Características Generales de la Arquitectura Románica
La aportación arquitectónica es lo fundamental en el Románico, supeditándose a ella la escultura y la pintura.
Casi todos los elementos de la arquitectura románica (muros de sillares, columnas y pilares, arcos de medio punto, bóvedas de medio cañón) pueden encontrarse en los estilos precedentes, pero ahora aparecen con un espíritu nuevo, importando más sus valores espaciales que su apariencia formal.
La mayor parte de las construcciones son edificios religiosos: iglesias, catedrales y monasterios.
Aunque no faltan las construcciones civiles, palacios urbanos y, sobre todo, castillos.
Disposición de la Planta y Tipos de Construcciones
La Planta
A lo largo del Románico se generalizan las plantas de cruz latina, formadas por una o más naves longitudinales más otra transversal, el transepto. El crucero se sitúa en la intersección de ambas, y como remate, formando la cabecera, los ábsides o capillas semicirculares.
Cuando las naves son más de una y las laterales se prolongan envolviendo el presbiterio (zona del altar mayor y del coro para los clérigos), dan lugar a la girola o deambulatorio. En estos casos, en las iglesias más monumentales, sobre las naves laterales puede haber una galería abierta mediante arcadas a la nave central, que recibe el nombre de tribuna.
En torno a la girola puede haber pequeñas capillas radiales y, en ocasiones, también en los brazos del transepto, conocidas por el nombre de absidiolas.
A los pies se suelen levantar las torres de campanas flanqueando la fachada principal, aunque también pueden aparecer en la cabecera, en los brazos, en el crucero o, incluso, aisladas.
Asimismo, a los pies puede haber una pequeña nave transversal, denominada nártex si está dentro del templo o atrio si sobresale de la fachada.
Además de las de cruz latina, en el Románico podemos encontrar también otros tipos de plantas: de cruz griega, centralizadas, basilicales, etc.
Las Iglesias de Peregrinación
Situadas en el Románico Pleno, son las construcciones más completas y monumentales, localizadas en las principales rutas de peregrinación a Santiago de Compostela. Destacan San Martín de Tours, Santa Fe de Conques, San Saturnino de Toulouse y la propia Catedral de Santiago de Compostela.
Estas iglesias se conciben como lugares para acoger a grandes multitudes de peregrinos que pasan en la iglesia todo el día, incluso pasean o descansan en ellas, por lo que debían ser muy amplias. Además, buscan producir una emoción estética de carácter religioso; desde la planta de cruz latina hasta los muros, pilares o cúpulas conllevan un simbolismo. El templo era el lugar de encuentro del hombre con Dios, para lo que es necesario un clima apropiado, que en el Románico era el silencio y la penumbra.
Las Iglesias Basilicales
Estas iglesias tienen tres naves con transepto, pero en este caso no está desarrollado como en las de planta de cruz latina, y la cabecera se remata con tres ábsides semicirculares.
También se encuadran en el Románico Pleno sus ejemplos más característicos: la Catedral de Jaca, la Catedral de Zamora o San Martín de Frómista.
Las Iglesias Rurales
De plantas muy variadas, construidas con peores materiales y más pequeñas, son numerosísimas. Dependían de los señores laicos o eclesiásticos y no de grandes monasterios o de las catedrales de ciudades importantes.
Los Monasterios
Se encuentran casi siempre en lugares apartados. Encontramos innumerables ejemplos; en España destacan los de San Pedro de Roda, San Pablo del Campo, Santa María de Ripoll, San Juan de la Peña, San Juan de Duero o, como gran centro de cultura, el Monasterio de Santo Domingo de Silos.
Sus características son más o menos fijas: su núcleo central es el claustro, un patio porticado, rodeado de cuatro galerías con arcos sobre columnas sencillas o, más comúnmente, pareadas; alrededor se ordenan las demás dependencias: iglesia, sala capitular, refectorio, cocina, dormitorios, etc.
Elementos Sustentantes
Los Muros
Muros muy gruesos de piedra, a base de sillares regulares, generalmente, en los que domina el macizo sobre el vano. Las ventanas son escasas y pequeñas, recordando a menudo a saeteras.
Las Columnas
Son columnas de fuste cilíndrico y liso y no respetan las proporciones clásicas entre su diámetro y la altura.
A veces con una escultura adosada, sobre todo en las jambas de las portadas.
