Portada » Lenguas extranjeras » Fundamentos del Psicoanálisis: Principios Clave de Sigmund Freud
La experiencia reprimida no es una idea o un recuerdo; está cargada de emoción y deseos. El deseo es esencialmente impulsivo y tiende a manifestarse. El contenido reprimido no es inerte; continúa actuando de forma inconsciente, determinando los trastornos de la conducta.
El psicoanálisis describe un inconsciente activo e impulsivo y la lucha entre un yo consciente y el deseo inconsciente. La enfermedad psíquica se comprende como un juego de fuerzas psíquicas (proceso psicodinámico energético) en la defensa contra representaciones intolerables. En este proceso, se separa la representación de su carga afectiva, es decir, de los sentimientos y estados de ánimo que la acompañan (disociación).
En 1926, Freud define la represión como una forma de defensa.
Breuer y Freud trabajaron inicialmente con la hipnosis para acceder a los procesos inconscientes patológicos. Al despertar, el paciente no recordaba lo ocurrido en el estado inconsciente. La hipnosis fue sustituida porque:
Con esta técnica se trabajaba desde el inconsciente de los pacientes.
La nueva técnica consiste en trabajar desde el estado consciente. El paciente habla de lo que se le ocurra, aunque lo considere tonto, sin interés o ilógico, hasta que llega un momento en que dice no poder hablar más. Las ocurrencias no son casuales, sino que están determinadas por motivaciones inconscientes y a ellas conducen.
Esto significa que hay algo inconsciente que no logra llegar a los estados conscientes, y es ahí donde el terapeuta debe intervenir para derribar la barrera e indagar el inconsciente reprimido. El paciente debe ser capaz de dirigir su vida consciente y racionalmente si está dispuesto a elaborar los conflictos que lo constituyen, no para que desaparezcan, sino para darles el rumbo que elige.
La vida psíquica de los seres humanos comprende dos partes principales:
Entre lo consciente y lo inconsciente se encuentra lo preconsciente, que tiene acceso a la conciencia sin dificultad mediante el recuerdo.
Reconoce tres instancias:
a) Frente al mundo exterior: Aprende a conocer estímulos, acumula experiencia en la memoria, evita por la fuga aquellos estímulos demasiado intensos, enfrenta por adaptación los estímulos moderados y, finalmente, aprende a modificar el mundo exterior adecuándolo a su propia conveniencia.
b) Frente al Ello: Conquista el dominio sobre las exigencias de los instintos, decidiendo si han de tener acceso a la satisfacción (aplazándola para momentos y circunstancias más favorables del mundo exterior) o suprimiendo totalmente las excitaciones instintivas. Posee mecanismos defensivos:
En la teoría psicoanalítica, la palabra “sexualidad” no designa lo que comúnmente se comprende. Los postulados principales son:
Según Freud, el sueño es la satisfacción enmascarada de los deseos reprimidos durante la vigilia.
Los deseos reprimidos tienen una oportunidad de expresarse cuando el sueño relaja la vigilancia del “censor”. Pero incluso con el yo dormido y la censura relajada, los deseos reprimidos no se atreven a manifestarse abiertamente. Si fueran francamente sexuales, el durmiente se despertaría asustado, como ocurre cuando el significado de un sueño se hace peligrosamente claro. Por tanto, los deseos prohibidos se disfrazan y así se introducen en la conciencia.
La “elaboración onírica” es el proceso que hace surgir el contenido manifiesto a partir de las ideas latentes. Las personas, objetos y sucesos que figuran en el contenido manifiesto del sueño son símbolos que representan deseos y temores inconscientes. El simbolismo no es la única forma de elaboración onírica mediante las cuales se expresan las leyes de los procesos inconscientes (proceso primario).
Está íntimamente relacionado con el principio de placer, principio que regula los procesos anímicos inconscientes. Implica la tendencia a la consecución del placer.
Está estrechamente vinculado al principio de realidad. Ambos principios regulan la vida psíquica.
El principio de realidad sucede genéticamente al del placer y lo modifica en la medida que logra su imposición como principio regulador. La búsqueda de satisfacción ya no se efectúa por las vías más cortas, sino que aplaza sus resultados atendiendo a las condiciones y exigencias impuestas por el mundo exterior.
“El yo sometido al principio del placer no puede hacer más que desear, eludir el displacer; el yo regido por el principio de la realidad, no necesita hacer más que tender a lo útil y asegurarse contra todo posible daño.” (Freud)
