Portada » Tecnología » Dominando la Reparación de Carrocerías: Herramientas y Técnicas Avanzadas
La reparación de carrocerías requiere de un conjunto de herramientas específicas que permiten aplicar golpes controlados para moldear la chapa. A continuación, se detallan las más utilizadas:
El proceso de reparación de chapa se basa en diferentes técnicas, aplicadas según el tipo y la magnitud del daño:
Cuando es posible trabajar desde la parte trasera de la chapa, el proceso de reparación es más directo y eficaz. Si la abolladura es grande, se comienza usando una maza de goma o metálica para devolver la chapa a su forma aproximada antes de afinar el trabajo con otras herramientas.
Se aplica cuando es posible golpear la chapa desde el lado interior para empujar la deformación hacia afuera. Se coloca un tas en la parte opuesta, ejerciendo presión, y se golpea con un martillo de carrocero en la zona hundida hasta devolver la superficie a su nivel original.
Si no se tiene acceso para golpear directamente, se empuja la chapa desde el interior con el tas y luego se golpean los bordes del abultamiento para liberar la tensión y permitir que la chapa recupere su forma. Este método es útil en zonas donde los refuerzos de la carrocería impiden acceder con facilidad a la parte posterior del golpe.
Cuando no se puede trabajar desde la parte trasera de la chapa, como en suelos, aletas traseras o zonas reforzadas, se deben emplear técnicas alternativas.
Esta técnica consiste en fijar clavos, arandelas o estrellas de cobre a la chapa mediante una máquina de soldadura multifunción. Para evitar problemas, primero se debe eliminar la pintura con herramientas como lijadoras rotativas, discos de nylon o cepillos de alambre, ya que la pintura impide el paso de la corriente eléctrica y puede generar agujeros en la chapa si no se retira completamente. Se regula la máquina. Una vez soldados los elementos, se usa un martillo de inercia, que genera una tracción fuerte y controlada para recuperar la forma original del metal.
Existen equipos más avanzados como el desabollador neumático, que suelda un clavo, tira de él y lo suelta automáticamente, acelerando el proceso en pequeñas abolladuras.
Durante una reparación, la chapa puede estirarse por el impacto del golpe o por el trabajo de desabollado, provocando un abultamiento inestable que se deforma con facilidad y genera el efecto de «lata». Un estiramiento se reconoce porque la chapa queda suelta y no mantiene su forma, similar al centro de un tapón de zumo cuando se presiona. Existen dos métodos para corregirlo:
Es una técnica más antigua y requiere gran habilidad. Consiste en identificar las zonas con mayor grosor y, mediante golpes controlados con tas y martillo, redistribuir el material hacia las áreas más delgadas. Este proceso es lento y difícil de dominar, por lo que ha sido reemplazado en la mayoría de los casos.
Es más rápido y efectivo. Se calienta la chapa con un electrodo de cobre, lo que provoca su dilatación y un ligero abultamiento. Luego, se enfría bruscamente con un paño húmedo, lo que reduce su volumen y tensa el metal, devolviéndolo a su forma original. Para zonas amplias, se usa un electrodo de carbono, aplicando calor en círculos o líneas rectas según la forma del daño. Este método permite recuperar la resistencia estructural del metal y evitar deformaciones posteriores.
El aluminio es un metal menos flexible, más grueso y con alta conductividad térmica, lo que lo hace más difícil de moldear sin dañarlo. Para evitar que se agriete al trabajarlo, se realiza un atemperado, calentando la chapa a 120°C con un lápiz termocromático que cambia de color cuando alcanza la temperatura ideal. Esto reorganiza temporalmente su estructura y permite su conformado sin riesgos. Para evitar marcas en la superficie, se usan martillos y tases de goma o madera, que distribuyen mejor la fuerza y reducen el riesgo de sobreestiramiento.
El lijado del aluminio debe hacerse con técnicas poco abrasivas para evitar daños. Se recomienda el uso de discos de nylon Clean&Strip o lijas con agentes lubricantes que reduzcan la fricción y el embozamiento. Para detectar grietas invisibles causadas por la reparación, se aplican líquidos penetrantes, que resaltan cualquier fisura cuando se usa un revelador.
