Portada » Arte » El Neoclasicismo y Francisco de Goya: Maestros de la Transición Artística del Siglo XVIII al XIX
El Neoclasicismo surge en la segunda mitad del siglo XVIII como reacción a los excesos del Barroco y el Rococó. Inspirado en la Grecia y Roma clásicas, este movimiento busca la racionalidad, el equilibrio y la sobriedad, apoyándose firmemente en las ideas ilustradas.
La arquitectura neoclásica se basa en modelos clásicos, empleando elementos como columnas dóricas, jónicas y corintias, así como frontones y proporciones armónicas. Predominan las líneas rectas, las formas geométricas simples y una escasa decoración. Destacan los edificios públicos (museos, bibliotecas, academias), concebidos al servicio del despotismo ilustrado y la difusión del conocimiento.
En España, sobresale la figura de Juan de Villanueva, cuyas obras son ejemplos paradigmáticos del estilo:
La escultura neoclásica se inspira directamente en la estatuaria clásica, buscando el equilibrio, la serenidad, la perfección anatómica y las superficies pulidas, sin policromía. Los temas recurrentes son mitológicos e históricos, con una clara exaltación de los valores heroicos.
En este ámbito, destaca el escultor italiano Antonio Canova, cuyas obras más célebres incluyen:
La pintura neoclásica se caracteriza por la búsqueda de claridad, un dibujo preciso, el equilibrio compositivo, figuras bien recortadas, fondos neutros y un color mesurado. Los temas predilectos son mitológicos, históricos y patrióticos.
El principal exponente de la pintura neoclásica es Jacques-Louis David, autor de obras fundamentales como:
Las claves del estilo neoclásico son el equilibrio, la sobriedad, la belleza idealizada y la exaltación de valores universales, marcando un retorno a la pureza de las formas clásicas.
Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828) es, sin duda, uno de los grandes pintores de la Historia del Arte español. Su prolífica obra abarca desde el último tercio del siglo XVIII hasta el primer tercio del XIX, un periodo de profunda crisis del Antiguo Régimen y el surgimiento del liberalismo, coincidiendo con los reinados de Carlos IV, Fernando VII y la turbulenta Guerra de Independencia. Su estilo evoluciona desde un inicial neoclasicismo académico hacia un romanticismo personal y expresivo, anticipando incluso movimientos posteriores como el Impresionismo y el Surrealismo.
Nacido en Fuendetodos (Zaragoza), Goya fue discípulo de José Luján y Francisco Bayeu. Tras un viaje formativo a Italia, donde adquirió un gusto por los colores luminosos, comenzó a trabajar en la Real Fábrica de Tapices, realizando cartones con escenas costumbristas. En 1780 ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y en 1788 fue nombrado Pintor de Cámara de Carlos IV. A partir de 1792, una grave enfermedad lo dejó sordo, un hecho que marcaría profundamente su obra con una visión más sombría y crítica. La Guerra de Independencia (1808) y la posterior represión absolutista intensificaron su crítica social y política. En 1819, se retiró a la Quinta del Sordo, donde pintó las enigmáticas Pinturas Negras. Finalmente, en 1823, se exilió a Burdeos, donde falleció en 1828.
La vasta producción de Goya se puede clasificar en diversas etapas y series temáticas:
La obra de Goya refleja una profunda crítica a la irracionalidad, la violencia y la injusticia de su tiempo, a través de una evolución estilística que rompe con los moldes académicos y abre un camino fundamental hacia la modernidad artística.