Portada » Historia » El Segundo Gobierno de Carlos Ibáñez del Campo (1952-1958): Reformas, Desafíos y Transformaciones en Chile
El segundo mandato presidencial de Carlos Ibáñez del Campo, iniciado en 1952, marcó un hito en la historia política chilena. Su arrollador triunfo electoral se basó en la promesa de «barrer con los políticos», y esta elección fue particularmente significativa por ser la primera vez que las mujeres ejercieron su derecho a voto en una elección presidencial.
Durante este periodo, se implementaron importantes reformas institucionales y se impulsó el desarrollo de sectores clave de la economía nacional. Sin embargo, una vez en el gobierno, Ibáñez mostró una conducción errática, que lo llevó a forjar las alianzas políticas más diversas y a enfrentar una agitación social cada vez más fuerte frente a los problemas económicos.
La inflación fue en aumento y el plan de ajuste fiscal que aprobó a mediados de su mandato intensificó aún más la oposición de obreros y estudiantes. A pesar de las dificultades, la apertura política que condujo a la elección de 1952, con la participación femenina, fue un factor determinante. Gracias a ellas, Ibáñez triunfó con la más amplia mayoría de votos conocida hasta entonces: el 46,8 por ciento.
El gobierno de Ibáñez se caracterizó por una serie de importantes realizaciones y la creación de nuevas instituciones:
Uno de los problemas más graves de la economía nacional durante esos años fue la inflación, fenómeno que se acentuó durante el gobierno de Ibáñez, alcanzando un 80 por ciento anual.
Para combatir sus efectos, en 1955 se contrató a la firma estadounidense Klein-Saks. Sus expertos propusieron medidas como la reorganización de la administración pública, la limitación del crédito bancario, el establecimiento de una tasa de cambio única, así como políticas de remuneraciones, precios y subsidios. Todas estas medidas implicaban aumentar los impuestos, una decisión impopular que un gobierno como el de Ibáñez —que se basaba en un apoyo extrapartidario— podía generar resistencia. Por ello, no fueron aplicadas en su totalidad ni produjeron el crecimiento económico esperado.
Dada su importancia política y el carácter personal de su apoyo, Ibáñez y sus seguidores se esforzaron por lograr la mayoría de los escaños del Congreso. Su eslogan electoral, “Un parlamento para Ibáñez”, fue favorable inicialmente, logrando elegir 74 diputados de un total de 147. Sin embargo, una combinación política al momento de constituirse la mesa de la Cámara dejó a los sectores ibañistas en minoría.
En la elección extraordinaria de 1953, convocada para suplir el cargo vacante dejado por Ibáñez, María de la Cruz, líder del Partido Femenino de Chile y adepta al ibañismo, resultó electa senadora con más de 107 mil votos. Se transformó así en la primera mujer en ocupar una dignidad parlamentaria en Chile. Lamentablemente, ese mismo año fue inhabilitada por sus pares, quienes la acusaron de varios actos ilegales, entre ellos haber ejercido el contrabando.
El 27 de marzo de 1958, en el ambiente de pre-campaña presidencial, se creó el Bloque de Saneamiento Democrático, una alianza de centro-izquierda destinada a detener electoralmente a la derecha. Esta iniciativa contó con el apoyo de Ibáñez para la promulgación de importantes leyes:
En aquella época, las agrupaciones sindicales cobraron mayor importancia, revirtiendo un proceso de desunión. La Confederación de Trabajadores de Chile, fundada en 1936, se había dividido diez años después debido a una pugna entre sus dirigentes socialistas y comunistas.
En 1953, se realizó en Santiago un Congreso de Unidad, al cual concurrieron representantes de 452 organizaciones laborales. En los debates se decidió la creación de la Central Única de Trabajadores (CUT), un organismo de carácter sindical con la finalidad de luchar por los derechos de los trabajadores y mejorar sus condiciones laborales. Su máximo dirigente fue Clotario Blest.
La realidad política nacional demostraba que para los partidos era muy difícil llegar al poder por sí mismos, lo que llevó a la aparición de nuevos grupos y alianzas. Una nueva combinación política de izquierda surgió en 1956: el FRAP (Frente de Acción Popular), que reunió a los partidos Socialista, Democrático, Nacional-Socialista Popular, del Trabajo y al Comunista —aún proscrito por la Ley de Defensa Permanente de la Democracia—.
Mientras tanto, en el centro del espectro político, el Partido Demócrata Cristiano (PDC) empezó a reemplazar al radicalismo. El PDC había surgido en 1957 de la fusión de la Falange Nacional con el Partido Conservador Social Cristiano.
Así, para la elección presidencial de 1958 se perfilaron las candidaturas de:
A ellos se sumó la curiosa candidatura de Antonio Zamorano, un ex sacerdote conocido como el «cura de Catapilco».