Portada » Psicología y Sociología » Desarrollo Moral y Social: Etapas de Kohlberg y Dinámicas de Amistad Infantil
Lawrence Kohlberg, basándose y ampliando la teoría de Jean Piaget, investigó el desarrollo del razonamiento moral. Mediante entrevistas clínicas, Kohlberg observó que el juicio moral se complejiza progresivamente desde la adolescencia hasta la adultez joven, ligado al desarrollo de capacidades cognitivas que siguen una secuencia invariable. Su minucioso estudio de las respuestas a dilemas morales le permitió postular que el crecimiento moral avanza a través de tres niveles, cada uno subdividido en dos etapas. Es importante destacar que Kohlberg valoraba el método de razonamiento ante un dilema, no la decisión final tomada.
Kohlberg sostenía que, si bien el desarrollo moral y el cognitivo están estrechamente vinculados, el avance cognitivo por sí solo no garantiza el desarrollo moral.
En este nivel, la conducta está regida por controles externos. Las personas obedecen las reglas principalmente para evitar castigos o para obtener recompensas, o por un enfoque egoísta. Este estadio es característico de niños entre 4 y 10 años.
Las personas en este nivel actúan motivadas por el deseo de aprobación social o por mantener el orden establecido. Se alcanza generalmente después de los 10 años, aunque no todas las personas lo logran, incluso en la adultez.
En este nivel, el bien y el mal se definen en función de principios amplios de justicia que pueden entrar en conflicto con las leyes. Los juicios son autónomos y se basan en principios éticos universales. Este nivel se alcanza, si acaso, en la adolescencia tardía o la adultez temprana.
Kohlberg consideraba esta última etapa como el ideal del razonamiento moral, aunque su rareza lo llevó a tratarla como un constructo hipotético. Posteriormente, propuso una séptima etapa cósmica, donde las acciones se evalúan por su impacto en el universo.
Adicionalmente, Kohlberg planteó un nivel de transición entre los niveles II y III, donde las personas, sin sentirse completamente atadas a las normas sociales, aún no han desarrollado principios de justicia, basando sus decisiones morales en sentimientos personales.
Carol Gilligan cuestionó la teoría de Kohlberg, argumentando que no representaba adecuadamente el razonamiento moral femenino. La predominancia de participantes masculinos en los estudios iniciales de Kohlberg y la tendencia a situar a las mujeres en etapas inferiores parecían respaldar esta crítica.
Gilligan sugirió que la tipificación de género llevaba a los niños a desarrollar una «moralidad de la justicia» (asociada a la etapa 4), enfatizando la rectitud y la equidad, mientras que a las niñas se les fomentaba una «moralidad del cuidado» (asociada a la etapa 3), centrada en la compasión, la responsabilidad y el autosacrificio.
Sin embargo, la investigación posterior no ha confirmado consistentemente estas diferencias de género. De hecho, algunos estudios sugieren que las mujeres pueden obtener puntuaciones más altas en ciertas etapas durante la adolescencia temprana, posiblemente debido a un desarrollo relacional más temprano e íntimo. Por lo tanto, la existencia de sistemas de valores morales intrínsecamente distintos basados en el género no ha sido plenamente demostrada.
La contribución de Gilligan reside en haber ampliado la visión de Kohlberg, que inicialmente poseía un enfoque marcadamente legalista. Al incorporar la importancia de la responsabilidad, la compasión y el cuidado en las interacciones, Gilligan aportó una dimensión más rica al razonamiento moral. La propia inclusión de Kohlberg de una «etapa cósmica» parece acercarse a esta perspectiva más inclusiva.
Para un desarrollo social saludable, los niños no solo necesitan el afecto de sus padres, sino también la interacción con otros niños, independientemente de si son de la misma edad, mayores o menores. A través del juego, los niños:
Durante la niñez intermedia, el grupo de compañeros adquiere una relevancia significativa. Los niños pasan más tiempo interactuando con otros niños que con sus padres, aprendiendo comportamientos apropiados en diversas situaciones, observando a otros y desarrollando habilidades sociales.
Los grupos de compañeros influyen en la formación de actividades y valores. Si bien los niños parecen ser más susceptibles a la influencia de los compañeros en comportamientos antisociales o negativos, los compañeros también ofrecen seguridad emocional y apoyo que a veces los adultos no pueden proporcionar.
Los grupos de compañeros tienden a ser homogéneos en cuanto a edad, raza, sexo y nivel socioeconómico. Sin embargo, las amistades con niños mayores pueden presentar tanto ventajas como desventajas:
En conclusión, la interacción con otros niños es fundamental para la socialización y el desarrollo integral del individuo. Una infancia con amistades sólidas es primordial para el desarrollo intelectual, la capacidad de trabajo en equipo y la prevención de trastornos psicológicos. No obstante, es crucial ser consciente de que no todas las amistades contribuyen positivamente al desarrollo infantil, por lo que se deben mantener ciertas precauciones.