Portada » Magisterio » Elaboración y Gestión de Proyectos: Conceptos Clave y Requisitos Esenciales
Para lograr una mayor articulación e integración entre la formulación de un programa o de un proyecto, es necesario desarrollar toda una serie de cualidades propias de la llamada eficiencia y eficacia operativa. Pero sobre todo, supone la capacidad de traducir las ideas en acción.
Planificar es usar procedimientos para introducir organización y racionalidad a la acción, con el propósito de alcanzar determinadas metas y objetivos.
Para mejorar la capacidad de programar y elaborar proyectos, tenemos que aprender a pensar organizando las ideas mediante la manipulación mental de la información.
La mejor manera de organizar la mente para la acción consiste en formular diez preguntas básicas y dar respuestas a cada una de ellas: qué, por qué, para qué, cuánto, dónde, cómo, cuándo, a quiénes, quiénes, con qué.
Se realiza una descripción más amplia del proyecto, definiendo y caracterizando la idea central de lo que se pretende realizar. Se trata de ampliar en sus aspectos esenciales la información que proporciona la denominación.
Hay que presentar los criterios y las razones que justifican la realización del mismo. Deben cumplirse dos requisitos: hay que explicar la prioridad y urgencia del problema y hay que justificar por qué este proyecto es la propuesta de solución más adecuada. Las cuestiones a explicitar son:
Lo que se persigue en este punto es informar clara y profundamente acerca de la institución, organización o agencia que será la responsable fundamental de la planificación y ejecución del proyecto.
No en todos los proyectos es necesario explicitar finalidades últimas. Cuando un proyecto forma parte de un programa más amplio, los objetivos de este último constituyen la finalidad de los proyectos que lo integran.
Explicitar los objetivos es responder a la pregunta «para qué se hace», es decir, se trata de indicar el destino del proyecto o los efectos que se pretenden alcanzar con su realización.
Operacionalizan los objetivos, estableciendo cuánto, cuándo y dónde se realizarán estos, de modo que las actividades y acciones correspondientes puedan ser claramente establecidas.
Se trata de identificar quiénes serán los beneficiarios inmediatos y quiénes serán los beneficiarios finales o indirectos, es decir, aquellos a quienes favorecerán los impactos del proyecto.
Los productos son el primer nivel de resultados a los que se llega por el hecho de haber realizado con éxito las actividades y son la condición previa para el logro de los objetivos y metas.
La ejecución de cualquier proyecto presupone la concreción de una serie de actividades e implica la realización de un conjunto de tareas concretas.
Lo que materializa la realización de un proyecto es la ejecución secuencial e integrada de diversas actividades.
La organización, ordenamiento y coordinación de todas las tareas incluye los siguientes aspectos:
Se debe especificar el instrumental metodológico y técnico que se utilizará para realizar las diferentes actividades.
Cuando existe un único procedimiento para llevar a cabo una actividad, lo importante es usar esa técnica de la manera más eficaz posible. Pero cuando existe una gama de técnicas alternativas, el problema que se plantea es el de seleccionar una de ellas.
Uno de los aspectos esenciales es la determinación de la duración de cada una de las actividades. Esto se denomina «calendarización del proyecto».
Para realizar la calendarización del proyecto, existen diferentes técnicas gráficas de apoyo a la programación que permiten distribuir en el tiempo las distintas actividades y hacen posible una captación rápida y global de la secuencia operativa. El más simple es el diagrama de Gantt.
Todo proyecto requiere para su realización una serie de recursos para obtener y lograr el objetivo inmediato.
Cuando se elabora un proyecto, suelen distinguirse cuatro tipos de recursos que constituyen los insumos necesarios para su realización: