Portada » Historia » El Nuevo Orden Mundial: Tratados de Paz y Repercusiones de la Gran Guerra (1919-1924)
En enero de 1918, el presidente estadounidense Wilson anunció en el Congreso de EE. UU. los “Catorce Puntos”, por los que, desde su punto de vista, debería regirse una paz justa y duradera. Estos puntos incluían:
Estos principios no fueron respetados, ya que los aliados europeos estaban más preocupados por defender sus intereses que por conseguir una paz justa. En la Conferencia de París (1919-1920), los países vencidos no fueron escuchados y solo fueron llamados para firmar los tratados impuestos por el Consejo de los Cuatro, formado por dirigentes de las grandes potencias vencedoras.
El Tratado de Versalles, el cual reguló la paz con Alemania, fue el más importante. El pueblo alemán lo consideró un diktat (imposición). Sus principales cláusulas fueron:
Los aliados ocuparon la orilla izquierda del Rin para prevenir cualquier intento de revancha durante 15 años. Los tratados de Saint-Germain, Trianon, Neuilly y Sèvres establecieron una nueva organización de fronteras.
Se formó un cordón sanitario en torno a Rusia para impedir que se produjera alguna revolución en los territorios que Rusia perdió en el Tratado de Brest-Litovsk.
Europa estaba formada por un total de 28 Estados. Todos ellos, salvo dos, eran democracias parlamentarias.
La Primera Guerra Mundial (IGM) afectó a muchos aspectos de la vida y de las relaciones mundiales.
Se estima que hubo más de 8 millones de muertos y más de 20 millones de heridos y mutilados. Además, la escasez alimenticia y las carencias sanitarias facilitaron la propagación de la epidemia de gripe en 1918. Esto conllevó a un descenso de la natalidad en las generaciones posteriores y a una disminución de la población activa.
La guerra tuvo grandes consecuencias en el ámbito económico, especialmente sobre los países europeos que participaron en la contienda. Provocó destrozos en los medios de producción y en los transportes. Esta situación fue grave en las regiones agrícolas situadas en el norte de Francia y las regiones occidentales de Rusia.
Los costes financieros de la guerra fueron intensos y generalizados. Para financiar la guerra, los gobiernos tuvieron que aumentar su deuda pública interna y pedir préstamos. La IGM significó la definitiva pérdida de la hegemonía europea en la economía mundial. EE. UU. se convirtió en la primera potencia económica del planeta. También Japón tuvo una expansión industrial y comercial.
La guerra repercutió de modos distintos en las diferentes clases sociales. La posguerra estuvo marcada por:
Se buscó normalizar las relaciones internacionales.
La Sociedad de las Naciones fue una organización internacional fundada al final de la IGM por iniciativa del presidente estadounidense Wilson. Su objetivo era asegurar el mantenimiento de la paz, la seguridad colectiva, el desarme y la cooperación económica y cultural. Su sede se estableció en Ginebra. Sus órganos rectores fueron cuatro:
Fue una organización frágil, ya que no disponía de ejército ni de capacidad ejecutiva. Además, no se permitió la adhesión de los vencidos ni de la Rusia soviética, y fue muy negativa la no participación de EE. UU. Como aspectos positivos de la SDN, resalta el establecimiento de una diplomacia multilateral y la prohibición de los tratados secretos.
El periodo entre 1919 y 1924 fue especialmente inestable para Europa. La cuestión de las nacionalidades no quedó resuelta en los ámbitos de los antiguos imperios alemán y austrohúngaro. Otra cuestión fueron las reparaciones de guerra que enfrentaban a Alemania y Francia. El gobierno francés se obstinó en que Alemania debía pagar, por lo que ordenó la ocupación de la cuenca industrial del Ruhr.
En 1924, el Plan Dawes dio una solución al problema de las reparaciones, y Francia cedió y abandonó el Ruhr. En la Conferencia de Locarno se estableció un sistema de garantías mutuas entre Alemania, Francia, Bélgica, Reino Unido e Italia, donde se comprometían a respetar las fronteras de Alemania y la desmilitarización de Renania. En 1926 se admitió a Alemania en la Sociedad de las Naciones. Y el Pacto Briand-Kellogg condenó la guerra como forma de resolución de conflictos.
La afirmación del principio wilsoniano del derecho a que los pueblos decidan su propio destino impulsó en las colonias el despertar de una conciencia nacional. También destacó especialmente el problema del Próximo Oriente, donde, por una parte, británicos y franceses prometieron a los árabes la formación de un gran reino árabe a cambio de su lucha contra los turcos. También se ofreció a los judíos la creación de un hogar nacional judío (Declaración Balfour). De esta forma se intentaba lograr el apoyo económico de EE. UU.
