penetre más cantidad de luz.
Se produce cuando hay áreas de alto brillo en el campo visual. Existen dos tipos de deslumbramiento:
Los sistemas de iluminación son tres:
Está causada por un esfuerzo voluntario del aparato visual para acomodar y ajustar la vista a las demandas que le exigimos. Mala iluminación, trabajar demasiado, forzar la vista, estrés diario, alimentación inadecuada, son algunas causas.
La fatiga visual es común en cualquier adulto que pasa más de 4 horas frente al ordenador; millones de personas en el mundo la sufren.
La iluminación en un local y sus distintos puestos de trabajo implica un análisis previo, no solo de las necesidades de alumbrado de acuerdo con las tareas que se realizan en el lugar, sino también de aspectos económicos, como el consumo energético, los costes y la disponibilidad de luminarias y lámparas.
El aprovechamiento de la luz natural implica que también penetra en el local su calor, lo que obliga a una instalación de climatización e incrementa el consumo energético. Por otra parte, un rayo de luz directa sobre un puesto de trabajo puede provocar deslumbramiento.
Para diseñar un sistema de iluminación en un local, debemos considerar:
Mientras mayor sea la carga visual de la actividad, mayor deberá ser el nivel de iluminación requerido.
Toda actividad humana se compone de carga física y mental.
Podemos definir la carga de trabajo mental como una función del número total y la calidad de las etapas de un proceso, o el número de procesos requeridos para realizar una actividad, así como la cantidad de tiempo durante el cual una persona debe elaborar las respuestas en su memoria. Es decir, abarca los elementos perceptivos, cognitivos y las reacciones emocionales involucradas en el desarrollo de una actividad.
La sobrecarga mental puede ser cuantitativa o cualitativa.
La sobrecarga o infracarga de trabajo producen síntomas de estrés que se manifiestan, en algunos casos, con la pérdida del respeto de sí mismo, una motivación mediocre para el trabajo y una tendencia a refugiarse.
La hiperestimulación o sobrecarga cualitativa está más asociada con la insatisfacción, tensiones y baja opinión de sí mismo. La subestimulación o infracarga está asociada con la depresión, irritación y trastornos psicosomáticos.
Viene determinada principalmente por la cantidad de información que debe tratarse, el tiempo de que se dispone y la importancia de las decisiones. Los estímulos no se presentan de uno en uno, sino que aparecen simultáneamente, con lo que este proceso se vuelve mucho más complejo. Intervienen factores determinantes de la carga mental:
La fatiga mental es un tipo de fatiga que puede verse como una reacción homeostática dirigida a conseguir una adaptación con el medio ambiente. El organismo buscará el reposo como medio de equilibrio. El principal síntoma es una reducción del rendimiento de la actividad y un aumento de los errores.
Se da como resultado de un desequilibrio, durante un tiempo prolongado, entre la capacidad del organismo y el esfuerzo que debe realizar para dar respuesta a las necesidades del medio.
El método LEST evalúa la carga mental a partir de cuatro indicadores:
Utiliza el término carga nerviosa y define las exigencias del sistema nervioso central durante la realización de una tarea. Está determinada por dos criterios:
Los indicadores de carga mental que utilizan los distintos métodos de evaluación se han determinado experimentalmente sobre la base de las reacciones del individuo frente a un exceso de carga.
Estos métodos son complementarios entre sí, dado que ninguna medida es válida por sí sola para evaluar la carga mental. Por ello, la utilización de varios de ellos y la comparación de los resultados obtenidos es la mejor manera de aproximarse a una evaluación satisfactoria.
Las reacciones fisiológicas sensibles a la carga mental y a las presiones psicosociales del medio ambiente de trabajo incluyen: el sistema cardiovascular, la actividad eléctrica muscular, la piel, el sistema gastrointestinal, la actividad sexual, la temperatura, etc.
Es uno de los indicadores fisiológicos periféricos de la carga de trabajo y del estrés mental que se mide con mayor frecuencia y que reacciona frente a un número elevado de agentes estresantes. Aunque la medida habitual sea solamente el ritmo cardíaco, el intervalo entre las pulsaciones también puede ser un buen indicador, incluso más potente para la medida de estrés agudo.
Este fenómeno perceptivo visual ocurre cuando el observador no puede percibir el centelleo, y las sensaciones de luz se disuelven y confunden en una luz estable. El umbral en que la luz parece ser continua se designa como FCF.
Se estableció que la intervención de determinados agentes estresantes provoca un bloqueo del ritmo alfa.
Raras veces se mide la actividad gastrointestinal en situaciones de trabajo, pero puede ofrecer ciertas posibilidades de investigación en lo que se refiere al estrés y al desarrollo de úlceras.
Para analizar los factores inherentes a la tarea y su impacto, se pueden utilizar los siguientes métodos: