Portada » Francés » Claves de la Crisis Ecosocial: Límites Planetarios, Desigualdad y Sostenibilidad
La vida humana es ecodependiente porque necesita los ecosistemas para obtener aire, agua, alimentos, materiales y equilibrio ambiental. A su vez, es interdependiente porque requiere redes de cuidados y apoyo mutuo durante todo el ciclo vital. Reconocer estas dependencias es esencial para avanzar hacia la sostenibilidad.
Ignorar estas dependencias justifica la explotación sin límites de los recursos, lo que deteriora la salud y la biodiversidad. El modelo capitalista globalizado, basado en el sobreconsumo y la deslocalización, invisibiliza los cuidados y externaliza los daños ambientales y sociales, especialmente hacia el Sur global.
La Tierra es un sistema cerrado en materiales (no “crece”) y abierto en energía (recibe la del Sol). Toda nuestra economía se limita a reorganizar materia y energía dentro de esos límites. Como seres vivos vulnerables, dependemos de condiciones estables y de cuidados. Por eso, no se puede sostener un crecimiento material infinito: es imperativo vivir dentro de los límites biofísicos que marcan nuestra ecodependencia e interdependencia.
Desde mediados del siglo XX (posguerra), se dispararon los indicadores socioeconómicos (PIB, población, uso de energía, agua, fertilizantes, transporte) y, en paralelo, los indicadores del deterioro biofísico (concentración de CO₂, pérdida de bosques, sobrepesca). El punto de inflexión se sitúa en torno a 1950.
La Gran Aceleración es el impulso directo de la crisis ecológica, al sobrepasar las capacidades de regeneración del planeta y su habilidad para absorber residuos.
Nos encontramos en la Sexta Extinción Masiva, con una grave erosión de los servicios ecosistémicos esenciales (polinización, purificación del agua, fertilidad del suelo, equilibrio trófico), lo que amenaza directamente la seguridad alimentaria y la salud humana.
Los impactos y las responsabilidades de la crisis ecosocial no se reparten de forma justa. Los más ricos generan la mayoría de las emisiones, mientras que las poblaciones más pobres, que apenas contaminan, sufren las peores consecuencias. El modelo económico actual extrae recursos y traslada los daños al Sur global, precariza el trabajo (incluidos los cuidados) y subordina la vida a la acumulación de capital. Por tanto, la sostenibilidad solo es real si incluye justicia social.
La sostenibilidad es la capacidad de satisfacer las necesidades actuales sin comprometer los recursos y oportunidades de las generaciones futuras, equilibrando las dimensiones ambiental, social y económica. El enfoque ASG (Ambiental, Social y de Gobernanza) es un modelo que evalúa el comportamiento de las organizaciones en estos tres ámbitos para medir su impacto y responsabilidad corporativa.
Las empresas han comenzado a adoptar políticas de reducción de emisiones, eficiencia energética, economía circular, mayor transparencia y responsabilidad social. Además, implementan estrategias de inversión sostenible y elaboran reportes ASG. La integración de la sostenibilidad en su estrategia de negocio busca mejorar su reputación, cumplir con las normativas vigentes y responder a la creciente demanda social.
La “nueva cultura de la tierra” propone una relación armoniosa entre los seres humanos y la naturaleza, entendiendo el planeta como un sistema vivo que debe ser cuidado. Sus rasgos principales son el respeto por los ecosistemas, el consumo responsable, la justicia social, la protección de la biodiversidad y la cooperación global. Poner la vida en el centro significa priorizar el bienestar de las personas y del planeta por encima del beneficio económico inmediato.
Las ecotopías son modelos o visiones de sociedades futuras sostenibles, donde se vive de forma equilibrada con la naturaleza. Funcionan como ideales o inspiraciones para construir un mundo ecológico, justo y autosuficiente.
Las COP (Conferencia de las Partes) son reuniones anuales de la ONU donde los países que integran la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) negocian medidas para enfrentar esta crisis. La primera COP se celebró en 1995.
El incumplimiento provoca un aumento continuo de las temperaturas, fenómenos extremos más devastadores, pérdida acelerada de biodiversidad y graves riesgos sociales y económicos. Por ello, las demandas clave incluyen más financiación climática para los países vulnerables y el establecimiento de normas vinculantes con sanciones por incumplimiento.
Se han identificado nueve procesos biofísicos cruciales para la estabilidad del sistema Tierra. Superar sus límites nos introduce en una zona de alto riesgo.
Al superar varios de estos límites, aumenta el riesgo de cambios abruptos en el sistema Tierra. Además, se producen degradaciones “lentas” pero constantes (pérdida de suelo fértil, escasez de agua potable), comprometiendo la estabilidad del planeta y, con ello, el futuro de la humanidad.
