Portada » Educación Artística » La Danza Escénica: Contrastes entre Le Sacre du printemps y el Ballet Cortesano (Siglos XVII-XX)
La obra, un hito en la historia de la música y la danza, es el ballet titulado Le sacre du printemps (La consagración de la primavera) con música de Igor Stravinsky. Fue compuesta por encargo de Diaghilev (director de los Ballets Rusos), quien sugirió la idea a Stravinsky.
La coreografía de aquella primera representación fue del mítico bailarín Vaslav Nijinsky. Es, hoy en día, una obra muy habitual en el repertorio de ballet y ha tenido muy diferentes coreografías y producciones.
El estreno, en París, en mayo de 1913, fue uno de los escándalos más célebres de la historia de la música, aunque las siguientes representaciones fueron más favorables. La obra no gustó por la brutalidad del tema, la violencia rítmica y las inusuales posturas de los bailarines, extrañamente agresivas.
El ballet está compuesto por 11 cuadros o secciones agrupadas en dos partes. La primera sección es una introducción instrumental y las otras diez son coreografiadas. Cada una de las secciones o cuadros es una escena independiente que sigue una sucesión de coreografías. Pretende representar una serie de ritos paganos rusos, pero no hay un argumento ni una acción continuada.
El fragmento escogido para esta audición es el primer cuadro de baile, que viene precedido por la introducción instrumental. Es el fragmento más conocido y representativo de la obra.
Stravinsky utiliza una orquesta sinfónica completa. La orquestación es brillante y de grandes dimensiones. Utiliza una sección completa de los instrumentos de viento madera y viento metal, así como un gran número de instrumentos de percusión, algo muy novedoso en su momento.
Es el primer número bailado de la obra. En este fragmento, entra una anciana que conoce el misterio de la naturaleza y prevé el porvenir. Unas doncellas con el rostro pintado vienen y, juntas, bailan la danza de la primavera.
Musicalmente, es una de las secciones más características de la obra. Tiene un carácter rítmico de danza salvaje y estremecedora.
Se divide en dos partes:
Melodía: No hay melodías perfectamente elaboradas, sino pequeñas fórmulas melódicas que se repiten o se van transformando.
Armonía: Una característica de Stravinsky, que se ve en esta obra, es el uso de acordes que son ambiguos desde un punto de vista armónico. Por ejemplo, los acordes del ostinato de la segunda parte son a la vez un acorde de Mi mayor y uno de Mi bemol mayor. Esta armonía tan fuera del sistema tonal es uno de los rasgos de la música del siglo XX.
Ritmo: Es uno de los aspectos más importantes. Las piezas escuchadas tienen un gran carácter rítmico. Utiliza un gran número de elementos rítmicos como síncopas, acentos desplazados, ostinatos, etc. Además, utiliza esquemas rítmicos irregulares que va alternando con otros esquemas regulares. Este uso tan original de los elementos rítmicos es parte de la personalidad de esta obra.
Le sacre du printemps es la obra más conocida y más grabada de Stravinsky. Musicalmente, la mayor dificultad de esta obra es su complejidad rítmica y tímbrica, y la orquesta que la interpreta debe mantener el carácter feroz y agresivo de la música. Pero, por otro lado, como en todo ballet, el director debe estar bien atento también a los bailarines para sincronizar perfectamente a la orquesta con la coreografía.
Un aspecto muy importante en la danza contemporánea es la posibilidad de crear coreografías completamente nuevas de estas obras. Esto es labor del coreógrafo, una figura que tiene hoy en día una gran importancia artística y creativa.
El Renacimiento trajo una nueva actitud hacia el cuerpo, las artes y la danza. Las cortes de las ciudades-estado italianas y la corte francesa se convirtieron en centros de innovación y evolución gracias a los mecenazgos, a los maestros de danza y a los músicos, que crearon grandes danzas a escala social, permitiendo la proliferación de celebraciones y festividades.
Al mismo tiempo, la danza se convirtió en objeto de estudio, sobre todo por parte de un grupo de intelectuales autodenominados La Pléyade, que trabajó para recuperar el teatro de los antiguos griegos, combinando la música y la danza. Podemos establecer cierto paralelismo entre La Pléyade con la danza y la Camerata Fiorentina con la ópera.
Poco a poco, este arte se volvió cada vez más complejo hasta exigir la presencia de maestros para poder realizarlo. Esto también propició el cambio de espacios para su ejecución. En la corte, la danza pasó de realizarse entre los espectadores sin un espacio específico, a interpretarse frente al público, dando lugar a un nuevo espectáculo escénico. Al establecerse esta diferencia, el danzante se enfocó en el desarrollo de los pasos y la composición coreográfica, es decir, al reparto del espacio organizado.
La influencia de todos estos aspectos que se desarrollaron en Italia y se introdujeron en la corte francesa dieron origen al ballet de cour (o ballet cortesano), que se basaba en una temática mitológica o alegórica.
El ballet de cour alcanzó su apogeo en el Barroco, en el siglo XVII. El rey de Francia autorizó el establecimiento de la primera Real Academia de Danza, bajo la dirección de Beauchamp, quien codificó:
Beauchamp definió la terminología académica de la danza de escuela y colaboró con Lully (músico) y Molière (literato) en un gran número de montajes escénicos. A partir de la fundación de La Real Academia de Danza, los maestros franceses tuvieron un cuerpo de baile estable de profesionales. De este modo, el ballet de cour se convirtió en un ballet teatral.
La estructura de este ballet de corte del siglo XVII era idéntica a la de una obra dramática, con un planteamiento, nudo y desenlace. El espectáculo se desarrollaba de la siguiente manera:
El espectáculo iba acompañado de una puesta en escena y decorados fastuosos.
Con frecuencia, el espectáculo era bailado por los miembros de la familia real, los cortesanos y algunos bailarines profesionales. En el curso de las diversas entrées, los intérpretes van bailando por turno. La última entrée es interpretada por todo el cuerpo de bailarines.