Los Capiteles
Se abandona cualquier recuerdo de los órdenes clásicos.
Son frecuentes los de decoración vegetal o con figuras humanas o de animales, reales, fantásticos o monstruosos.
Importante el iconográfico o historiado, formado por un relieve donde se narran escenas sagradas del Antiguo y Nuevo Testamento o la vida y milagros de mártires y santos.
Estos capiteles tienen un claro sentido didáctico, sobre todo en una época en la que solo unos pocos privilegiados sabían leer y escribir.
Los Pilares
El pilar es el gran protagonista como soporte.
Robusto para poder sustentar las pesadas cubiertas, formado por un núcleo central cuadrado o cruciforme, al que se adosan a veces columnas o medias columnas, dando lugar a lo que se denomina pilar compuesto, que con el tiempo se irá complicando cada vez más según evolucionen las cubiertas hacia el estilo Gótico.
Elementos Sostenidos
Las techumbres de madera precedentes se irán abandonando paulatinamente a favor de las abovedadas de piedra.
Los Arcos
El arco románico por excelencia es el de medio punto, que en ocasiones encontramos peraltado.
Las Bóvedas de Medio Cañón
La bóveda más habitual es la de medio cañón.
A lo largo de su recorrido longitudinal suele verse reforzada con arcos fajones, que descargan los empujes de la cubierta sobre los pilares, que a su vez están enlazados por arcos paralelos al eje de la bóveda, los arcos formeros.
Pero para asegurar la estabilidad de estos abovedamientos no basta con los gruesos muros y los arcos fajones; además, coincidiendo con estos últimos, se utilizan los contrafuertes o estribos, que son fuertes pilares adosados al exterior de los muros.
Las Bóvedas de Arista
Junto a la bóveda de cañón, que suele cubrir la nave central, aparece también la bóveda de arista, generalmente en las naves laterales.
Estas bóvedas contrarrestan los empujes de la nave central, transmitiendo los empujes de esta hasta los potentes muros y contrafuertes.
La Bóveda de Cuarto de Cañón
Las tribunas, galerías altas sobre las naves laterales, son frecuentes en las iglesias de peregrinación con la finalidad de aumentar su capacidad. Las aberturas de estas sobre la nave central se denominan triforio, aunque generalmente se suele reservar este concepto para las estrechas falsas tribunas de las catedrales góticas.
Las bóvedas que cubren estas tribunas son de cuarto de cañón y tienen como función pasar los empujes de la cubierta central hasta el exterior.
Las Bóvedas de Cuarto de Esfera
Los ábsides y absidiolas se cubren con bóvedas de cuarto de esfera.
Las Cúpulas
En el espacio central del crucero suele disponerse una cúpula, sobre trompas si su base es octogonal o sobre pechinas si es circular.
Cuando el conjunto se alza al exterior en forma de torre se denomina cimborrio.
Escultura Románica: Carácter Decorativo y Finalidad Docente
La función de la escultura románica es decorar los templos, por este motivo está supeditada a la arquitectura y no se concibe como estatuaria exenta. En este sentido cumple la «ley del marco», teniéndose que adaptar las figuras a la estructura arquitectónica.
Por otra parte, su intención es comunicar un mensaje; los programas iconográficos son ilustraciones de sermones y de textos religiosos, teniendo cada escena su lugar predeterminado; por lo que hay que distinguir entre la escultura y el mensaje dirigido al pueblo, inculto y analfabeto, y el arte de los claustros de los monasterios, dirigido a los monjes ilustrados e iniciados en teología, capaces de interpretar la alegoría, el simbolismo y la intelectualización.
Por tanto, los dos campos principales en los que aparece la escultura románica serán:
Las portadas en el exterior, donde los temas hacen alusión generalmente al pecado, adquiriendo un mayor desarrollo en el tímpano, aunque también podemos encontrar decoración escultórica en las arquivoltas, adosada a las columnas de las jambas, en los capiteles de estas y en el parteluz;
Los capiteles de las columnas en los interiores, con temas también referentes al hombre vencido por el pecado o tentado por el diablo o temas evangélicos de carácter ilustrativo en las iglesias.
En los claustros de los monasterios encontramos los temas de tipo más intelectual.
Los Temas Iconográficos
En los Tímpanos de las Portadas
Aunque podemos encontrar otros, los dos temas más repetidos y más característicos del estilo son:
El Pantocrátor (Todopoderoso, Cristo en Majestad), según se narra en el Apocalipsis de San Juan, con el Tetramorfos (los símbolos de los Cuatro Evangelistas: San Mateo como un hombre o ángel, San Juan como un águila, San Marcos como un león y San Lucas como un toro), contemplados por los Veinticuatro Ancianos del Apocalipsis.
El Juicio Final, presidido por el Pantocrátor y el Tetramorfos, rodeados generalmente por los Veinticuatro Ancianos del Apocalipsis o los Doce Apóstoles y la Virgen, con ángeles tocando las trompetas que anuncian el Día del Juicio; a la derecha de Cristo se sitúa a los justos y a la izquierda a los condenados, con representaciones del infierno; es ahora cuando se inicia la representación antropomórfica del demonio, aunque a veces también aparece como un animal o un monstruo; asimismo, en ocasiones suele aparecer el Arcángel San Miguel, con una balanza para pesar las almas.
En los Capiteles de los Claustros
En los capiteles encontramos principalmente temas vegetales, animales (tanto reales como fantásticos o monstruosos) y figurados. Entre estos últimos podemos distinguir varias tipologías: los de decoración alegórica, aludiendo al pecado de forma intelectual; los más característicos del estilo románico, los capiteles historiados, en los que se narran escenas de carácter religioso, vidas de santos o mártires, y relatos bíblicos, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento; y, en ocasiones, otros con escenas de la vida cotidiana, caballeros feudales, etc.
La Escultura Exenta
La escultura exenta románica, salvo excepciones como el Descendimiento de San Juan de las Abadesas, se reduce a imágenes del Crucificado y de la Virgen con el Niño.
Características Generales de la Arquitectura Gótica
Las Dos Obsesiones de los Nuevos Constructores
La Verticalidad
La verticalidad, la elevación, la gran altura e increíble esbeltez de la arquitectura gótica, simboliza el deseo de ascensión hacia Dios.
La Luminosidad
Con las innovaciones arquitectónicas del Gótico, el muro pierde su papel estructural, siendo sustituido por las vidrieras, ya que el nuevo sistema constructivo concentra los empujes en puntos concretos, transformando a los muros en cubrimientos exteriores, no en soportes.
Principales Edificios
La Catedral
La catedral preside las ciudades, es su edificio más representativo y su núcleo, contrastando claramente con la iglesia rural o los monasterios del Románico.
La Planta
De tres o cinco naves, principalmente.
El crucero sobresale poco y está más centrado que en las catedrales románicas.
En la cabecera debemos distinguir entre el presbiterio y el coro, la girola (que ahora puede ser doble) y las capillas radiales, generalmente poligonales.
El Alzado
Destaca la gran altura de las naves, sobre todo la central, contrastando esta acentuación de las líneas verticales con la horizontalidad de la arquitectura románica.
El triforio sustituye a las verdaderas tribunas de las grandes iglesias de peregrinación románicas, estrecha galería abierta primero solamente al exterior, pronto lo hará también al interior con vidrieras.
El claristorio es un tercer cuerpo recubierto de grandes ventanales con vidrieras, subrayando junto con el triforio la obsesión gótica por la luminosidad.
Las torres, ahora de elevación desmesurada, se dividen en varios cuerpos y culminadas por un remate agudo y calado con tracería gótica llamado chapitel o aguja.
La Arquitectura Civil
La arquitectura civil gótica experimenta un notable desarrollo, sobre todo los palacios.
Principales Elementos Constructivos
El arco y la bóveda condicionan el resto de la obra en la arquitectura gótica.
El Arco Apuntado u Ojival
Con menor empuje lateral que el de medio punto, generalmente aparece decorado con tracería calada en los vanos, la denominada tracería gótica.
La Bóveda de Crucería, de Nervios u Ojival
Elemento principal del estilo, el que revoluciona la arquitectura y permitirá construir a alturas considerables.
Elementos
El esqueleto o nervios o arcos cruzados que desvían los empujes a cuatro puntos.
Los plementos o elementos con función de cobertura de la bóveda.
Tipos
Bóveda cuatripartita, de arista reforzada con nervios.
Bóveda sexpartita, la más común.
Bóveda octopartita.
Bóveda de terceletes, con nervios secundarios.
Bóveda estrellada, con estructura de nervios cada vez más complicada.
Bóveda de abanico, características del Gótico inglés, extremadamente recargadas.
El Pilar Baquetonado
Se trata de un pilar cuyos elementos se complican al multiplicarse los nervios de las bóvedas, ya que son su continuación; son, por tanto, semicolumnas muy estrechas, llamadas baquetones, adosadas al pilar.
Soportes para los Empujes Laterales
El pilar recoge los empujes verticales, pero no es suficiente, quedan los oblicuos.
El arbotante o botarel, que es una especie de arco exterior que tiene función decorativa pero sobre todo constructiva, al ser el encargado de recoger los empujes oblicuos y conducirlos hacia los contrafuertes.
El contrafuerte o estribo, en el Gótico está aislado, exento, no adosado al muro, es el encargado de trasladar los empujes del edificio al suelo.
El pináculo, aunque es un elemento principalmente decorativo que corona el contrafuerte, también tiene la función constructiva, al contribuir a contrarrestar los empujes laterales con su empuje vertical.
La Decoración
Los Temas
La tracería gótica, se trata de motivos decorativos geométricos que enmarcan o cierran los vanos, generalmente dominan las formas tremoladas, aunque podemos encontrar otras como las flamígeras, cuando asemejan llamas.
Los temas vegetales que ornamentan capiteles, frisos o arquivoltas ahora poseen un fuerte naturalismo.
Las representaciones animalísticas, también ahora de gran naturalismo, aunque siguen representándose seres fantásticos y bestias monstruosas.
La figura humana, que veremos en detalle al estudiar la escultura gótica, sigue idéntica línea naturalista.
Elementos donde se concentra
En los capiteles, aunque ahora pierden su importancia, sobre todo al ser sustituidas las columnas por los baquetones en las grandes catedrales.
En los retablos, evolución de los frontales de altar románicos, ahora se multiplican y desarrollan tras él con la finalidad de ser el marco apropiado donde se relatan las historias sagradas.
En las sillerías de los coros, soberbiamente talladas.
En los grandes vanos y las portadas, pudiéndose individualizar según sus tipos o sus diferentes elementos:
El tímpano, dividido en el Gótico en franjas horizontales con decoración narrativa, se distingue de los románicos, además, por ser apuntados.
Las arquivoltas, también ahora apuntadas; también se distinguen de las del Románico en que la decoración escultórica que las adorna se sitúa ahora longitudinalmente a ellas, en lugar de hacerlo verticalmente, de forma radial al semicírculo del tímpano.
Las jambas, también con esculturas-columna adosadas, pero ahora bajo unos doseletes muy característicos decorados con tracería gótica.
El parteluz, con esculturas también bajo dosel de tracería gótica.
Los gabletes o molduras triangulares con tracería, muy agudas para subrayar la verticalidad.
Los grandes ventanales cubiertos de vidrieras.
Los rosetones o grandes vidrieras circulares en la fachada principal y los brazos del crucero.
Características de la Escultura Gótica
Evolución Estilística y Características Generales
En el Gótico la escultura será un arte muy fecundo y en constante evolución desde el punto de vista estilístico:
A finales del siglo XII, fase de transición durante la que se aleja del hieratismo y la frontalidad del Románico.
En el siglo XIII se pone de moda un tipo alargado, de pliegues y ornamentos muy sencillos, rostro triangular, sonrisa estereotipada y de cierto amaneramiento.
En la segunda mitad del XIV, las figuras se alargan (canon esbelto) y se curvan finamente (ligera sinuosidad en el sentido flamígero comentado en la arquitectura), sus ropajes se pliegan en innumerables pliegues; es el denominado “estilo internacional”.
Por último, en el siglo XV, se experimenta una reacción frente a este arte amanerado y triunfan tipos macizos y pesados, de un mayor realismo.
Otras características:
Creciente naturalismo de las figuras, que se llenan de vida, pareciendo más humanas, con actitudes y gestos cada vez más realistas y expresivos, dejando traslucir sus emociones. Al final, las figuras aparecen con rasgos individualizados.
En las composiciones con varias figuras, estas se comunican entre sí.
Ahora es un arte narrativo, no simbolista.
La temática sigue siendo fundamentalmente religiosa.
La arquitectura no condiciona el valor plástico de la escultura.