Portada » Español » Dinámicas del Lenguaje: Fenómenos Lingüísticos y Variación Dialectal
Se denomina tabú (término polinesio que significa “lo prohibido”, “lo sagrado”) a cualquier palabra que, ya en todas las circunstancias o en determinadas situaciones, los hablantes consideran conveniente no pronunciar, debido, sobre todo, a convencionalismos sociales (pudor, cortesía, miedo, etc.).
El eufemismo es la palabra o expresión empleada en sustitución del término tabú. Algunos ejemplos comunes incluyen: dar a luz (por “parir”), enfermo mental (por “loco”) o tercera edad (por “vejez”).
Puede ocurrir que un objeto reciba el nombre de otro porque el hablante advierte una relación de semejanza entre ambos. Ejemplos claros son: ratón (animal / ordenador) o paso de cebra (por paso de peatones).
Existen también las metáforas antropomórficas, que consisten en utilizar las palabras que nombran las partes del cuerpo humano para denominar objetos, como ojo de un puente o boca de riego. Son igualmente numerosas las metáforas relacionadas con los animales, por ejemplo: araña (‘lámpara de brazos’).
Consiste en dar a un objeto la denominación que corresponde a otro, basándose en una relación de contigüidad o causalidad.
La influencia extranjera provoca en las lenguas intercambios y préstamos. Estos pueden ser:
Actualmente, predominan los anglicismos. También aparecen los neologismos, debido a las nuevas realidades y avances tecnológicos, como ordenador o escáner.
La dialectología es una disciplina lingüística que trata de describir los diferentes dialectos y hablas en los que una lengua se diversifica en el espacio, y también busca establecer sus límites.
Aunque existen algunas aportaciones dialectológicas antes del siglo XIX, es en el siglo XX cuando nace la dialectología científica, gracias a G. Ascoli, quien defendía el interés de los dialectos para el conocimiento de la historia de una lengua.
La dialectología como ciencia surge de la Escuela Neogramática, que sintió la necesidad de encontrar en los materiales dialectales una confirmación de sus leyes fonéticas.
Uno de los primeros logros en la investigación de los dialectos fue comprobar que existían grandes diferencias entre el habla de los individuos de una localidad o incluso una familia, en función de su sexo, edad, posición social o trabajo.
A principios del siglo XX, surgió el Estructuralismo, que enunció tres principios importantes para la investigación dialectológica:
La dialectología, que estudiaba un objeto cambiante, descuidaba su teorización, por lo que se hizo necesario conjugar la formación de los dialectólogos y el enfoque estructural, debiendo pasar de describir a explicar.
Los dialectólogos y lingüistas aceptaron la compatibilidad de la metodología tradicional y la estructural. La gramática colabora con la dialectología, proporcionándole descripciones estructurales con las que operar.
Esta corriente surge en los años sesenta y compite con el Estructuralismo. Convierte la dialectología estática, que trata con sistemas externos, en una dialectología dinámica que estudia los procesos por los cuales se producen los fenómenos lingüísticos.
El Generativismo aportó dos nuevos enfoques a la investigación dialectal:
De carácter diacrónico, emplea la confrontación de hechos lingüísticos para explicar el desarrollo de determinados fenómenos en una zona preestablecida.
Da prioridad a la palabra como objeto de estudio, localiza geográficamente los fenómenos del lenguaje y realiza operaciones reconstructivas, teniendo en cuenta, por igual, el aspecto sincrónico o diacrónico del lenguaje.
En su uso popular, el concepto de dialecto se refiere a formas no estándares, consideradas inferiores o rústicas, de hablar una lengua.
En su uso técnico, “dialecto” es una variedad de lengua compartida por una comunidad. Las lenguas, que son conceptos abstractos, se realizan en dialectos.
Admitida la existencia de dialectos, es fundamental definir este concepto y otros colindantes, como “lengua”, “habla regional” y “habla local”. Manuel Alvar propone las siguientes:
Sistema lingüístico del que se vale una comunidad hablante y que se caracteriza por estar fuertemente diferenciado, por poseer un alto grado de nivelación, por ser vehículo de una importante tradición literaria y, en ocasiones, por haberse impuesto a sistemas lingüísticos de su mismo origen.
Sistema de signos desgajado de una lengua común, viva o desaparecida, normalmente con una concreta delimitación geográfica, pero sin una fuerte diferenciación frente a otros de origen común. También pueden llamarse “dialectos” las estructuras lingüísticas, simultáneas a otras, que no alcanzan la categoría de lengua.