Portada » Química » Atmósfera y Hidrosfera Terrestre: Composición, Estructura y Fenómenos Climáticos
La atmósfera es la capa gaseosa que rodea toda la Tierra. Está compuesta por gases y partículas en suspensión. Es imprescindible para los seres vivos porque proporciona oxígeno para la respiración, dióxido de carbono para la fotosíntesis, filtra la radiación ultravioleta y regula la temperatura del planeta gracias al efecto invernadero.
Se formó hace 4600 millones de años a partir de los gases liberados por los choques de planetesimales y la actividad volcánica. Esta atmósfera primitiva contenía vapor de agua, nitrógeno, óxidos de carbono, metano, etc. Al enfriarse la Tierra, el vapor se condensó y formó los océanos. Más tarde, gracias a los organismos fotosintéticos, aumentó el oxígeno y disminuyó el dióxido de carbono.
Está formada principalmente por nitrógeno (78%) y oxígeno (21%), además de argón, vapor de agua, ozono, dióxido de carbono (0,038%) y otros gases nobles. El nitrógeno aporta estabilidad. Las partículas en suspensión incluyen polvo, polen y contaminantes. La densidad del aire disminuye con la altitud y la mayor parte del aire se concentra en las capas bajas por la gravedad.
La atmósfera está dividida en cinco capas según sus características físicas:
Troposfera: hasta 12 km. Donde se desarrolla la vida y los fenómenos meteorológicos. Contiene entre el 80 y 90 % de los gases. La temperatura baja con la altitud.
Estratosfera: de 12 a 50 km. Aumenta la temperatura con la altitud. En ella se encuentra la capa de ozono, que filtra los rayos ultravioleta. Su deterioro se conoce como agujero de la capa de ozono.
Mesosfera: de 50 a 80 km. Temperaturas de hasta -100 ºC. En ella se desintegran los meteoritos.
Termosfera: de 80 a 500 km. Alta temperatura (hasta 1200 ºC), se producen auroras polares y se reflejan las ondas de radio.
Exosfera: desde los 500 km hasta el espacio exterior. Contiene muy pocos gases y es donde orbitan los satélites artificiales.
La contaminación atmosférica es la alteración de la composición o estado del aire, ya sea energética, de partículas o de compuestos nocivos para los seres vivos y el entorno. Puede ser natural (volcanes, incendios) o antrópica (causada por el ser humano). Hay contaminación física (ruido, radiaciones) y química (industria, transporte).
Problemas de salud.
Daño a los ecosistemas.
Lluvia ácida (escala regional).
Cambio climático y destrucción de la capa de ozono (escala planetaria).
Los gases como CO₂ o metano, procedentes de la actividad humana, aumentan este efecto. También influye la deforestación. Esto provoca el calentamiento global, alteraciones en el clima, el nivel del mar y el deshielo.
Los gases provenientes de combustibles fósiles como los óxidos de azufre y de nitrógeno reaccionan con el agua de la atmósfera y forman la lluvia ácida.
Se debe a los CFC (clorofluorocarbonos) de aerosoles, disolventes y fertilizantes. Su uso fue prohibido y la capa se está recuperando.
La hidrosfera es el conjunto de aguas de la Tierra: océanos, mares, ríos, lagos, aguas subterráneas, glaciares y casquetes polares. La mayor parte del agua está en estado líquido gracias a la atmósfera y a la distancia al Sol, lo que permite la vida.
Al enfriarse la Tierra, el vapor de agua se condensó y formó los océanos hace unos 4000 millones de años. El agua puede encontrarse en estado líquido, sólido y gaseoso.
El 70-75 % de la superficie terrestre está cubierta por agua líquida, pero no toda es accesible. Solo el 3 % es agua dulce: de ella, el 68 % está en glaciares, el 30 % en aguas subterráneas y solo una pequeña parte es superficial o atmosférica.
El agua salada contiene 35-40 g de sales por litro, principalmente cloruro sódico. Aunque no es potable, los océanos son importantes por ser hábitat de especies, regular el clima, permitir navegación y turismo.
El ciclo hidrológico es el conjunto de procesos por los que el agua cambia de estado y circula entre atmósfera y superficie terrestre (incluidas las aguas subterráneas). La energía que impulsa estos procesos es solar junto con la fuerza gravitatoria.
Formada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. Se unen entre sí con puentes de hidrógeno, lo que permite que esté mayoritariamente en estado líquido.
Sublimación: sólido a gas.
Sublimación inversa: gas a sólido.
Solidificación: líquido a sólido.
Fusión: sólido a líquido.
Condensación: gas a líquido.
Vaporización: líquido a gas.
El agua hierve a 100 ºC y se funde a 0 ºC. La evaporación ocurre solo en la superficie y a distintas temperaturas.
Polaridad: permite reaccionar con moléculas cargadas.
Alta capacidad calorífica: regula la temperatura, como en el caso del sudor.
Disolvente universal: facilita procesos químicos y metabólicos.
Cohesión: las moléculas se unen, aumentando la tensión superficial.
Adhesión: se adhiere a otras superficies, lo que permite la capilaridad (como en las plantas).
Variación anómala del volumen: el hielo flota porque su densidad es menor que la del agua líquida.
Conductividad eléctrica: el agua pura no conduce electricidad, pero el agua con sales sí, como ocurre en las neuronas o la reanimación cardíaca.