Portada » Geografía » El Relieve de España: Características y Unidades Geomorfológicas
España se sitúa en el hemisferio norte, en el suroeste del continente europeo, siendo el segundo país más extenso de la Unión Europea, solo superado por Francia.
Sobre la Península Ibérica encontramos el 97,5 % de la superficie de España, suponiendo el archipiélago balear un 1 %, el archipiélago canario un 1,5 % y los enclaves norteafricanos un 0,006 %.
La Península Ibérica, encrucijada entre el continente europeo y el africano y entre el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo, se caracteriza por su forma maciza que se debe tanto a su gran anchura de oeste a este como a sus costas rectilíneas, sin apenas accidentes.
Otro rasgo básico de la Península Ibérica es su altitud media elevada, situada en 660 metros. En Europa, donde predominan las llanuras, la altitud media se sitúa en torno a 342 metros y solo Suiza, un país dominado por las montañas de los Alpes, con sus 1.350 metros, supera la altitud media de España.
La elevada altitud de la península se explica tanto por la existencia de altas cordilleras como por la elevada meseta que ocupa su interior, situada entre 600 y 800 metros de altitud.
Un último rasgo básico a destacar de la Península Ibérica es la disposición periférica de las cordilleras que se encuentran mayoritariamente próximas a las costas, rodeando la meseta interior.
En la Península Ibérica encontramos cuatro grandes unidades de relieve:
Los zócalos son mesetas, tierras planas elevadas, de la era primaria (Paleozoico) formadas por la erosión (desgaste) de las cordilleras surgidas en esta era. En ellos predominan las rocas silíceas (granito, pizarra, cuarcita, esquistos) que son muy rígidas.
Destaca el zócalo procedente del Macizo Hespérico que ocupa la mitad occidental de la península. El zócalo, si no se ve afectado por nuevas presiones, da lugar a relieves muy horizontales (penillanuras), fruto de la erosión de los relieves primarios.
Los macizos antiguos son montañas formadas en la orogénesis alpina de la era terciaria a partir de la fractura (fallas) y levantamiento de bloques de los zócalos (horst). Al provenir de los zócalos, en ellos predominan las rocas silíceas. Estos macizos presentan formas redondeadas y cumbres aplanadas, debido a la erosión.
Los macizos antiguos corresponden a las sierras interiores de la Meseta Central, el Macizo Galaico-Leonés, la parte occidental de la Cordillera Cantábrica, el eje axial de los Pirineos y la Cordillera Penibética.
Las cordilleras de plegamiento son montañas surgidas en la orogénesis alpina de la era terciaria por el plegamiento de sedimentos calizos depositados en el mar en la era secundaria. Predominan las rocas calizas, que ante los empujes orogénicos se pliegan. Estas cordilleras presentan fuertes pendientes y formas escarpadas debido a su relativa juventud.
Existen dos tipos:
Las cuencas sedimentarias son zonas hundidas formadas en la era terciaria rellenadas con sedimentos arcillosos y calizos, pudiendo dar lugar a estructuras horizontales o en cuesta.
Existen dos tipos:
La población históricamente ha buscado los relieves más adecuados para sus necesidades, destacando el asentamiento en valles fluviales propicios para la agricultura y evitando montañas.
En el ámbito económico, destaca el relieve como condicionante de la actividad agrícola, presentando mejores condiciones las zonas bajas y llanas frente a zonas elevadas y con fuertes pendientes.
Respecto a las actividades terciarias, el relieve afecta al transporte y al turismo.
Respecto al relieve costero peninsular, las formas rectilíneas no favorecen la instalación de puertos y la estrecha plataforma continental no favorece los recursos pesqueros; sin embargo, la existencia de extensas playas arenosas, como en la costa levantina, atraen al turismo.