Portada » Derecho » Competencias del Tribunal Constitucional y el Parlamento en el Marco Constitucional Español
El Tribunal Constitucional (TC) es el máximo intérprete de la Constitución Española y desempeña funciones cruciales para la salvaguarda del ordenamiento constitucional. Sus principales competencias son:
El TC se encarga de verificar que las leyes, disposiciones normativas con rango de ley y actos con fuerza de ley se ajusten a la Constitución. Este control se ejerce a través de:
El Tribunal puede declarar la inconstitucionalidad de los tratados internacionales que sean contrarios a la Constitución Española, asegurando que no se vulneren los principios fundamentales del ordenamiento jurídico.
Resuelve los recursos de amparo presentados por los ciudadanos cuando consideran que sus derechos fundamentales han sido vulnerados por actos de autoridades públicas o decisiones de tribunales ordinarios que no los protejan adecuadamente.
Dirime los conflictos de competencias que surjan entre:
Tiene la capacidad de realizar una interpretación vinculante de la Constitución, estableciendo criterios que deben seguir los tribunales y otros órganos del poder público.
Puede declarar la inconstitucionalidad de los actos de los poderes públicos que infrinjan la Constitución, asegurando la coherencia del sistema jurídico y la supremacía constitucional.
Tiene la competencia de declarar la disolución de las Cortes Generales cuando se den las condiciones establecidas por la Constitución (como en caso de disolución anticipada o en otras circunstancias excepcionales).
Cumple una función normativa al establecer la interpretación y aplicación de la Constitución, actuando como garante de su integridad y autoridad.
Tiene la responsabilidad de asegurar que los procedimientos electorales y las representaciones políticas se ajusten a los principios constitucionales, especialmente a la soberanía popular y el principio de representatividad.
Se encarga de resolver los recursos planteados por la violación de la Ley del Referéndum y otras leyes fundamentales que garantizan el funcionamiento adecuado del sistema político y electoral.
Tiene la función de controlar los procedimientos de reforma constitucional en relación con los principios que no pueden ser modificados, tales como los derechos fundamentales y la estructura básica del Estado.
En ocasiones, el Tribunal también tiene la competencia de controlar la constitucionalidad de las normas del procedimiento, especialmente en aquellos casos que afectan los derechos fundamentales o los principios democráticos.
El Parlamento español, denominado Cortes Generales (compuesto por el Congreso de los Diputados y el Senado), ejerce diversas funciones esenciales en el sistema democrático:
El Parlamento tiene la competencia de elaborar, modificar y derogar leyes. Este proceso se lleva a cabo a través de la aprobación de proyectos de ley que pueden ser presentados por el Gobierno, los miembros del Congreso o el Senado. Las leyes aprobadas por ambas Cámaras deben ser sancionadas y promulgadas por el Rey.
El Parlamento ejerce el control sobre el Gobierno mediante varios mecanismos:
El Parlamento actúa como representante de la soberanía popular, ya que sus miembros son elegidos por los ciudadanos a través de elecciones generales. Representa a la sociedad en su conjunto y da voz a las diversas regiones y grupos políticos del país.
El Parlamento tiene la responsabilidad de aprobar los Presupuestos Generales del Estado, que establecen la asignación de recursos para las políticas y actividades del Gobierno. Esto incluye la evaluación y aprobación de los ingresos y gastos del Estado.
El Parlamento participa en la designación de altos cargos, como los miembros del Tribunal Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). También tiene competencia sobre la organización de la justicia en España, garantizando la independencia del poder judicial.
El Parlamento desempeña un papel clave en la reforma constitucional. Cualquier modificación de la Constitución requiere procedimientos específicos con mayorías cualificadas en el Congreso y el Senado, y en algunos casos, la ratificación mediante referéndum.
El Parlamento debe autorizar la prestación del consentimiento del Estado para obligarse por medio de determinados tratados internacionales negociados y firmados por el Gobierno. Esto asegura que los acuerdos internacionales estén en conformidad con la Constitución y los intereses nacionales.
Aunque la dirección de la política exterior corresponde al Gobierno, el Parlamento ejerce funciones de control y participa en la autorización de tratados internacionales, garantizando que se ajusten a los principios constitucionales.
El Parlamento supervisa la actuación de la Administración Pública y puede ejercer funciones de control a través de comisiones parlamentarias. Además, se asegura de que las acciones del Gobierno y las administraciones respeten la legalidad.
El Parlamento participa en la elección de diversos órganos y cargos fundamentales del Estado, como el Defensor del Pueblo, los miembros del Tribunal de Cuentas y parte de los miembros del Consejo General del Poder Judicial.
El decreto de disolución de las Cortes Generales por parte del Presidente del Gobierno debe cumplir los procedimientos constitucionales, sin requerir una ratificación parlamentaria posterior a la disolución misma.
Tras las elecciones generales, el Rey propone un candidato a Presidente del Gobierno, previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria. El candidato propuesto debe obtener la confianza del Congreso de los Diputados para ser investido.
Las elecciones europeas se celebran cada cinco años para elegir a los miembros del Parlamento Europeo (MEPs), quienes representan a los ciudadanos de los 27 países miembros de la Unión Europea. Se utiliza un sistema de representación proporcional, en el que los escaños se asignan en función de los votos obtenidos por los partidos políticos o candidatos. Existe un principio de proporcionalidad degresiva para garantizar una representación adecuada de los países con menor población.
El Parlamento Europeo tiene competencias legislativas significativas, ya que colegisla junto con el Consejo de la Unión Europea en áreas clave como comercio, medio ambiente, derechos humanos y política económica. Además, es responsable de aprobar el presupuesto de la UE y tiene poder para modificar o rechazar propuestas legislativas.
El Parlamento también desempeña un papel fundamental en el control democrático de las instituciones europeas, especialmente de la Comisión Europea, ya que elige al presidente de la Comisión y aprueba al Colegio de Comisarios propuesto por los gobiernos nacionales y el presidente electo. Aparte de sus funciones legislativas y de control, el Parlamento tiene competencias en política exterior y en la ratificación de tratados internacionales.
A pesar de su relevancia, la participación electoral suele ser más baja que en las elecciones nacionales, lo que ha generado inquietudes sobre cómo mejorar la implicación de los ciudadanos en los procesos políticos a nivel europeo. Sin embargo, las elecciones europeas siguen siendo un instrumento clave para dar voz a los ciudadanos en las decisiones que afectan a toda la Unión Europea.
El parlamentarismo imperfecto es un sistema político en el que, si bien el Parlamento tiene un papel central, no posee la plena capacidad para controlar de manera efectiva al Ejecutivo ni para garantizar por sí solo la estabilidad política. Este modelo se caracteriza por un equilibrio a veces inestable entre los poderes legislativo y ejecutivo. Algunas razones que pueden llevar a esta situación son:
En España, los procedimientos de reforma constitucional están regulados por los artículos 167 y 168 de la Constitución de 1978. Existen dos vías:
Se utiliza para reformas que no afectan a partes consideradas esenciales de la Constitución.
Se aplica a reformas que supongan una revisión total de la Constitución o afecten a:
Los pasos son:
La principal diferencia radica en la mayor rigidez del procedimiento agravado, reservado para cambios estructurales o fundamentales, que exige mayorías más altas, disolución parlamentaria y un referéndum obligatorio.
Los límites implícitos (o no expresos) a la reforma constitucional se refieren a aquellos principios o elementos estructurales de la Constitución que, aunque no se prohíba explícitamente su modificación en el texto, se consideran intocables por interpretación doctrinal y jurisprudencial debido a su carácter esencial para el orden constitucional.
Estos límites derivan de la propia naturaleza y fundamentos del sistema:
Estos límites no están codificados, sino que se infieren de la coherencia y los valores supremos que inspiran la Constitución.
La Constitución de Cádiz de 1812, conocida popularmente como “La Pepa”, fue un texto pionero y fundamental en la historia constitucional española y un referente del liberalismo decimonónico. Sus características más destacadas son: