Portada » Psicología y Sociología » Desarrollo Personal y Relaciones Humanas: Claves para el Bienestar y la Felicidad
La relación que mantenemos con nosotros mismos es fundamental para proyectarnos hacia los demás. Si una persona se respeta y se quiere a sí misma, generalmente desarrolla su autoestima, lo cual le permite sentirse segura y tener un mejor desempeño en sus ocupaciones. La persona que se siente feliz como es y con lo que posee, tiene mayor facilidad para reconocer los valores y las normas morales que orientan su vida.
De la misma manera, quien es consciente de sus sentimientos desarrolla habilidades que le permiten reconocer en otros los estados de ánimo y, en consecuencia, desarrollar más la práctica de valores humanizadores. Reconocer nuestra capacidad intelectual reafirma la confianza que tenemos en nuestras ideas y creencias. Asimismo, se potencia en las personas la capacidad de darse a entender mediante la comunicación asertiva, es decir, con un diálogo claro, directo y respetuoso.
Los requisitos fundamentales de toda relación humana satisfactoria son el respeto y el afecto.
Es fundamental y primero, porque si no nos valoramos a nosotros mismos y a los demás como personas, si no tomamos conciencia de que nuestra vida y la de los demás son dignas de ser vividas, de que somos únicos e irrepetibles, será difícil que vivamos una vida auténticamente humana.
Es fundamental porque el ser humano no es solo ni principalmente racional. Por el afecto que se nos da, desarrollamos nuestras facultades físicas y mentales.
Los peligros que con mayor frecuencia acechan nuestras relaciones con los demás varían según el ámbito de esas relaciones:
La base del éxito en las relaciones con los demás es el respeto. Los gestos, las palabras y las acciones muestran la disposición de una persona hacia aquellas con las que se relaciona.
En el proceso de socialización intervienen:
Esta socialización puede llevarnos a crear una identidad cultural compartida por la sociedad o bien a aculturarnos y adoptar pautas ajenas a nuestra cultura. Los conflictos que surgen durante la socialización y los conflictos ideológicos pueden evitarse poniendo en práctica la tolerancia.
Una ética ecológica cuyo objetivo es definir nuestra responsabilidad con la conservación del medio ambiente. Los principios de esta ética tienen que ver con el valor moral básico, la solidaridad y, en definitiva, con la disposición de identificarnos con los demás.
La responsabilidad que nos pide la ética ecológica puede aplicarse:
Es necesario tener presente que no vivimos solos, sino en sociedad; es decir, somos seres sociales.
Como seres sociales:
El ser social de las personas está relacionado con su capacidad de agruparse y de comunicarse. El individuo comparte necesidades básicas con el resto de los animales, pero hay necesidades que solo pertenecen a las personas, entre ellas: vestirse, sentir afecto y respeto, disfrutar de la cultura, ser felices y sentirse comprendidos. La satisfacción de este tipo de necesidades favorece el desarrollo integral y mejora la convivencia.
Para comprender el comportamiento de alguien, es necesario ponerse en su lugar. A esta acción se le denomina empatía. Esta permite percibir lo que sienten los demás, ser capaces de ver las cosas desde su perspectiva y cultivar la afinidad con una amplia diversidad de personas.
Conocer a los demás permite a las personas definir sus ideas, creencias y actitudes; además, les facilita saber quiénes son y, especialmente, qué quieren ser.
Muchos confunden la felicidad con el bienestar. Una persona puede tener buenas condiciones de vida y, sin embargo, no sentirse bien consigo misma. Aquí apuntaremos las dos razones más frecuentes:
El filósofo británico Bertrand Russell señaló en su libro titulado La Conquista de la Felicidad los principales obstáculos entre la persona y la felicidad: