Portada » Psicología y Sociología » Creatividad y Práctica Artística: Fundamentos y Estrategias en Educación Primaria
¿Qué es una persona creativa? Angélica Sátiro sostiene que la capacidad creativa no se limita al arte, sino que la podemos encontrar en la vida cotidiana y en otras áreas del conocimiento. Esta capacidad debe estar siempre despierta: no debemos seguir siempre el mismo patrón y es necesario romper la monotonía.
Crear es generar más, nuevas y mejores ideas con valor. La creatividad es una capacidad que se puede trabajar y no existen personas no creativas, pues todos podemos desarrollarla.
La palabra “creatividad” procede del latín y está relacionada con la idea de engendrar, tener hijos y crecer. La RAE la define como la facultad de crear. Crear significa producir algo nuevo, producir algo de la nada.
La creatividad se entiende a la vez como un proceso y como un resultado que implica originalidad, utilidad y adaptación al contexto. De ahí la fórmula que aparece en los textos: Creatividad = proceso = resultado (originalidad + utilidad + adaptación al contexto).
Es la capacidad de producir ideas, soluciones o productos novedosos y apropiados para un contexto determinado, y requiere imaginación, pensamiento crítico y habilidades de resolución de problemas.
Esta facultad puede manifestarse en cualquier área del conocimiento o de la experiencia humana.
La lluvia de ideas consiste en generar la mayor cantidad posible de propuestas sin juzgarlas, permitiendo que los estudiantes se relajen, abran la mente y activen la memoria visual. Esta técnica fomenta el pensamiento divergente y la espontaneidad, creando un ambiente que facilita unir elementos en común y remover ideas entre todos. Al compartir las ideas en grupo, estas se enriquecen y generan asociaciones nuevas que difícilmente surgirían de manera individual. Es especialmente útil para iniciar proyectos, planificar actividades o resolver problemas creativos.
Los experimentos visuales permiten que los alumnos expresen sentimientos e ideas mediante el uso libre de diferentes técnicas, materiales, colores, texturas y formas. Su esencia está en promover la exploración sin miedo al error, ya que la creatividad se fortalece cuando el estudiante experimenta sin presión. Estas actividades estimulan la imaginación, la percepción visual y la búsqueda de soluciones personales. Entre los ejemplos posibles se encuentran pintar con objetos no convencionales, mezclar técnicas artísticas como acrílico y collage, o intervenir fotografías con materiales diversos.
Los retos en equipo consisten en proponer misiones creativas que deben resolverse colectivamente y que pueden aplicarse en cualquier área del conocimiento. Un ejemplo es el reto en el que un maestro pide a su alumnado sacar un huevo de un vaso sin derramar el agua. Este tipo de actividades favorece la cooperación, la escucha activa y la integración de ideas diversas. Además, desarrollan el pensamiento lateral, ya que el grupo debe encontrar soluciones imaginativas empleando recursos limitados. También fortalecen la resiliencia, porque suelen requerir negociación y la superación de obstáculos para alcanzar un objetivo común.
Los collages temáticos parten de un tema concreto y se elaboran utilizando diversos materiales como imágenes de revistas, periódicos o impresiones. Esta estrategia fomenta la capacidad de establecer relaciones visuales, organizar elementos y construir significados coherentes a partir de una selección consciente de imágenes. Además, invita a reflexionar sobre las elecciones realizadas y a interpretar críticamente los elementos incluidos. Los collages permiten trabajar la creatividad mediante la combinación de materiales diferentes y favorecen la expresión personal desde múltiples perspectivas.
La práctica artística y los métodos de representación se centran en la transformación creativa, es decir, en convertir los contenidos privados de la conciencia en formas públicas y visibles que puedan ser compartidas, conocidas y trabajadas por otras personas. Representar significa expresar públicamente, mediante imágenes y dentro de las limitaciones y oportunidades de cada forma artística, aquellos conceptos internos que deseamos exteriorizar. Este proceso no implica solo la exploración de las ideas del artista, sino también la interpretación y experiencia de quienes observan la obra. Así ocurrió, por ejemplo, en actividades como la instalación artística, donde nuestras interpretaciones se transforman en elementos públicos compartidos. En la historia del arte, artistas como Frida Kahlo, Diego Rivera, Maruja Mallo, Francis Bacon o Constantin Brancusi —autor de El beso— han trabajado intensamente estas prácticas de representación.
El acto de representación está compuesto por cuatro procesos cognitivos: inscripción, revisión, comunicación y sorpresa, que no siguen una secuencia necesariamente lineal.