El desabollado en aluminio no permite el uso de los mismos sistemas de soldadura que en acero, ya que la soldadura por resistencia no es efectiva. En su lugar, se emplean equipos de descarga de condensadores, que fijan pernos roscados a la chapa sin dañarla. Luego, se enroscan arandelas en estos pernos para aplicar tracción con un martillo de inercia o sistemas de tiro controlado. En la reparación de aluminio se prioriza tirar o empujar en lugar de golpear, ya que su estructura es más frágil y menos maleable. Para recoger la chapa estirada, se aplica calor con soplete oxiacetilénico, aunque su uso es delicado porque el aluminio no cambia de color con la temperatura y puede fundirse si se sobrecalienta.
Este proceso es similar a la soldadura con electrodo revestido, pero con algunas diferencias clave:
Los gases de protección en soldadura se utilizan para evitar que el cordón de soldadura entre en contacto con el aire y sus componentes perjudiciales como el oxígeno, el nitrógeno y la humedad, que pueden oxidar el metal a alta temperatura. Existen dos tipos principales de gases:
La identificación de las botellas de gas se realiza mediante etiquetas y colores específicos, aunque ahora el etiquetado es más preciso. La presión de gas en las botellas puede ser muy alta (hasta 200 bares), por lo que se necesita un regulador de gas que controle tanto la presión como el caudal de salida. El caudal de gas se ajusta según el tipo de gas y el grosor del hilo, utilizando una fórmula simple: 10 x Ø Hilo. Un bajo caudal de gas puede generar soldaduras porosas, mientras que el exceso de gas no afecta la calidad de la soldadura pero acelera el consumo de gas.
Es importante mantener estas partes limpias para evitar problemas durante la soldadura.
El ajuste preciso de los parámetros es fundamental para obtener soldaduras de alta calidad:
En la soldadura vertical o en techo, se debe ajustar el caudal de gas y la tensión para asegurar una penetración adecuada sin sobrecalentar la pieza. Este conjunto de procesos y ajustes permite realizar soldaduras de alta calidad en piezas de carrocería, minimizando defectos y garantizando uniones duraderas.
Esta técnica utiliza el calor generado por la resistencia al paso de corriente eléctrica para fundir las piezas a unir, presionándolas entre dos electrodos. Es común en la industria automotriz para soldar chapas delgadas.
La soldadura TIG es un proceso de soldadura de arco eléctrico que utiliza un electrodo no consumible de tungsteno y gas inerte para proteger la zona de soldadura de la contaminación. Este proceso se caracteriza por su alta precisión y calidad, siendo ideal para soldar metales como acero inoxidable, aluminio y otros materiales ligeros. En la soldadura TIG, el soldador utiliza una antorcha con un electrodo de tungsteno, que no se consume durante el proceso, y un gas inerte, como el argón, que protege el baño de soldadura de la contaminación atmosférica. La corriente eléctrica se transmite a través del electrodo de tungsteno, creando un arco eléctrico entre el electrodo y la pieza a soldar. El material de relleno, que puede ser un alambre o varilla, se agrega manualmente al baño de soldadura, permitiendo la unión de las piezas.
La soldadura TIG requiere una técnica precisa, ya que el soldador debe controlar tanto el electrodo como el material de aporte con una sola mano, mientras que con la otra, debe mover la antorcha. La velocidad de avance debe ser constante para evitar una sobrecarga de material, lo que puede causar defectos como la porosidad o grietas.
Este proceso, también conocido como soldadura manual de arco (SMAW por sus siglas en inglés), utiliza un electrodo revestido que actúa tanto como fuente de calor para el arco eléctrico como material de relleno para la unión de las piezas. El electrodo se consume mientras se suelda, liberando un gas protector a medida que se quema, lo que evita que la zona de soldadura se contamine por el oxígeno del aire. Es ideal para trabajos en exteriores o lugares donde no se pueda utilizar gas protector, como en ambientes con viento. La soldadura con electrodo revestido es versátil y se utiliza en una variedad de metales y espesores.