Portada » Psicología y Sociología » Desarrollo Moral y Sexual en la Infancia: Etapas y Teorías
El desarrollo moral es otro proceso evolutivo ligado al desarrollo socioafectivo. Se centra en cómo y cuándo el niño o la niña aprende lo que está bien y lo que está mal, lo justo o lo injusto. Todos estos avances configuran la formación de su identidad y personalidad.
Sostiene que el desarrollo moral avanza junto con el desarrollo cognitivo, dependiendo de la interacción con el entorno. Para ello, existen dos fases:
En los primeros años, los niños son amorales y actúan según el Ello, buscando la satisfacción de deseos sin reglas. Desde los dos años, comienzan a distinguir entre el bien y el mal, desarrollando su Superyó a partir de normas impuestas por adultos. Y con la maduración, interiorizan valores y normas, formando su Superyó, lo que les da conciencia moral.
La moral se desarrolla en un contexto social mediante observación y experimentación. Los niños regulan su conducta según recompensas y castigos. La madurez moral se alcanza cuando el control de la conducta es interno y altruista.
Son conductas como el altruismo, que aparecen desde edades tempranas, aunque tradicionalmente se ha considerado a los niños egocéntricos. Desde los 18 a 24 meses, comienzan a mostrar ayuda cuando reconocen la necesidad de otro. Desde los 3 años, surge la reciprocidad, aunque el autosacrificio es raro. De 0 a 6 años, la empatía y las conductas prosociales se vuelven más complejas, sobre todo con personas cercanas y si tienen un razonamiento más avanzado.
El desarrollo moral se relaciona con aspectos cognitivos, sociales, personales y afectivos, evolucionando con la edad.
Se busca recuperar su papel esencial en la educación moral, promoviendo valores como el altruismo, tolerancia y confianza. Para enseñar los valores, la familia debe ser un gran ejemplo, creando un ambiente familiar afectuoso y respetuoso.
La escuela complementa o reemplaza la educación de la familia. Su función puede ser compensadora o colaboradora y debe reforzarse con actividades, por ejemplo, con proyectos sociales, artísticos, etc.
El desarrollo sexual implica la integración de procesos relacionados con la identidad y orientación sexual, roles de género, deseo, atracción, etc., abarcando todos los aspectos de la sexualidad.
En la infancia, el desarrollo de la sexualidad se ve influenciado por la vinculación y la construcción de la identidad sexual y del rol de género.
La calidad del apego en los primeros años influye en la seguridad y autoestima de futuras relaciones afectivas y sexuales. Un vínculo seguro fomenta la confianza, mientras que la falta de afecto puede generar inseguridad y miedo.
Desde los primeros meses, el autoconocimiento y la exploración corporal son clave. A los 8-9 meses, el niño o la niña toma conciencia de su cuerpo. A los 2 años, identifica si es niño o niña, y a los 3 años, reconocen las diferencias entre sexos. En etapas posteriores, comprenden que su sexo es una característica permanente de su identidad.
No tiene una connotación erótica como en la adultez, sino que está relacionada con el conocimiento del cuerpo, el desarrollo afectivo y la interacción social.